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El mandatario cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez pidió "arreciar" las medidas en la capital para controlar al nuevo coronavirus y evitar su propagación.
“Ya no estamos en tiempo de hacer más convocatorias. Ya a la gente le hemos pedido toda la responsabilidad social necesaria, le hemos dado todos los argumentos”, dijo el dirigente comunista durante una reunión del Grupo Temporal de Trabajo para el control de la epidemia.
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Díaz-Canel amenazó con “actuar duramente contra aquellas personas que se quitan el nasobuco y que se oponen a las medidas que se han aplicado", acusándolas de irresponsables porque "están contaminando, contagiando y poniendo en riesgo al resto de la población”.
La capital, con los datos de este martes, acumula un total de 2.247 enfermos de COVID-19, según las estadísticas del Ministerio de Salud Pública. Hasta el momento es el territorio con mayor cantidad de casos positivos en toda la isla, y los últimos días han puesto en alerta a las autoridades gubernamentales por lo brotes y eventos de transmisión local existentes.
El más reciente fue en el centro psicopedagógico La Castellana, en el municipio Arroyo Naranjo, donde se han detectado más de 15 casos, incluidos pacientes y trabajadores. Los que son asintomáticos se encuentran hospitalizados en el hospital Julio Trigo, informó este lunes el ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda.
Aunque las autoridades de la isla insisten en culpar a la población de ser los principales del incremento de casos de coronavirus en La Habana, expertos en salud y otras ramas insisten en que el problema está dado también por la situación socioeconómica que se vive en el país.
Las largas horas sometidos a unas colas interminables donde no se puede respetar el distanciamiento social, la escasez de productos de aseo e higiene así como la baja percepción de riesgo, fundamentada por el discurso triunfalista del oficialismo, son algunos de los factores que inciden en que hoy tengamos estas cifras, dijo a CiberCuba un profesor de la Universidad de La Habana que prefirió mantener el anonimato.
Desde que comenzó en el mes de marzo la pandemia en la isla, la crisis no ha hecho más que agudizarse y aunque las autoridades insisten en sus intervenciones que se hace todo lo posible, lo cierto es que la ausencia de comida y otros productos de primera necesidad obligan a los cubanos a enfrentarse a una polémica: comer o enfermarse.
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