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En medio de un clima de incertidumbre creado por la Covid 19, y entre medidas que cada día apuntan a un mayor aislamiento social, un grupo de negocios privados de la ciudad de Santiago de Cuba han pasado a la modalidad de entrega a domicilio como último recurso para mantener vivos y en funcionamiento sus emprendimientos y fuentes de ingreso.
“De mi negocio vivimos mi familia y yo, así que te imaginarás cuánto nos afecta esta pandemia que también está afectando la ciudad y el país, por eso, como medida ya desesperada, estamos haciendo entregas a domicilio, es menos rentable y añade el problema de tener que estar lidiando con la gasolina, a la vez que tenemos que invertir aún más en medidas sanitarias, por todo eso es menor la ganancia. Lo haremos hasta que podamos, cuando ni eso se pueda hacer, pues hasta ahí. Y entonces, empezaremos a vivir de los ahorros, del invento”, comenta el hijo del dueño de una pizzería.
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Aunque no se ha hablado aún en la ciudad de una cuarentena total este negocio familiar toma medidas como no comprar demasiada materia prima por si tuvieran que dejar de vender por completo.
Es un riesgo que no quieren correr más cuando el futuro no hay quien lo avizore y se pinta gris, también porque no experimentan una gran sensación de protección como contribuyentes que son al fin y al cabo.
Sobre esto, un dueño de un bar en la ciudad, que prefiere mantener el anonimato, asegura que él sí no se fue con la de trapo: “cuando se aseguró que Cuba era un destino seguro para el turismo incluso en tiempos de coronavirus, tengo un amigo que pensó iba a ser tiempo de vacas gordas y compró cuanta caja de cerveza y paquetes de pollo, pescado, camarones, le pasaban por delante. Yo imaginé que eso no iba a ser tan así y no me arriesgué, ahora tiene cualquier cantidad de cosas que ha tenido que vender a menor precio pues nadie sabe cuánto durará esta situación. Yo preferí reservar mis recursos para cuando esto pase, pero si te soy sincero, no sé qué pasará, creo que cerraré y me arriesgaré a tener que sacar luego la patente otra vez”.
El gobierno cubano anunció la liberación del pago de impuestos a los cuentapropistas afectados por el cese de las actividades en áreas turísticas a causa del coronavirus, también se aseguró que en los polos turísticos –o en zonas de alta concentración turística–, las administraciones municipales tendrían la facultad de reducir las cuotas mensuales de los emprendedores, considerando la reducción de ingresos personales.
Esperanzado es la situación en la que le gustaría describirse actualmente Jesús. Él, luego de invertir en una gran cafetería, donde puso techo nuevo, climatización, mesas, y un largo etc., ahora se ve con la disyuntiva de cómo pagar el préstamo que un amigo le hizo pues no llegó ni a reinaugurar el local, y hasta la fecha no ve ninguna iniciativa por parte del gobierno municipal que le proteja.
“Creo que es muy incierto el futuro de los negocios privados en sentido general, para no decir que será negro. La Covid 19 no sólo ha afectado a los cubanos, es una pandemia mundial, y tengo clientes que ya me han dicho que han perdido sus trabajos, eso afectará el turismo a escala global y por supuesto que también los negocios de la ciudad.
Los cubanos del exterior también se han afectado y el dinero que tengan no se lo mandarán a sus familiares aquí para que lo gasten tomando cerveza, entonces, el futuro de los negocios privados es bastante incierto, es lo que me parece. Y yo a esta altura esperaba alguna medida que me proteja como emprendedor, pero medidas a largo plazo, pues mi situación es bien compleja, por ejemplo, no llegué ni a abrir pues es un negocio gastronómico cuyo cliente objetivo era el que consumiría en el local, no preparé mi negocio para venta en ventanilla, y ahora no puedo invertir de nuevo”, apunta.
Rolando, dueño de otro negocio familiar en la ciudad, asegura que lo primero es preservar la vida, que eso no tiene discusión, pero más allá cuando se toman medidas que afectan a los emprendedores es doble pues ellos viven de esos ingresos, y al fin y al cabo, estaremos interruptos.
“Las medidas se toman de un día para otro, no da a veces tiempo a prepararse. Nosotros nos adelantamos y cerramos antes de que esto se pusiera mal. Los dueños de negocios privados que cerramos nos quedamos interrupto y no sabemos cómo será el futuro de nosotros. No sabemos por ejemplo si es mejor entregar las patentes ahora, o si esperar y seguir pagando el 50 por ciento menos cada mes. Está lo otro, el mercado está cada día peor, aunque se ha dicho que no se puede subir precios la verdad en la calle es que no hay quien haga efectivas esas medidas, la carne de cerdo, por ponerte un ejemplo, está ya a 50 pesos. Entonces, ¿quién controla eso? ¿Habrá una cuarentena total, y de haber, cómo quedaríamos nosotros? Nadie sabe. Yo decidí cerrar y ver qué hacemos”, opina.
Ahora mismo hay un desabastecimiento brutal en los mercados, conseguir viandas, por ejemplo, es casi tan difícil como tener en la bolsa un cárnico. Cada día circulan menos las carretillas con comida por la calle, y quienes venden carne prefieren comercializara por la izquierda o simplemente no hacerlo.
El panorama de la actividad privada en Santiago de Cuba es turbio. Se anunció que se estaría estudiando otras medidas, como la pertinencia de mantener la prestación de los servicios que se brindan y que no son considerados de primera necesidad como, como peluquerías, barberías, manicure, relojeros, venta de zapatos y otras que no son indispensables en la etapa actual, lo cual ha creado un clima de bastante inseguridad entre quienes practican esas modalidades.
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