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Después de acusar de manera difusa a la prensa independiente y a las redes sociales de sumarse a una "estrategia del enemigo que consistiría en "disparar por cada frente y atacar por cada flanco", el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel aseguró este jueves que su Gobierno trabajaba "con seriedad" en lo que definió como "temas sensibles: matrimonio igualitario, homofobia, racismo, violencia de género, bienestar animal..."
El tono irritado de Díaz-Canel contrasta con el hecho de que, en una de sus pocas referencias a los temas sociales dentro del anuncio del nuevo "paquetazo", se incluyeron precisamente los asuntos que han llamado la atención y suscitado debate en esos mismo medios independientes y redes sociales desde hace varios años.
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Tras rechazar las supuestas especulaciones (en realidad adelantos de las noticias recién anunciadas) sobre unas medidas "que se saben necesarias", el mandatario cubano hizo referencia a la "estrategia del enemigo" y los nuevos "laboratorios ideológicos".
"Los nuevos modelos mediáticos han demostrado efectividad en cuanto a sus capacidades para manipular y desarmar ideológicamente a los pueblos en nuestra región y el mundo", aseguró, antes de amenazar con "ir cerrando todo el camino a la manipulación y las tergiversaciones oportunistas del adversario".
La lista de "temas sensibles" a la que se refirió Díaz-Canel incluye viejos reclamos sociales que se han reactualizado con recientes escándalos y una mayor visibilidad asociada al uso creciente de las nuevas tecnologías en la isla.
Por ejemplo, el matrimonio igualitario, un reclamo que fue sacado a última hora de la reforma de la constitución cubana, fue incluido el año pasado dentro de un Código de Familia que se espera someter a consulta popular.
Organizaciones no gubernamentales y activistas se quejan de que el gobierno ha ido posponiendo el asunto sin adoptar una posición clara, y opinan que un tema de derechos esenciales como ese no debe ser sometido a referendo popular.
En Cuba, la homofobia sigue muy presente, incluso dentro de los estratos gubernamentales, como ha demostrado el reciente escándalo a raíz de las declaraciones de una funcionaria de la dirección del ICRT.
En cuanto al racismo, la vieja polémica sobre si la política revolucionaria ha conseguido limitar el papel estructural de ese tipo de discriminación sigue vigente dentro de la sociedad cubana. Recientes episodios de violencia policial, que han coincidido con las manifestaciones antirracistas en todo el mundo luego del caso de George Floyd, han servido para que los cubanos discutan sobre el hecho irrefutable de la pervivencia de perjuicios raciales y falta de oportunidades, vinculados a una pobreza endémica en ciertas zonas de la sociedad cubana.
El historiador Manuel Cuesta Morúa, consideró hace poco que “el tema del racismo en Cuba es 'un fenómeno estructural' que, como todo lo que dura mucho, ha acabado por “institucionalizarse” en la sociedad porque en la isla “no hay una educación multicultural, multirracial ni posracial”.
Sobre la violencia de género, en enero de este año el gobierno anunció que no incluiría en su cronograma legislativo una Ley Integral sobre el asunto en la isla, aunque el tema se someterá a revisión continua.
En lo relativo a a los reclamos por una nueva Ley de Bienestar Animal, ante la cual el gobierno se ha anunciado en principio favorable, sigue estancada en los laberintos burocráticos de la legalidad cubana, para escándalo de los cada vez más numerosos "animalistas" de la isla. Se espera, sin embargo, que según el cronograma legislativo la nueva Ley sea aprobada en noviembre.
El reclamo de los defensores del derecho de los animales en la isla ganó fuerza en noviembre de 2019 cuando varios protestaron contra Zoonosis por la recogida masiva de perros en las calles.
La presión llevó a las autoridades cubanas a dialogar con varios activistas independientes, tras lo cual anunciaron la elaboración de un proyecto de Ley de protección animal, pero a inicios de año, este fue rebajado a un decreto-ley.
En resumen, todo parece indicar que la anunciada "seriedad con la que el gobierno se está ocupando de estos sensibles temas sociales son una manera de evitar la creciente irritación de la sociedad cubana por asuntos largamente postergados.
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