Una charla de 2015, en la que el magnate Bill Gates advertía que el mayor riesgo para la humanidad no era la guerra nuclear sino un virus infeccioso que podría amenazar la vida de millones de personas, ha vuelto a ser noticia en las últimas semanas. Pero el efecto de esos 25 millones de visitas nuevas en YouTube no son precisamente una buena noticia para el cofundador de Microsoft.
Los activistas anti-vacunas, los miembros del grupo conspirativo QAnon y otros grupos de extrema derecha han aprovechado el video como supuesta evidencia de que uno de los hombres más ricos del mundo planeó usar una pandemia para controlar el sistema de salud global.
Gates, de 64 años, fundó Microsoft con Paul Allen en 1975 y la convirtió en un gigante del software. También es uno de los más famosos filántropos en todo el mundo. Pero ahora se ha convertido también en la estrella de numerosas teorías de la conspiración sobre el reciente brote de coronavirus.
Publicaciones y memes en YouTube, Facebook y Twitter lo retratan como el supuesto creador del COVID-19, el especulador tras una vacuna contra el virus y parte de una trama malvada que usaría la enfermedad para sacrificar o vigilar a la población mundial.
Estas absurdas declaraciones han ganado fuerza al ser citadas por conservadores mediáticos como Laura Ingraham y activistas anti-vacunas como Robert F. Kennedy Jr. Durante semanas, Gates ha aparecido en televisión, en páginas de opinión y en foros de Reddit pidiendo políticas de confinamiento en el hogar, pruebas ampliadas y desarrollo de vacunas. También ha criticado (sin nombrarlo) las políticas del presidente norteamericano Donald Trump, incluida la reciente suspensión de fondos para la Organización Mundial de la Salud.
La información errónea sobre Gates es la más extendida de todas las fake news sobre el coronavirus rastreadas por Zignal Labs, una compañía de análisis de medios, según reportó hace unas semanas el diario The New York Times. Esa información errónea tiene ya más de 16,000 publicaciones en Facebook este año sobre Gates y el virus, que han generado más de 900 mil "me gusta" y comentarios. En YouTube, los 10 videos más populares con mentiras sobre Gates publicados en marzo y abril fueron vistos casi cinco millones de veces.
Gates, que tiene una fortuna de más de $ 100 mil millones, parece haber sustituido a George Soros, el financiero multimillonario y donante demócrata como el villano tradicional para la derecha.
"Bill Gates se transforma fácilmente en un meme y una figura relacionada con la salud porque es muy conocido", dijo al New York Times Whitney Phillips, profesora asistente en la Universidad de Syracuse que enseña ética digital. "Es capaz de funcionar como una especie de 'hombre del saco' abstracto".
"No hay duda de que Estados Unidos perdió la oportunidad de adelantarse al nuevo coronavirus", escribió Gates en una columna de opinión en The Washington Post el 31 de marzo. "Las decisiones que nosotros y nuestros líderes tomemos ahora tendrán un enorme impacto en qué tan pronto los números de casos comienzan a disminuir, cuánto tiempo la economía permanecerá cerrada y cuántos estadounidenses tendrán que enterrar a un ser querido debido al COVID-19", dijo.
La Fundación Bill & Melinda Gates también es el segundo patrocinador financiero de la OMS, después de Estados Unidos, lo cual ha alimentado a los teóricos de la conspiración.
Hasta 2018, la Fundación Gates tenía un fondo de 46.800 millones de dólares, lo que la convierte en una de las organizaciones benéficas privadas más grandes del mundo.
Esta fundación ha trabajado para distribuir vacunas en los países en vías de desarrollo, ha promovido la planificación familiar mediante un uso mayor de anticonceptivos y ha financiado el desarrollo de cultivos genéticamente modificados. Esas labores han provocado acusaciones infundadas de que Gates estaba dañando a las personas pobres del mundo con medicamentos innecesarios y cultivos dañinos, o de que incluso trataba de reducir la población mundial.
En enero, cuando comenzó a propagarse el coronavirus, la Fundación Gates se comprometió a donar 10 millones de dólares para ayudar a los trabajadores de la salud en China y África. A finales de abril, anunció que donaría 250 millones de dólares para reducir la velocidad de propagación de la enfermedad en todo el mundo.
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