El doctor cubano José Antonio Soto (Tony) falleció este jueves en Miami a los 56 años, víctima del COVID-19. El destacado médico era muy respetado por la comunidad del sur de Florida y ganó celebridad al frente de una expedición para escalar el Monte Everest.
Según dijeron a CiberCuba fuentes cercanas a la familia, Soto batalló con la enfermedad en los últimos 15 días y su estado se fue agravando por complicaciones con la diabetes.
Su muerte es una sensible pérdida para la comunidad médica del sur de la Florida. Soto ejerció la profesión y desarrolló una amplia labor de educación de la salud en los medios de comunicación, sin descontar su pasión por los temas cubanos y su activismo cívico.
Fue un gran comunicador que compartía contenidos científicos en programas de televisión y espacios radiales. En los últimos meses estuvo dedicado especialmente al estudio del coronavirus, aconsejando a sus pacientes y orientando a la audiencia.
"Estoy devastado, porque era mi amigo cercano", dijo a CiberCuba el periodista Roberto Céspedes, director de de programación y contenidos de Radio Caracol, en Miami. "Hablé con él hace dos días y solo atinó a decirme: Ha sido un día difícil".
Céspedes, quien acogió las presentaciones de Soto en varios espacios de la radio y la televisión de Miami, lo recuerda como "un humanista en el sentido renacentista, lleno de inquietudes intelectuales".
"Era un sabio, amante de la historia y la cultura universal, con conocimiento extensísimos, pero sobre todo un médico de verdad, siempre preocupado por sus pacientes", agregó Céspedes.
Nacido en Cienfuegos en 1963, Soto se graduó del Instituto Superior de Ciencias Médicas "Victoria de Girón" de La Habana, en 1987. Poco después cumplió misión como enviado a Etiopía. En Cuba se desempeñó como profesional de la salud en el Hospital Manuel Fajardo antes de radicarse en Estados Unidos en 1992, luego de cruzar con su esposa la frontera mexicana.
Al llegar a Estados Unidos, no perdió tiempo para involucrarse en el proceso de revalidar su título. Estudió en el Harvard University Health Services en 1998, y un año después comenzó su práctica de Medicina Familiar en los hospitales de la Universidad de Miami y el Jackson Memorial.
Posteriormente, Soto abrió una oficina para la práctica de medicina privada en Sunny Isles Beach, en el noreste de Miami, y estaba afiliado al Hospital de Aventura.
Como parte de sus investigaciones, logró patentar en 2006 su estudio sobre el uso de agua de mar purificada en el tratamiento de enfermedades respiratorias. Era miembro de la American Medical Association (AMA).
Además del amor y respeto por su profesión, sentía singular afición por escalar montañas, navegar y conocer otras culturas.
Soto alcanzó fama entre la comunidad cubana en 2016 tras escalar una de las montañas más altas del planeta. Desde los 5643 metros de altura del Monte Kala Pattar, a los pies del Everest, recitó los Versos Sencillos de José Martí y cantó el Himno Nacional de Cuba.
"Soto Everest Medical Expedition acaba de hacer cumbre el 25 de diciembre de 2016 en la cima del monte Kala Pattar a los pies del Everest", indicó el médico cubano en Facebook.
En esta cima se colocó entonces una placa conmemorativa del pueblo de Cuba al pueblo de Nepal, con gratitud a Estados Unidos de América, en recordación a su expedición y la altitud tope escalada por un cubano: Dr. José Antonio Soto.
La saturación de oxígeno en sangre del doctor Soto durante la expedición al Everest llegó a ser de 70-71%. Se mantuvo firme en su intento y aunque no llegó a la cumbre mayor sentó un precedente para la historia de los cubanos.
Sin embargo, la vida pone trampas a la pasión y la fuerza de voluntad. El COVID-19 se llevó este jueves a uno de los guerreros que más luchó por ganar la batalla a la pandemia.
Entre los mensajes recientes en su perfil de Facebook, hay decenas dedicados a luchar contra el coronavirus. Uno de ellos recuerda el papel determinante que tienen los médicos en estos tiempos y cómo su labor se hace nula si no colaboramos todos y trabajamos como un gigantesco equipo: “La curva no se está aplanando, nosotros estamos aplanando la curva. Sigamos, juntos todos ¡Vivos!”.
El proyecto Lost on the frontline, de The Guardian y Kaiser Health News, estima que han muerto en Estados Unidos, desde que se inició la pandemia hasta la actualidad, más de 800 profesionales de la salud.
A Soto lo sobreviven su esposa Alicia y sus dos hijos, el mayor de ellos a punto de concluir sus estudios universitarios en Animación Cinematográfica.
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