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Las Fuerzas Armadas de Canadá tienen entre sus filas a un trompetista cubano. Su nombre es Miguel Ángel Valdés y se formó como músico en la escuela elemental Paulita Concepción y en el Conservatorio Amadeo Roldán.
Miguelito Valdés, como le conocen sus familiares y amigos, forma parte de una Big Band, llamada Long Distance. En esta dura etapa de confinamiento que vive el mundo, los miembros de esta banda quisieron enviar un mensaje de paz y alegría a los ciudadanos.
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Se unieron músicos de la Fuerza Regular canadiense representando a todos sus territorios, para interpretar Soul intro/The Chiken y compartir el vídeo en las redes sociales. Una parte de Cuba está en ese proyecto, poniendo su energía y talento.
Este habanero del Cerro llegó a Canadá en el 2006. Traía consigo su experiencia profesional y un tremendo deseo de hacer música y explorar hasta dónde podía llegar, una motivación que aún conserva.
En su trayectoria, antes de radicarse en Canadá, está haber tocado con la Orquesta del Cabaret Tropicana, Giraldo Piloto & Klimax, Pablo Milanés, Chucho Valdés, Omara Portuondo, Havana Ensemble, Buena Vista Social Club y Afro Cuban All Stars, entre otras agrupaciones. Además, participó en la grabación del disco ganador del premio Grammy Latino 2001 "La Rumba Soy Yo".
También había tenido el placer de tocar con importantes músicos de la escena mundial y la oportunidad de participar en la grabación del disco Rhythms del Mundo con músicos de la talla de Sting, Coldplay, U2, Maroon 5, por mencionar algunos.
Miguelito Valdés y su esposa Cynthia Rodríguez han creado una hermosa familia en Victoria, capital de la provincia canadiense Columbia Británica. Ambos son músicos, aunque ella se ha profesionalizado en el área de la informática. CiberCuba conversa con esta singular pareja sobre su experiencia de vida en Canadá.
¿Cómo llega Miguelito Valdés a una banda de las Fuerzas Armadas de Canadá?
Cynthia: La historia de su entrada a Canadian Navy fue muy interesante. Yo llegué de tocar una noche y me encuentro una revista de música en el baño. La abrí y descubrí una página en que estaban buscando músicos en las Fuerzas Armadas de Canadá.
Me pareció un tremendo trabajo y fui a decirle a Miguelito. Él me dijo rotundamente que no, que no iba a ser militar nunca más en su vida, porque él pasó el servicio militar en Cuba en la banda de Milanés, por dos años.
¿Y cómo lo convenciste?
Cynthia: Indagando más lo pude convencer de que esto no era lo mismo. El salario es bueno, tiene muchísimos beneficios, derecho a un retiro, etc. Además, le propuse un trato. Le dije: “mira, hazlo y yo estudio otra cosa, encuentro trabajo y tú te vas de las Fuerzas Armadas”. Aceptó.
Sin embargo, él no era ciudadano canadiense y el trabajo exigía esa condición. Les escribí a los organizadores y les expliqué lo que pasaba. Me dijeron que si no era ciudadano no podía hacer las audiciones, pero ¡yo no acepto un “no” por respuesta!
Les dije que de todas maneras les mandaría un CD para que oyeran. Escogí lo mejor que pude encontrar y se lo envié. Al día siguiente lo invitaron a la audición, lo aceptaron y le dieron derecho a escoger en qué ciudad quería que lo pusieran. Así llegamos a Victoria, en Columbia Británica.
¡Eres de las cubanas que no se rinden! ¿Qué dijo Miguel?
Cynthia: Ahí no termina el cuento. Yo estudié como había prometido en nuestro acuerdo. Me gradué de informática y comencé a trabajar en la Royal Roads University. Entonces le dije: “Bueno, ya lo puedes dejar”. Me dijo: “¡De aquí no me saca nadie!”.
En el 2012 Miguelito Valdés ingresó en las Fuerzas Regulares Canadienses como trompetista y allí está, dando lo mejor de sí y colaborando también en otros muchos proyectos en el mundo de la música.
¿Cómo ha sido insertarse en una comunidad como la canadiense, que suele parecer a priori un poco distante?
Cynthia: La verdad que nos hemos integrado muy bien. Aquí hay bastante variedad de culturas y respetan y aprecian mucho el hecho de que eres diferente. Se respeta la diversidad.
No todo es color de rosas. El camino de los emigrantes para triunfar en cualquier esfera es siempre complejo. ¿Cuándo piensas en las cosas que dejamos todos en Cuba, crees que ha valido la pena?
Miguelito Valdés: Por supuesto que es bien difícil porque siempre se extraña mucho a la familia, las amistades, la vida cotidiana del cubano. Lo que pasa es que la oportunidad de expandirte profesionalmente, de probar otros estilos, estar inmerso en otros proyectos, de desarrollarte, también es importante.
Es una bendición ser cubano. He viajado el mundo entero y siempre se aprecia la música cubana. El público la disfruta mucho, es algo muy especial. Actualmente estoy expuesto a todo tipo de géneros, música clásica, funk, pop, jazz… Toco de todo, pero la música cubana está siempre presente.
Profesionalmente sí vale la pena y bueno... la parte emocional siempre es difícil, pero desde aquí ayudamos a la familia y tratamos de apoyarlos de una manera u otra. Aunque estemos aquí nos mantenemos al tanto de todo lo que se hace allá desde el punto de vista artístico.
Extraño menos porque escucho todo lo nuevo que sale en Cuba. Estoy al día con lo que va saliendo musicalmente.
Miguelito Valdés ha participado en más de 50 discos grabados en Cuba y en el mundo. En 1993 grabó su primer CD con el grupo "Jelengue". Posteriormente, junto a Alexander Abreu y Yaure Muñiz, formó uno de los más conocidos teams de trompetistas cubanos.
Desde su llegada a Canadá, Valdés se ha convertido en uno de los intérpretes más solicitados en la escena musical local y mantiene colaboraciones con proyectos en otras regiones. Es reconocido como uno de los trompetistas cubanos más destacados de su generación.
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