Denis Solís es un joven rapero y activista cubano que, como muchos otros de sus compatriotas en la Isla, hoy paga el precio de sus ideas políticas, contrarias a las que dicta la vista unidireccional del castrismo y sus órganos ideológicos y represivos.
En sus redes sociales, Solís, nacido en 1988, se manifiesta como un fiel seguidor del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a quien llama “mi presidente”, lo cual evidencia que no reconoce un líder en el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel.
Antes de ser arrestado el pasado 9 de noviembre, se enfrenta a un oficial de la policía en La Habana Vieja, donde reside. Entre otras cosas, le dice que no tiene derecho a entrar en su vivienda y hostigarlo. En unos minutos, el oficial se retira y poco después sucedería el arresto y la condena que hoy mueven a varios activistas en la capital.
“Usted es un penco (cobarde) envuelto en uniforme”, le espetó el activista al agente.
El Tribunal Provincial de La Habana confirmó recientemente la condena a 8 meses de privación de libertad para Solís, un joven que por estos días levanta interrogantes luego de ser enviado a prisión por un presunto delito de “desacato”.
Poco antes, el artista Luis Manuel Otero Alcántara y la curadora Anamely Ramos presentaron un recurso de Habeas Corpus por la liberación de Solís en el Tribunal Provincial de la Habana, pero aparentemente fue desestimando.
Ramos describe al activista como un muchacho "tranquilo" y "serio", algo que confirmó su primo: “Denis es una persona tranquila, pero el Policía cometió el delito de entrar a la casa [sin autorización]” dijo.
La página en Facebook del Museo de la Disidencia en Cuba, un proyecto que lidera Otero Alcántara, recuerda que, en 2018, “se realizaron distintas acciones legales y artísticas con el objetivo de derogar ese Decreto que afectaba a la libertad de expresión y a los derechos culturales”, refiriéndose al polémico Decreto 349, una herramienta legal que, en su esencia, sirve para censurar la creación artística y la libertad de expresión en la Isla.
El 15 de agosto se hizo un concierto del que Solís formó parte. “Un artista y activista tímido sobre el escenario, pero con mucha luz y esperanza en sus canciones”, así lo caracteriza la citada página.
Un tío del activista refirió que la madre del joven murió por una negligencia médica cuando él tenía 12 años y que su sobrino no era una persona violenta, a pesar de las palabras que había proferido contra el oficial en las circunstancias que fueron.
“Basta ya de tanto abuso, de acoso en esta casa, a la cual han entrado sin permiso, sin papeles a hostigar aquí a mi familia… Está bueno ya de abuso”, dijo en un video difundido desde la página del rapero Maykel Osorbo, otro de los que ha estado activamente abogando por la libertad de Solís.
Antes de integrar el Movimiento San Isidro, Solís ya había sido activista, miembro de la organización opositora Cuba Independiente y Democrática (CID). También había estado detenido dos meses, a causa de su pensamiento político, en la prisión de Valle Grande, luego de manifestarse en la calle con un cartel porque le habían decomisado su bicitaxi.
“Desayunábamos chocolatín y un pedazo de pan que se te quedaba pegado en los dientes. (...) Si me encierran de nuevo, a morirse. No tengo miedo. Si tengo que ir de nuevo, voy, y si tienen que matarme, también me sirve”, relató sobre aquella experiencia en la cárcel.
En su historia familiar, se conoce poco de la figura paterna, Ángel Manuel Solís Torres, quien abandonó Cuba en agosto de 1994, durante la Crisis de los Balseros, y nunca más se tuvieron noticias suyas.
Anamely Ramos señaló también que Solís tiene creencias cristianas. El Movimiento San Isidro demanda su libertad inmediata. Con insistencia lo han hecho. Sus miembros han pernoctado a la intemperie frente a la estación de policía de Cuba y Chacón, adonde el activista fue retenido, en un comienzo. También han leído poesía en la calle, usando este género como “espada”. Todo de manera pacífica. En respuesta, han sido detenidos y hostigados constantemente. El totalitarismo, una vez más, ha hecho oídos sordos. Los propios integrantes del MSI compararon al poder con una “bestia ciega”.
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