La producción de soya sigue estancada en Cuba, que debe importar la mayor parte de la leguminosa que consume, constató una reunión del presidente Díaz-Canel con productores y científicos, que apostaron por conseguir sembrar cien mil hectáreas en los próximos cinco años.
El Doctor Rodobaldo Ortiz Pérez, del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) aseguró que la producción de soya está limitada porque solo la plantan pequeños y medianos productores y la empresa Cubasoy, que ha logrado sembrar más de 2 000 hectáreas al año, pero no ofreció datos de producción.
Entre 2014 y 2018, Cuba pagó más de 1 400 millones de dólares por la compra de componentes de la soya, que supuso el mayor gasto en importaciones para alimento animal, según datos de la agencia ACN, que no aclara si el importe gastado es anual o la suma de los cuatro años.
El gobierno cubano prevé la siembra de cien mil hectáreas anuales, en cinco años, que permitiría cubrir el cien por ciento del aceite comestible que se consume y alrededor del 25 por ciento de lo necesario para elaborar pienso animal; meta que exigirá la construcción de pequeñas plantas beneficiadoras de granos y extractoras, para la producción local de concentrados para animales y aceite crudo para la población, y el manejo adecuado de semillas y fertilizantes para combatir las plagas, dijeron especialistas que asistieron a la reunión presidencial.
Evelio García Sánchez, campesino productor de soya, vinculado a la empresa de granos de Holguín, fue rotundo: “Sin soya no hay pienso de calidad", afirmación que provocó una interrogante lanzada por Díaz-Canel: ¿Cómo teniendo productores cómo él —de experiencia larga y fructífera—, el cultivo de soya no se haya extendido más en el país?
La soya tiene un alto contenido proteico y de aceite, se puede cultivar en diferentes épocas, según variedades, el ciclo de cultivo es de 80 a 120 días, y se puede utilizar en sistemas de rotación con arroz, tabaco, maíz, caña, papa y otros, y se obtienen de 1,5 a 3,5 toneladas de granos por hectárea y, con la la aplicación de técnicas específicas, se puede ahorrar hasta el cien por ciento de nitrógeno que necesitan producciones posteriores, según los especialistas.
El cultivo de soya fue introducido en Cuba por el fallecido Fidel Castro Ruz, durante la crisis económica de los años 90 del siglo pasado, y fue presentada como una novedosa y rica fuente de proteína vegetal, con producción de aceite comestible y como materia prima de pienso animal, que sería usada en la ceba de cerdos; pero aquellos planes no deben haber fructificado, siguiendo el criterio de los participantes en la reunión con el presidente.
En 2008, Cuba anunció que una nueva variedad de soya, que denominó INCASoy-36, obtenida a partir de la irradiación de semillas de la variedad INCASoy-15 con dosis de 240 Gy de rayos gamma 60 Co.
La INCASoy-36 soporta siembras de verano e invierno y puede utilizarse en primavera, tolera las principales plagas y enfermedades y, en especial, resiste el ataque del nematodos Meloidogyne incognita y posee capacidad para garantizar altas producciones con bajos insumos, por lo que resulta factible para la agricultura cubana, dijeron entonces sus promotores, pero no existen datos recientes de su cultivo y rendimiento.
En la reunión, que fue conducida por la vicepremier Inés Chapman, participaron también el vicepresidente Salvador Valdés Mesa, el primer ministro Manuel Marrero Cruz y Jorge Luis Tapia Fonseca, vicetitular del Consejo de Ministros.
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