La dibujante norteamericana Ann Sullivan, creadora de los grandes éxitos de Disney “El Rey León” y “La Sirenita”, murió a los 91 años por complicaciones derivadas del coronavirus.
La legendaria animadora falleció esta semana en una casa de retiro situada en Woodland Hills, en Los Ángeles, gestionada por el Fondo de Cine y Televisión (MPTF por sus siglas en inglés), una organización benéfica que ofrece atención a las personas de la industria del entretenimiento.
“Ann Sullivan fue una mujer extraordinariamente dotada y resistente que persiguió su sueño de vivir en California y trabajar en Walt Disney, y tuvo éxito con gracia y resistencia”, dijo Beitcher, presidente y CEO del MPTF, tras confirmar la noticia al portal web Deadline.
Sullivan nació en 1929 en Fargo, Dakota del Norte, pero de joven se mudó a California, donde estudió en el Art Center de Pasadena. Tras graduarse en 1950, consiguió un trabajo como bocetista en el laboratorio de pintura de animación en la ya prestigiosa Walt Disney, un trabajo que abandonó para formar una familia.
En 1973 luchó volvió a dibujar, en aquella ocasión para Hanna-Barbera.
“Pero todo lo que siempre quiso hacer fue trabajar en los Estudios Walt Disney, y lo hizo. Ann se unió al departamento de animación a tiempo para pintar y pintar con tinta los clásicos de Disney como “La Sirenita”, “El Rey León” y “Lilo y Stich”. Sorprendentemente, tarde en su carrera”, precisó Beitcher.
Sullivan desarrolló una fructífera carrera como animadora. Formó parte del proceso de creación de otros títulos emblemáticos de Disney como “Pocahontas”, de 1995; “Hércules”, de 1997; “Tarzán”, de 1999 y “El planeta del tesoro”, de 2002, entre muchos otros.
Se retiró en el año 2000.
El pasado viernes 10 de abril fue su cumpleaños 91. Durante todo el día el personal de MPTF la ayudó a conectarse con familiares y amigos a través de Facetime para que la felicitaran y le mostraran su admiración.
Su hija Shannon recordó de ella su gran sentido del humor. “Era extremadamente positiva y tocó a todos los que tuvieron la suerte de conocerla. Le encantaba pasar un buen rato”.
“La llamamos Risitas en MPTF. No podías evitar enamorarte de su risa”, añadió Bob Beitcher.
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