La vacuna que la multinacional Janssen investiga como tratamiento para el COVID-19 comenzará a ser probada en unos 60 mil voluntarios en Estados Unidos.
Esta prueba a gran escala es parte de la tercera fase de ensayos clínicos que se lleva a cabo para determinar la efectividad del tratamiento en una dosis única contra los síntomas del coronavirus, explicó el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Estados Unidos, citado por la agencia EFE.
La investigación y ensayos clínicos de esta vacuna son liderados por la empresa belga Janssen, de la multinacional estadounidense Johnson & Johnson.
El director del NIAID apuntó que es probable que se requieran varios tipos de vacunas para atender la demanda mundial y subrayó que el candidato que prueba Janssen ha demostrado ser un fármaco prometedor.
Esta vacuna es un vector recombinante que utiliza un adenovirus humano (el virus responsable del resfriado común) para expresar la proteína del SARS-CoV-2 en las células. Este vector se ha modificado para que ya no se pueda replicar en humanos y causar enfermedad.
La "candidata a vacuna" contra el SARS-CoV-2 indujo respuestas de anticuerpos neutralizantes en macacos y proporcionó una protección completa o casi completa contra la infección por virus en los pulmones y la nariz, según se publicó recientemente en la revista Nature.
Esta tercera fase de ensayos clínicos es parte de un proceso por el que deben pasar todas las vacunas antes de ser usadas de manera masiva en la población.
Primeramente se aplican en animales y si dan resultados positivos se pasa a la fase uno, donde pequeños grupos de voluntarios sanos reciben el tratamiento: Si todo marcha bien se amplía el número de pruebas en una segunda fase hasta que se llega a la tercera, que permitirá conocer todos los detalles del tratamiento y de ahí su producción a gran escala.
A inicios de septiembre trascendió que fue necesario suspender los ensayos con la vacuna que impulsaban la Universidad de Oxford y el fabricante de medicamentos AstraZeneca debido a las reacciones adversas que mostró un voluntario justo en la tercera fase.
“Generalmente, cuando ocurren estos eventos, los ensayos se pausan, se recopilan los datos y una junta de seguridad y monitoreo de datos independiente revisa los detalles para tomar una decisión si reanudar el ensayo o alterarlo de alguna manera”, precisó Gregory Poland, experto en enfermedades infecciosas y director del grupo de investigación de vacunas de una clínica de Minnesota.
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