El arroz está seis veces más caro en Cuba que antes del coronavirus

Antes del coronavirus se encontraba la libra de arroz a cuatro y cinco pesos en las ofertas de venta liberada de bodegas y mercados

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Este artículo es de hace 4 años

El arroz, uno de los pocos alimentos de los que el cubano puede echar mano en cualquier momento del año para “matar” el hambre, ha subido hasta seis veces su precio desde que se reportaran los primeros casos de coronavirus en la isla, a principios de marzo.

Si entonces se encontraba la libra de ese cereal a cuatro y cinco pesos en las ofertas de venta liberada de bodegas y mercados, hoy desapareció como por arte de magia y, cuando aparece, llega a costar entre 20 y 25 pesos (el equivalente a un dólar).


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De todos es sabido, además, que en el mejor de los casos las siete libras de arroz que el Estado otorga por persona de forma subsidiada a través de la libreta de abastecimientos, solo alcanza para cubrir el consumo de las dos terceras partes del mes.

Con la crisis económica agudizada por la COVID-19, que ha extremado el desabastecimiento y sembrado el pánico en más de un sector de la población, se han visto cerradas las alternativas (no pocas veces ilícitas) que tenía el cubano para resolver todo el arroz que necesitara.

Según el maestro Ibrahim, “solo nos queda preguntarnos ¿qué es lo que no escaseará o lo que no costará más de lo que podemos pagar? Esto asusta y el que puede, acapara lo que encuentra. Estamos viviendo como metidos en una olla de presión y creo que solo es cuestión de tiempo para que explote, y de la peor manera.

“Es imposible superar esta pandemia sin comida y con tanto caos. Sin langosta, pescado, res, cerdo, pollo o frijoles, a más de una familia solo le quedaba el arroz como sustento. ¿Qué se hará ahora esa gente que con eso y un huevo frito resolvía la comida del día?”, explica el pinareño de 35 años.

A tenor con lo que relata un cuentapropista que tiene un puesto particular de venta de útiles del hogar, ayer pasó a ver a un bodeguero amigo suyo para que le vendiera un poquito de arroz, pero le dijo que “el que tengo ahí es el de la cuota de mayo. No me sobra ni una libra. Si lo descompleto, salgo ‘por la placa’ (despedido)”.

“Como tengo un carrito, puedo ir a Bejucal o Quivicán, algún monte de esos donde se ve el arroz, aunque sea esporádicamente, y como mínimo en 10 pesos la libra. Pero, ya lo que le pasó a un amigo mío, que la cogió en 25, es la mayor falta de respeto que nos hemos hecho a nosotros mismos. ¿Quién le ve algún sentido a que una libra de arroz cueste lo mismo que una de pollo?”, expresa indignado este residente en Marianao.

Al hablar con Cibercuba, el ama de casa Oseida afirma que no son tiempos para estar escogiendo. “Como mismo se rieron de una mujer que andaba buscando champú sin sal en tiempos donde no lo hay de ningún tipo, se burlarán del que quiera comer arroz bueno.

“Ya nadie debe preocuparse por comprar arroz uruguayo o brasileño, que son más blancos y desgranados, en vez del vietnamita, que se hace un fango. Hay que coger el que venga y sin quejarse mucho, para que no nos dé un infarto”, opina la abuela de 61 años.

Hace apenas una semana Vietnam donó 5.000 toneladas de arroz a la isla, para ayudarla a resolver sus “dificultades alimentarias en medio del enfrentamiento a la COVID-19”. De acuerdo con los datos ofrecidos por el Ministerio de Comercio Interior, esa es precisamente la cantidad aproximada que se requiere para que un producto sea repartido al menos una vez en las bodegas a los 11.150.000 consumidores registrados.

Por otro lado, las autoridades del país han reconocido el déficit de cultivos como el arroz, el plátano, el frijol, el maíz, los huevos y la carne de cerdo, pero la mayoría de los cubanos cruza los dedos para que las escasas cuotas asignadas por la canasta básica no desaparezcan.

A pesar de haber sido previsora al comprar un saco de arroz relativamente barato antes de que el coronavirus empezara a expandirse en Cuba, la agente de Telecomunicaciones Diana resalta que “si bien tengo arroz garantizado para un mes y pico, guardaré el de la bodega y he estado buscando harina de maíz seco, para con eso, y unas papitas que me quedan, sustituir alguna que otra vez el arroz, porque ya no lo hay ni en divisas”.

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