José Miguel Valdés Rodríguez es un niño canadiense de 11 años que se siente 100% cubano. Ganó recientemente dos premios en la Feria de Ciencia de Columbia Británica / Yucon con un proyecto sobre Dimensiones, titulado Espacio multidimensional y politopos regulares: la exploración de figuras.
Jose es hijo de un matrimonio cubano. Nació en Vancouver, Canadá, en el 2009. Siendo pequeño mostró retraso en el habla y a los 3 años fue diagnosticado con Autismo. Sus padres descubrieron que podía recordar cosas con solo verlas un instante.
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Actualmente Jose habla 4 idiomas (Inglés, Francés, Español y Ruso) ya terminó sus estudios de matemática de 12 grado y está finalizando la formación curricular en las asignaturas química, física y biología.
La pasión de este joven científico es aprender. Su interés va más allá de lo que sus profesores de enseñanza primaria eran capaces de ofrecer. Así que sus padres se dieron a la tarea de encontrar un camino para ayudarlo a desarrollarse y abrirse al mundo.
CiberCuba conversa con Cynthia Rodríguez, sobre su experiencia como madre de un niño con altas capacidades. También Jose respondió nuestras preguntas en el vídeo que acompaña esta nota y se convierte en el científico más joven que hayamos entrevistado.
¿Cuándo descubrieron que Jose tenía una memoria prodigiosa?
Mi despertar fue un día que le compré una alfombra puzzle de letras y números de diferentes colores y sin ningún patrón. Jugó con ella un domingo y pasados dos días se puso a jugar con su papá. Mi esposo probó a preguntarle los colores de las letras para enseñárselos.
Jose le respondió de qué color era la primera letra sin mirar la alfombra. Su papá le preguntó otro y le respondió de nuevo sin mirar. Miguelito (padre) me llamó y me dijo: “Cynthia, yo creo que este niño se sabe los colores de todas las letras y los números de la alfombra”.
Entonces sacamos todos los números y letras y fuimos preguntándole uno por uno. Los había memorizado todos. Tengo vídeos de las cosas que hacía desde pequeño porque siempre temía que la gente no me fuera a creer.
¿Cómo notaste que había un problema en su comunicación?
Era mi primer hijo y yo no me daba cuenta de que ya debía hablar y comunicarse hasta que empecé a llevarlo a una escuelita en la que los padres nos teníamos que quedar. Vi que los niños más chiquitos que él hablaban muchísimo. Entonces le consulté a su doctor e inicialmente me mandaron una prueba con un logopeda.
Tenía 3 años y estaba aprendiendo a leer solo. Podía emitir sonidos, decir su nombre, repetir palabras, pero si le preguntabas algo él no te respondía. No se comunicaba. La logopeda lo consultó y me dijo que sospechaba que era algo más. Lo remitieron a un examen con un panel de 3 especialistas, psicólogo, logopeda y pediatra y fue diagnosticado con Autismo.
Ya habíamos descubierto en casa su memoria increíble y yo me había dado cuenta de que algo era muy diferente en él. Por ejemplo, con 4 años aprendió a hablar ruso. Nosotros no teníamos ningún amigo ruso, ni ninguna influencia de ruso, aprendió él solo.
El inicio en la escuela sería todo un reto para él. ¿Cómo fue para ustedes?
Fue bien interesante y diferente. Nosotros originalmente hablábamos español en la casa, pero al atrasarse en el habla pensamos que podría ser que estuviera confundido con los dos idiomas. Eso fue lo que originalmente los doctores sugirieron. Cuando nos dieron el diagnóstico de Autismo cambiamos a un solo idioma (inglés) para ver si comenzaba a comunicarse, aunque fuera en uno.
Pensé que si le escribía las palabras las podría desglosar mejor y aprender a decirla. Cuando él quería abrir una puerta la señalaba para que lo ayudáramos y yo sacaba un cartelito que decía “open the door” y le pedía que lo repitiera. Esto costó muchos intentos, pero cuando lo pudo decir también sabía leerlo y escribirlo.
Luego llegó la hora de ponerlo en el círculo infantil (guardería) y la cosa empezó a complicarse, porque él no seguía instrucciones de la misma manera que los niños de su edad. Además, estaba obsesionado con las letras, algo que yo apoyé y usé para sacarlo adelante.
¿Creaste una estrategia educativa propia?
Las escuelas quieren normalizar a los niños en lugar de dejarlos ser ellos mismos. A mí no me interesaba que él fuera “normal” sino que fuera él. Siempre me negué a obligarlo a jugar con otros niños si él no quería, o a quitarle sus obsesiones (las letras, los números, y otras).
Por ejemplo, si quería llevarlo al parque le decía que íbamos a contar los pasos que podíamos dar, o los niños que había en el parque. Para que interactuara con los niños le decía que les preguntara el nombre para ver cuántas letras tenía. Fui manejando las cosas.
En el primer círculo infantil en que me dijeron que le tenía que quitar las letras porque eran una obsesión, decidí quitarlo del círculo. Se aprendió 9 alfabetos.
¿Cuánto hay de complicidad entre ustedes?
En la vida cotidiana yo lo conozco tanto que puedo predecir lo que puede ser un problema y lo evito o lo preparo para que no se lleve sorpresas. Nunca tuve que enfrentar perretas excesivas porque siempre actuaba antes de que ocurrieran.
Por ejemplo, a él no le gustaba ir a un baño público porque el sonido de descargar y el eco le molestaba. Yo siempre trataba de llevarlo a baños que fueran aislados y pudiéramos estar solos, o le ponía tapones de oídos antes de entrar.
El modelo educativo que sigue Jose trabaja una parte de su formación con niños de su edad y otra con estudiantes mucho mayores. ¿Cómo has conseguido llegar a ese equilibrio?
La maestra de segundo grado presionó mucho para que le hicieran alguna prueba por ser superdotado. Resultó que la escuela debía encontrarle programas acordes a su desarrollo intelectual. Lo que hicieron fue ponerlo en 7mo grado de matemática a los 9 años.
Sin embargo, eso no era suficiente. Su nivel era mayor y su escuela solo llegaba a 8vo grado. Los profesores no querían darle más contenidos para no estresarlo. Entonces, empecé a buscar otras opciones fuera.
Descubrí una academia online en la que puedes hacer el curriculum completo hasta grado 12. No fue fácil entrar. Apliqué y me negaron el acceso porque él ya estaba en otra escuela y los programas en los que lo quería poner estaban muy por encima de su edad.
Entonces pedí una reunión con la directora y le mandé vídeos que tenía de Jose. Logramos reunirnos con ella. Quedaron fascinados e hicieron una excepción matriculándolo a pesar de estar en la otra escuela.
Cuando entró en 4to grado que se suponía que estaría en matemática de 8vo, ya había terminado matemática 10mo y Ciencias 9no en el verano. Logré combinar las dos escuelas y que cuando esté en su aula tenga una computadora (y una asistente) para hacer los cursos de la otra escuela.
Esto es genial porque recibe el conocimiento a su nivel, pero sigue interactuando con los niños de su edad, para que mantenga las dos cosas, la parte social y la parte académica.
¿Cuáles son los juegos preferidos de Jose?
José siempre está leyendo o aprendiendo. Esa era su manera de jugar. Cuando pintaba sus dibujos eran sumamente complejos. Recuerda cada detalle y no necesita guiarse por nada.
En la escuela cada año nos reúnen para hacer un plan de lo que queremos lograr en él. Siempre querían ponerlo a trabajar en la parte social y yo les dije que esa parte no me preocupaba, porque me di cuenta de que su problema era que no tenía tema de conversación con los niños de su edad.
A la hora del receso se ponía a dar vueltas solo pensando en los temas de ciencia que tenía en la cabeza. Si a él eso lo hacía sentir bien ¿por qué yo tenía que obligarlo a jugar a la pelota? No.
Hace como dos veranos él empezó por primera vez a acercarse a otros niños. A jugar con ellos, a tener amigos en el aula, a participar en juegos de balonmano de la escuela. Sucedió natural como yo quería. Cuando él estuvo listo comenzó a socializar. No ocurrió de modo forzado como imponen en los sistemas educativos muchas veces.
¿Cómo fue enfrentar un diagnóstico de Autismo?
Cuando diagnosticaron al niño con Autismo me cayeron miles de dudas. Me puse como una loca a buscar en Internet, a tratar de ver las experiencias de otros, a tratar de encontrar cómo ayudarlo de la mejor manera. Es bien difícil porque cada caso es único.
Lo que a mí me sirvió fue darme cuenta de que algo en él era diferente y aceptarlo de modo positivo. No me dijeron que mi hijo tenía una enfermedad terminal, sencillamente que era diferente, que pensaba diferente.
¿De qué trata el canal de YouTube que han creado?
En su tiempo libre se dedica a aprender y filmar vídeos de diferentes temas de ciencia para su canal de YouTube. Su objetivo es ayudar a quienes quieran aprender. Tiene vídeos de astronomía, química, biología, matemática, entre otros temas.
Lo más interesante es que los filma con información proveniente totalmente de su cerebro. No escribe nada, ni prepara nada. Solamente se sienta y habla.
Los vídeos comenzaron porque él se ponía a hablarme de cosas de ciencias que yo no entendía. Me daba pena no poder apreciar lo que decía. De esa manera resolví varios problemas, lo escucho, comparte su saber y conecta con otras personas que tienen sus mismos intereses de conocimiento.
¿Cómo comienza Jose a adentrarse en el mundo de la Astronomía?
En segundo grado Jose había estudiado mucha astronomía, tanto que empecé a llevarlo a la Universidad de Victoria a unos “Open house” en el Departamento de Astrofísica y Astronomía. Es un encuentro abierto al público.
Cuando los oyentes de la charla preguntaban algo muchas veces él respondía. Ya los profesores lo conocían tanto que uno decía: pregúntenle a Google o a José.
Los profesores de la universidad de Victoria lo invitaron a asistir en dos ocasiones a cursos de astronomía que terminó sin problemas. El Dr. Karun Thanjavur, profesor de astronomía, lo invitó a dar una conferencia en el observatorio de Victoria BC en agosto del año pasado y va a dar otra próximamente el 18 de julio.
Jose ha impartido charlas y conferencias en varias instituciones. Su logro más reciente son los dos premios en la Feria de Ciencias de Columbia Británica / Yucon que este año se celebró de modo virtual. Se presentaron 170 proyectos de niños entre 4to y 12 grado. Su trabajo fue reconocido por el actor Tom Cavanagh de la serie The Flash, en su discurso de clausura.
¿Qué le dirías a otras madres que tienen niños autistas y comienzan en el camino educativo?
No todos los grados de autismo son iguales. Al principio yo no sabía qué podría pasar, pero no se me derrumbó el mundo con el diagnóstico. Él siguió siendo el hijo maravilloso que siempre tuve, solo que ahora sabía que era diferente y con esta visión intento educarlo.
Lo que a mí me funcionó fue que no traté de sacarlo de su mundo, sino de entrar yo en él. Si estaba acostado en el césped de un parque, en vez de jugando con otros niños, yo iba y me acostaba a su lado y le preguntaba qué estaba mirando. Le preservé su universo.
Siempre pensé que, si él tiene déficit en áreas como la comunicación u otros aspectos y logro que en lo que es bueno sea brillante, estas cosas en las que tiene dificultades se verán menos. Me enfoqué en exaltar aquello en lo que es bueno y dejar que lo otro creciera naturalmente.
Me alegro de haberlo hecho así porque si todo el tiempo que empleamos en aprender ciencia lo hubiera usado en terapias de socialización ahora fuera un niño infeliz y ni fuera científico ni fuera sociable. Me funcionó no sacarlo de su mundo, cuando se sintió cómodo él solo salió.
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