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Los cubanos residentes en La Habana que no respeten la distancia social de un metro en las colas serán sancionados desde este lunes con multas de hasta 2000 pesos, informaron las autoridades.
El coordinador de Fiscalización, Control e Higiene del gobierno de La Habana, Orestes Llanes, afirmó a la Agencia Cubana de Noticias que se decidió extender el combate contra coleros y revendedores a la población en general en los establecimientos de venta.
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Como parte de esta medida se impondrán multas de 2000 pesos a quienes no guarden más de un metro de distanciamiento respecto a otra persona en las colas para adquirir alimentos y productos de primera necesidad.
Además, es obligatorio el uso "de manera correcta" de las mascarillas en todos los espacios públicos, en los vehículos y en los centros de producción y servicios, con independencia de la actividad que se realice (incluyendo trabajos pesados), advirtió el funcionario.
Nadie está exento del uso del nasobuco, este será obligatorio incluso para constructores y estibadores, quienes habían pedido no utilizarlo mientras trabajan porque resulta molesto, aclaró.
"Estamos ante un virus que no tiene distinciones al atacar a todo ser humano y que este a su vez infecte a otros", dijo al respecto Llanes.
El reporte afirma que la medida forma parte de las acciones adoptadas por el Consejo de Defensa Provincial para frenar el contagio de COVID-19 en el territorio, el más afectado por la pandemia en la isla.
Desde el pasado 1 de septiembre el gobierno cubano implementa un toque de queda y otras medidas para limitar la movilidad de personas y vehículos en la ciudad.
Bajo estas restricciones ya se han impuesto 3457 multas, muchas de las cuales han sido criticadas por la población del país, que las considera abusivas. Por ejemplo, en la primera semana de septiembre el gobierno de La Habana impuso 1872 de ellas por violar las regulaciones frente a la pandemia, y recaudó un total de 3 792 000 pesos.
Del total, 207 multas ascienden a 3000 pesos y el resto a 2000, dijo Llanes.
Muchas son por uso incorrecto de la mascarilla y al menos 64 de esas sanciones fueron aplicadas a directivos de instalaciones estatales, por no acatar las medidas higiénico-administrativos de centros o locales que no cerraron en el horario establecido.
Por ingerir bebidas alcohólicas en lugares públicos se impusieron 24 multas, y 26 a personas que se encontraban en la calle en el horario del toque de queda, entre las 7:00 pm y las 5:00 am.
Por su parte, la Policía retiró 35 chapas o matrículas y documentos de circulación a conductores de vehículos que no portaban el autorizo correspondiente, o transitaban fuera del horario permitido.
Aunque la población cubana ha estado ansiosa por volver a la normalidad y transitar a una etapa pos-COVID, muchas medidas como las multas parecen descabelladas para la mayoría de los residentes del país, donde el salario medio no sobrepasa los $30 dólares mensuales.
Varias fotos enviadas a la redacción de CiberCuba revelaron que detrás de las brigadas de anticoleros y organizadores de las colas para comprar comida estaban los agentes de la Policía vestidos de civil, que van armados con pistolas y esposas.
En medio de la grave escasez de alimentos y otros productos de primera necesidad que padece la población, para el gobierno se ha vuelto un reto controlar el malestar del pueblo, las aglomeraciones y la posibilidad de un estallido social, por lo cual algunos barrios "marginales" permanecen custodiados por fuerzas de la policía y las tropas militares élites, conocidos como boinas negras, con el pretexto de "hacer cumplir" las medidas de aislamiento.
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