Santiagueros amanecen en las calles como única forma de comprar pollo

La "lucha" diaria ha cambiado en Santiago de Cuba.

Santiagueros haciendo cola para comprar pollo © CiberCuba
Santiagueros haciendo cola para comprar pollo Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 4 años

Amanece y en la ciudad de Santiago de Cuba la realidad de muchos cambió: Quienes antes se dirigían a sus centros laborales, tras lidiar con el transporte, ahora cambian su lucha diaria por las colas en las tiendas recaudadoras de divisas, con la esperanza de alcanzar un paquete con pollo.

Desde las cinco de la mañana, incluso un poco antes, se ven personas amontonadas y deambulando alrededor de las tiendas, organizando las colas, marcando por uno y para otros, por momentos se van, regresan…


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No todas las personas son de los lugares cercanos a las tiendas, algunos vienen de distantes barrios, pero les une la esperanza de adquirir un paquete con pollos, muslos están entre sus preferidos, aunque por estos días lo mismo sirve las pechugas que los animales enteros y congelados, en cualquier formato o cantidad.

“Alguien me dijo que sacarían pollo en esta tienda ( 4ta y Garzón), por eso vine antes que saliera el sol, lo malo es que hay que esperar, hacer la cola, y a ciencia cierta uno no sabe si venderán. A las 10 de la mañana, más o menos, es que te enteras si viene o no el pollo, pues a veces ni los de la tienda saben, o no te dicen. No queda otra que esperar y rezar”, asegura alguien de los tantos que esperan.

Los nervios se caldean por nada y hay mucha gente nerviosa e insegura. Desde el anuncio del cierre de los grandes centros comerciales en La Habana y su paulatina aplicación en el resto de las provincias, las personas han decidido sacar el dinero ahorrado y tratar de llevar a casa algunas provisiones.

El problema está, como siempre, en encontrar qué llevar al hogar.

“Yo quería comprar pollo, es más barato que la cañada de res, por ejemplo, que cuesta 10 CUC, o el atún que cuesta una lata casi 10 CUC también. Además, con el pollo se pueden hacer muchos más platos, se puede estirar y rinde más. El problema está en que si no estás en la tienda desde las seis de la mañana te quedas en eso”, asegura una santiaguera.

La tienda Zona +, uno de los grandes centros comerciales de la ciudad de Santiago de Cuba, es también uno de los más abastecidos y de los que amanece con más personas en sus puertas.

“Estoy desde las cinco de la mañana y a mí nadie se me va a colar. Los hombres pa´ allá y las mujeres aquí. Cuando abra, a las nueve, el que quiera entrar a comprar, que entre, pero cuando llegue el camión del pollo, yo soy la primera que pa´ eso me levanté temprano, ¡y nadie se me va a colar!”, asegura mujer de unos cuarenta y pico años, bastante exaltada.

La mujer es de esas organizadoras espontáneas que emergen en cualquier cola de Cuba. Sin embargo, está que echa chispas si alguien le roza. No es la única, en sentido general la gente está bastante agresiva. Dicen que el santiaguero es violento por naturaleza, que lo trae en la sangre. Creo que sí, pero en estos días de coronavirus y escasez, es una característica bastante exacerbada en hombres y mujeres.

Mientras esta señora organiza la cola, abre la tienda Zona +, ubicada en la reverdecida Avenida Patria, la misma que interconecta la Plaza de la Revolución con el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia.

“Los que vayan a entrar que no sea por pollo, que la cola del pollo es aquí”, asegura la mujer. Pero la gente se avalancha. Se forma la aglomeración. Hasta el día de hoy no han encontrado forma de evitar que se formen, ni con aplicaciones, ni con discurso, sólo a fuerza de policías, pero ahora mismo no hay agentes del orden, solo santiagueros en cola y una tienda recién abierta.

Las personas logran entrar y se reparten entre los estantes. para fingir que compran, pero están atentos a la llegada del camión con pollo. Así evitan la cola afuera y se aseguran un paquete con ave. No todos se levantan temprano, y al que madruga Dios lo ayuda, dicen; más aún en un Viernes Santo tan peculiar como el de 2020.

Una aglomeración anunciada. La misma que en varias tiendas de la ciudad. La gente se mueve, instintivamente, casi detrás de los camiones del pollo, escaso para las bocas con nasobucos que aguardan detrás de las nucas con tiritas del protector de tela. Casi siempre pasa igual: Más bocas que pollos; más colas que alimentos y artículos de aseo.

Cuando el escaso pollo se agota, la tienda se vacía y empieza la procesión no santa, el peregrinaje por la ciudad porque dicen que en otra tienda aún quedan paquetes de ave, y así hasta la caída de la tarde, preludio a la noche de ciudad desierta, sin el ir y venir de personas porque el toque de queda no anunciado oficialmente, pero sugerido con la persuasión del Consejo de Defensa Provincial y demás factores, vacía las calles de Santiago de Cuba, donde el rumor más persistente es que la cosa se pondrá más mala.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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