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Una madre cubana confesó en redes sociales la tristeza, la decepción y el bochorno que siente al llegar a su casa y no poder explicar a su hija por qué vuelve con las manos vacías de los mercados.
“Está bien que cambie la perspectiva económica en Cuba, pero ¿a qué precio? ¿Qué le digo cuando (como ayer) me pregunta: "Mamá y ahora ¿cómo no podemos comprar en la tienda...? ¿Somos pobres?” se cuestionó Yunet Alfonso ante la mirada de su hija.
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“¡Que me digan qué le respondo porque a mí me dio risa, una especie de risa nerviosa, con decepción, con bochorno, lástima y ganas de gritar!”, confesó indignada en la red social Facebook esta madre cubana.
Yunet narra en su mensaje que ha criado a su hija con el lema "todos somos diferentes" y así consigue que la pequeña aprenda el valor de la diversidad y del respeto a los criterios y gustos de los otros.
“Así logro que comprenda por qué hay mujeres calvas, hombres con aretes, negros con blancos, parejas homosexuales, niñas con pistolas, hombres en ballet... Y logro que aprenda con su corta edad a respetar los gustos, o las creencias de cada quien, porque un día ella saldrá de mi casa a enfrentarse al mundo, porque un día yo no estaré” comenta esta madre en su mensaje y confiesa, además, lo que no consigue explicar.
“Lo que no logro explicarle a mi hija es por qué en un país en el que se llenan la boca diciendo que todos somos iguales, cada vez que salgo a la calle llego con las manos vacías, o con unas galletas raras que sustituyen las que antiguamente su papá y yo le comprábamos en cualquier tienda”, comentó Yunet.
En mayo otra madre cubana denunció la terrible situación que vive para alimentar a su hijo de 11 meses. Claudia Borrego, residente en La Lisa, aseguró indignada que en Cuba “no hay nada”. La joven de 21 años reveló que padece una enfermedad en la piel llamada psoriasis que se provoca entre otras razones por un fuerte estrés y tampoco hay medicamentos en la isla para su tratamiento.
Los cubanos atraviesan un período de dura crisis económica, similar al Período Especial, que poco tiene de “coyuntural” y que afecta la venta de productos de primera necesidad en el ámbito de la alimentación, la higiene personal y los medicamentos, tres aspectos esenciales en la calidad de vida.
El Estado tiene desabastecidas las tiendas en moneda nacional y en CUC y concentra sus insumos para la venta en MLC, pero no todas las personas reciben remesas desde el exterior o poseen dólares en la isla.
Esto agrava las diferencias entre cubanos y lo sufren especialmente los niños, pues yogures, confituras y otros alimentos que se consumen mayoritariamente en estas edades ya no se pueden adquirir ni en moneda nacional ni en CUC. Tampoco hay frutas, ni cárnicos, ni alternativas para llevar una dieta equilibrada y saludable.
Recientemente una publicación del periódico de Guantánamo Venceremos despertó la polémica en redes sociales, por la petición de cambiar las confituras de lugar en una tienda en MLC, para que los niños no las vean desde la calle.
El cambio de posición de la mercancía no es una solución al conflicto. Sin embargo, fue la única respuesta del Estado.
La empresa CIMEX se vanaglorió hace unas semanas de cuán surtidas están las tiendas en MLC. La reacción de los cubanos en las redes sociales no tardó en llegar, con profundas críticas a esta medida.
Las tiendas abiertas en todo el país para la recaudación de divisas generan malestar en la población y agudizan la profunda decepción con la gestión económica y política del gobierno cubano que durante décadas no ha hecho más que jugar con el dinero del pueblo, destruir el sistema productivo, acabar con el comercio y hundir cada vez más al país en la ruina, igualando a todos los ciudadanos, en el umbral de la pobreza.
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