En la ciudad de Santiago de Cuba se encuentra a un 85 por ciento de ejecución un hospital de campaña con capacidad de 300 camas. La instalación está emplazada en el Consejo Popular El Caney, a muy pocos kilómetros del centro histórico de la urbe.
El mismo, que se construye en medio de un plan de acciones para enfrentar la COVID-19, funcionaría como un centro de aislamiento para evitar la propagación de enfermedades altamente contagiosas, que frecuentemente afectan al territorio del sur oriente de Cuba.
A finales de abril se prevé la apertura de este centro de salud, en el que actualmente laboran unos 70 trabajadores, entre el personal médico y de servicios, los que estarán distribuidos por turnos de trabajo una vez inicie su funcionamiento.
En estos momentos se trabaja en el sistema de tratamiento de residuales y en el abastecimiento de agua de la instalación, la cual recibe la máxima prioridad por parte del gobierno, quienes realizan visitas sistemáticas por la apremiante necesidad de contar con estas 300 camas si la COVID-19 llegara a afectar a la urbe.
La ciudad de Santiago de Cuba actualmente tiene listo tres hospitales para una posible propagación de la COVID-19 a la vez que todos los centros asistenciales toman medidas, una de ellas la creación de consultas específicas y cuerpos de guardias en las instituciones de mayor tamaño.
Sin embargo, aunque desde el pasado sábado por decisión del Consejo Provincial de Defensa están cerrados todos los centros estatales o privados que no estén vinculados a la venta de alimentos o de aseo personal, las personas en la calle no tienen una verdadera percepción de lo que es el aislamiento social.
“Temprano en la mañana ves personas en la calle como si nada. En algunas calles no tan transitadas puede que percibas menos gente, pero en las avenidas principales es como un día normal natural”, asegura muy preocupada una profesora de la universidad.
“Todo es cola. Las tiendas están llenas de personas haciendo cola. A veces te topas personas que temprano en la mañana marcan en una tienda con la esperanza que saquen pollo. Cuando avanza el día y llega las 11 de la mañana, por ejemplo, es que vuelven a sus casas porque ven que el camión con el pollo no llega. Así no se vence la batalla contra el coronavirus maldito ese, así no se puede”, asegura.
A su vez, autoridades gubernamentales anunciaron medidas más extremas con el fin de que las personas no salgan a la calle, entre ellas la suspensión de la venta de arroz y azúcar de forma liberada, la comercialización de un módulo de aseo a cada núcleo y la posibilidad de comprar 3 libras de papas por persona.
Esta última ya se aplica desde hace varios días en la urbe, sin embargo las colas otra vez dan al traste con el principio de mantener más de un metro de distancia entre las personas.
“Cuando hay policías es que se organiza, sino no. La gente lo que quiere es comida. No otra cosa”, opina.
Otra medida que también recibe atención priorizada en la ciudad de Santiago de Cuba es la fabricación de nasobucos de tela, en la Unidad Empresarial de Base no.10 Confecciones Textiles Costa.
Costureras, cortadores, mecánicos y auxiliares, agrupados en cinco brigadas, producen alrededor de mil nasobucos diarios cada una.
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