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Rusia espera registrar una segunda vacuna contra el coronavirus de aquí al 15 de octubre, según dio a conocer este martes la agencia de noticias TASS, citando a Rospotrebnadzor, regulador de la seguridad del consumo ruso.
Denominada EpiVacCorona, la vacuna fue desarrollada por el Instituto Vector, de Siberia, comenzó la fase II de pruebas en agosto, y completó a inicios de septiembre las primeras pruebas de la vacuna en humanos, con 100 voluntarios. Actualmente está en fase de registro, antes de iniciar la etapa 3 de investigaciones clínicas.
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El presidente ruso, Vladimir Putin, reiteró este miércoles durante su reunión con senadores rusos en el Kremlin el próximo registro de una nueva vacuna. Putin también destacó otros logros del sistema de salud en la lucha contra el coronavirus.
“Ya se han construido y puesto en funcionamiento nuevos centros médicos que están listos para funcionar como modernas instalaciones de internación infecciosa, se ha creado la reserva de productos farmacéuticos y equipos de protección, nuestros científicos se convirtieron en los primeros a nivel mundial en desarrollar una vacuna capaz de proteger contra el coronavirus", enumeró el presidente citado por TASS.
Especialistas de Vector han explicado que la fórmula de la nueva vacuna posee un bajo riesgo porque no contiene el virus vivo, sino que crea la inmunidad mediante el uso de péptidos sintetizados artificialmente.
Rusia registró en agosto su primera vacuna -Sputnik V- desarrollada por el Instituto Gamaleya, de Moscú. Los ensayos de la etapa tardía, que involucran al menos a 40.000 personas, están en curso. De momento, el Ministerio de Salud ruso no ha dicho cuántas personas han recibido las dosis.
La aprobación en Rusia sucedió antes de que se hicieran las pruebas de la vacuna en ensayos de etapa final que comprobaran su capacidad para combatir la enfermedad y que no generara efectos secundarios.
Ello generó polémica en el mundo científico y ha sido considerado un gesto político por parte de Putin para proclamar su victoria en la carrera global por encontrar una vacuna contra el coronavirus.
Moscú confía tanto en su primera vacuna contra el COVID-19 que asumirá parte de la responsabilidad legal en caso de que algo salga mal, en lugar de exigir a los compradores que asuman todo el riesgo, según declaró a la agencia Reuters el jefe del fondo estatal que financia el proyecto.
Esa decisión deja a los fabricantes de la vacuna, respaldados por el Estado, expuestos a demandas de compensación potencialmente costosas, en caso de que se produzca un efecto secundario inesperado.
En el caso de la primera vacuna rusa, los impulsores de la Sputnik-V rusa ven la responsabilidad como un campo de batalla clave en su objetivo de captar cuota de mercado.
“Rusia tiene tanta confianza en su vacuna que no pide una indemnización completa y este es un factor diferenciador importante en comparación con cualquier vacuna occidental”, apuntó Kirill Dmitriev, jefe del Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), el fondo soberano del Estado que respalda la vacuna.
Los voluntarios para probar las vacunas rusas no reciben remuneración pero tienen un seguro de 26.400 dólares en caso de muerte.
Rusia ha puesto en juego su reputación científica aprobando la vacuna para uso doméstico antes incluso de llevar a cabo test a gran escala, convirtiéndose así en el primer país en conceder la licencia de una vacuna contra el coronavirus.
Estados Unidos, Rusia y China aceleran sus procedimientos con la esperanza de contar con una vacuna antes de fin de año, pero los especialistas alertan del riesgo de precipitarse y de saltarse etapas indispensables.
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