Engañados, indignados y ultrajados se sienten los santiagueros con la conversión de la tienda La Gran Piedra, la más grande de la ciudad, en una entidad que comercializará solo en moneda libremente convertible (MLC).
Las personas que pasan por la instalación, ubicada en la Plaza de la Revolución de esa oriental ciudad cubana, y observan estantes llenos de productos que han sido muy escasos en los meses pasados, sienten gran frustración y humillación, y así lo expresan en las redes sociales.
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Desodorante, champú con y sin sal y de varias marcas, detergente, porrones con cuatro litros de aceite, pasta dental, jabón, suavizante de ropa, entre otros productos, se pueden observar a través del cristal, hecho que contrasta con la intensa escasez vivida en esa ciudad oriental semanas previas al aislamiento provocado por el nuevo coronavirus, y que se hizo más sofocante los meses siguientes.
No se sabe cuándo abrirá la tienda, pero desde ya la gran mayoría de los usuarios que opinan en las redes sociales consideran una gran falta de respeto y una burla que los productos desaparecidos de las tiendas en CUC, hoy se muestren descaradamente en abundancia en La Gran Piedra, mucho más en un contexto como el actual donde las concurridas colas para comprar productos de primera necesidad han expuesto a los cubanos a contagiarse con coronavirus.
Debido a sus grandes dimensiones y a los numerosos departamentos que posee a este centro comercial acudían los santiagueros que querían resolver la mayor cantidad de problemas en un solo recinto.
En tiempos normales, previo a la COVID-19, esta tienda ofrecía una amplia gama de productos, incluyendo algunos en gran formato como el aceite comestible y el detergente, presentado en paquetes de varios kilogramos; además tenía una de las mayores ofertas de pastas corta, largas y de otros tipos de la ciudad.
Más recientemente, en medio de las medidas de aislamiento social a causa del coronavirus en Santiago de Cuba, era de las menos desabastecidas de la ciudad, especialmente en productos como las pastas, los enlatados y era de las que comercializaba los pocos cárnicos que se encontraban.
Aunque para muchos cubanos las tarjetas MLC son reflejo de un total desprecio al trabajador de a pie, no pocos se sienten obligados a sacarlas pues temen que muchos productos, como los de aseo personal, estará disponibles exclusivamente en las tiendas en MLC de la ciudad y no en las instalaciones en CUC.
Hasta la fecha, aunque existen varias que comercializan en MLC, todas tienen en sus pisos y estantes equipos electrónicos, y solo en La Gran Piedra se ha podido ver que comercializará otros productos, como aseo personal y comestibles.
Se conoce que otras instalaciones pasarán a esta modalidad, como la antigua Melipona y hasta hace unos días Agua y Jabón, donde un cartel anuncia que está cerrada por cambio de estructura comercial. Entre los santiagueros comentan que también la popular Cubalse y La Maison venderán próximamente en MLC.
Tal situación lanza a las personas a la aventura del cambio de monedas en la calle, a merced de las tasas que se imponen de forma espontánea, donde la compra de USD llega a 1.20 CUC, y hace tan solo un par de meses se pagaba el dólar americano a 1.15 CUC, o 1.17 cuando se cogía caro.
Quienes no tienen una cuenta MLC “alimentada” desde el exterior, se someten al cambio en la calle donde circula dinero falso o marcado, manchado y dañado, estos últimos no aceptados en los bancos del Gobierno donde se exige que para un depósito, el billete no tenga ni la más simple muestra de deterioro ni escritura con bolígrafo.
Tal disposición dificulta en grado extremo la posibilidad de adquirir un billete apto para ser depositado en una de estas cuentas MLC, sin olvidar el gravamen de 10l por ciento que el Gobierno impone en caso del USD.
Y para complicar aún más el acceso de los nacidos en esa tierra oriental a las llamadas monedas libremente convertibles, principalmente el dólar americano, la sede santiaguera del Banco Financiero Internacional, según denuncias de usuarios, en estos momentos no tiene respaldo para el cambio de billetes que no sean aceptados en las sucursales de BANDEC o BPA.
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