Cuba dispone de unos dos mil respiradores artificiales para afrontar la epidemia coronavirus, según distintas fuentes médicas de dentro y fuera de la isla, que coincidieron en que -en caso de una explosión del COVID-19- los aparatos de ventilación mecánica no alcanzarían para cubrir todas las necesidades.
El gobierno habría realizado recientemente una compra de respiradores artificiales, pero las fuentes dentro de la isla aseguran desconocer marca, cantidad y procedencia y recordaron que la entrada en vigor de la Ley Torricelli generó dificultades notables a Cuba para la adquisición de ventiladores médicos y repuestos de la marca Bird.
Una fuente del Ministerio de Economía y Planificación dijo a CiberCuba que, en los convenios firmados, para la venta de servicios médicos especializados y de urgencia a Italia, Venezuela, Nicaragua y Belice, se incluyó una cláusula que establece un cobro mixto, una parte en metálico y otra en equipos e insumos médicos para afrontar el coronavirus en la isla.
La fuente rehusó precisar el monto de los contratos, pero recordó que, "en condiciones normales", Cuba suele cobrar unos cuatro mil dólares norteamericanos por médico y unos tres mil por enfermeras y demás personal sanitario, a lo que habría que sumar los gastos que asume el país receptor de las brigadas médicas cubanas.
"No se trata de una cuota fija, las cantidades fluctúan de acuerdo a cada país y circunstancias del acuerdo", matizó la fuente, que reconoció que la venta de servicios médicos "de calidad, es una fuente importante de ingresos" para la economía cubana, especialmente en la actual crisis económica, agudizada en octubre de 2019, por las crecientes dificultades de Venezuela, hasta ese momento socio comercial y aliado político preferente de La Habana.
Médicos intensivistas y generales, especialistas y enfermeras de Terapia Intensiva discrepan en cuanto a la cifras de respiradores artificiales disponibles en la isla y el cálculo está hecho, tomando como referencia unos mil equipos instalados en hospitales generales y especializados, según sus cálculos, a los que suman los existentes en el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) y una reserva administrada por el Ministerio de Salud Pública, que no supieron cuantificar.
A estas cifras, habría que añadir los comprados ya en medio de la crisis mundial del coronavirus, pero de los que carecemos de datos oficiales, como es habitual en la política informativa del gobierno cubano.
CiberCuba escribió sendos correos electrónicos al Ministerio de Salud Pública que, en su web, solo ofrece la opción de rellenar una solicitud en el apartado de Atención a la población, y al doctor Albadio Pérez Assef, Jefe del Grupo Nacional de Medicina Intensiva y Emergencia, para contar con sus versiones de la cobertura médica cubana frente al coronavirus, pero no han respondido a nuestra petición.
Cada sala de Terapia intensiva posee entre cinco y doce respiradores artificiales, pero las fuentes avisan que -en la mayoría de los casos- se trata de equipos antiguos y que algunos están averiados por la falta de repuestos y los años de uso, circunstancia que compromete la atención médica en caso de un crecimiento notable de los enfermos de coronavirus en Cuba.
Cuba cuenta con 95 mil 487 médicos y 85 mil 732 enfermeros, incluidos licenciados en la especialidad y auxiliares para afrontar la epidemia de coronavirus, según cifras del Anuario Estadístico correspondiente a 2018 de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).
A esas cifras, habría que sumar los graduados en 2019 y descontar los que permanecen trabajando fuera de Cuba, sujetos a los convenios de venta de servicios médicos.
Por provincias, La Habana lidera la plantilla de profesionales de la Medicina, incluidos estomatólogos, Médicos de Familia y personal de enfermería, con 44 mil 20 profesionales, seguida de Santiago de Cuba con 22 mil 757, Holguín con 19 mil 608 y Granma con 18 mil 362.
Isla de la Juventud, en correspondencia con sus dimensiones y población, es el territorio cubano con menos profesionales de Salud Pública: Mil 539, siempre según datos de la ONEI.
Cuba cuenta con un total de 150 hospitales, incluidos generales, especializados e institutos de investigación, 449 policlínicos, 10 mil 869 consultorios del Médico de la Familia y 29 bancos de sangre.
La capital vuelve a ser la primera en cobertura médica con 34 hospitales, 82 policlínicos y dos mil 22 consultorios del Médico de la Familia y cuatro bancos de sangre; Santiago de Cuba: 18 hospitales, 42 policlínicos, mil 48 consultorios del Médico de la Familia y dos bancos de sangre.
Holguín tiene 15 hospitales, 42 policlínicos, mil 55 consultorios del Médico de la Familia y cuatro bancos de sangre. Camagüey y Villa Clara cuentan con 13 hospitales cada una, pero la primera aventaja a la provincia agramontina en policlínicos, con 37 unidades, frente a 31; y en consultorios del Médico de la Familia con 837 por 674.
Las regiones cubanas con menos hospitales son: Isla de la Juventud, con uno. Cienfuegos y Ciego de Ávila, con tres y Guantánamo, Mayabeque y Artemisa, con cuatro hospitales cada una.
El total de camas hospitalarias asciende a 61 mil 804; de ellas, 46 mil 982 para asistencia médica y 39 mil 468 en hospitales; pero la ONEI establece un cálculo de camas médicas disponibles realmente, atendiendo a las siguientes variables:
Dotación normal de camas: Número de camas destinadas al cuidado permanente de pacientes internados, que han sido dotadas de los recursos financieros necesarios para asegurar su funcionamiento, son camas presupuestadas disponibles para dar servicios de hospitalización.
Camas reales: Son aquellas que se encuentran instaladas y dispuestas las 24 horas del día para recibir a
una persona, esté ocupada o no, excluyendo las camas de observación de los cuerpos de guardia, para trabajo de parto, cuarto de emergencia o reconocimiento, investigaciones menores, metabolismo, electrocardiogramas, investigaciones radiográficas o de laboratorio, bancos de sangre, recuperación y recién nacidos normales, estén o no junto a la madre.
Cuba no dispone de camas hospitalarias para acompañantes y también excluye de las camas reales a las usadas por trabajadores que residen en el hospital y las camas de hospitales de día.
Promedio de camas reales: Es el resultado de dividir los días/camas de un período determinado entre el número de días del período. Se expresa en números enteros.
Al no disponer de cifras de plazas no usadas en la atención directa a pacientes y/o destinadas a otros usos, no se conoce el promedio de camas reales de Cuba.
En población, Cuba tiene un total de 11 millones 209 mil 628 habitantes residentes en la isla; de ellos, cinco millones 633 mil 640 mujeres y cinco millones 575 mil 988 hombres con una tasa negativa de crecimiento -1,0, según datos del Anuario Demográfico correspondiente a 2018, de la ONEI.
Las provincias más pobladas son La Habana (2 millones 130 mil 517), Santiago de Cuba (un millón 50 mil 163) y Holguín (un millón 28 mil 637) y las de menor población son Isla de la Juventud (83 mil 907), Mayabeque (382 mil 931) y Cienfuegos (406 mil 998), siempre según datos de la ONEI.
En zonas urbanas, viven ocho millones 636 mil 231 cubanos y, en el campo, dos millones 573 mil 397 habitantes, con zonas de alta densidad poblacional como La Habana, Holguín y Santiago de Cuba.
Por edades, Cuba tiene ocho millones 922 mil 680 ciudadanos entre cero y 59 años de edad y dos millones 286 mil 948 entre 60 y más de 85 años, que sería -a priori- el grupo con mayor riesgo, según los informes médicos sobre la mortalidad causada por el COVID-19, en otros países.
De cero a nueve años, Cuba tiene un millón 217 mil pobladores; mayores de 85 años son 189 mil 406 cubanos residentes en la isla y el grupo de edad entre 50 y 54 años abarca a un millón doce mil 705 ciudadanos.
La Terapia Intensiva y de Emergencia cubana recibió un impulso notable tras la epidemia de dengue hemorrágico que, en 1981, mató a 158 personas de un total de 344 mil 203 contagiados por el serotipo 2 del virus de la enfermedad, con mayor prevalencia en personas de la raza blanca y que -a diferencia- de otros países, tuvo menor impacto en las mujeres que en los hombres, según una memoria de la Oficina Panamericana Sanitaria (OPS).
Tras la superación de la epidemia de dengue, Fidel Castro Ruz ordenó la construcción de varias Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en todo el país, donde se remodelaron y ampliaron las existentes y se compró el equipamiento necesario, incluidos respiradores artificiales, y se aceleró la formación de especialistas y enfermeras dedicados a trabajar a tiempo completo en estas unidades.
En 1984, se transforma la red de atención primaria y algunos policlínicos se convierten en centros principales de urgencias, dotándolos con equipos de apoyo vital avanzado y salas para la observación continuada; y de transporte especializado para el traslado a hospitales de enfermos con afecciones urgentes y graves.
En 1985, el MINSAP, creó la Comisión Nacional de Cuidados Intensivos que durante el quinquenio 1985-1990 realizó un trabajo de organización y planificación, desarrolló estrategias estructurales e inició la formación continuada de especialistas de primer grado, eligiendo médicos y enfermeras menores de 40 años.
La crisis económica que provocó el colapso de la URSS, con quien Cuba mantenía una relación económica de total dependencia, degradó el nivel asistencial de la medicina cubana, aunque en 1996 se creó el Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM), que fue organizado y dirigido durante varios años por el doctor Álvaro Sosa, recuerdan las fuentes consultadas.
El SIUM implicó una reforma notable de los sistemas de emergencia médica y transporte vital, y mejoró la organización en red de las UCI, y desarrolló los servicios de terapias intermedias y monovalentes para la atención a enfermedades coronarias e ictus, con la apertura de áreas intensivas municipales, explicaron los intensivistas consultados, que desconocen el impacto del colpaso chavista y, especialmente, la escasez de combustible y energía eléctrica, en esta estructura de atención a enfermos graves.
Cuba no na facilitados datos recientes sobre equipamientos y medicamentos disponibles para afrontar el coronavirus y otras enfermedades en su sistema de salud general y, específicamente en sus servicios de cuidados intensivos, y la red conectada al SIUM.
El Instituto de Medicina Tropical (IPK), fundado en el año 1937, por el profesor Pedro Kourí, es el centro de referencia para pacientes con coronavirus en Cuba, que cuenta además con tres laboratorios de Biología molecular en La Habana, Santa Clara y Santiago de Cuba para hacer los análisis de COVID-19.
Una funcionaria del gobierno dijo a CiberCuba que la estrategia gubernamental contempla la conversión de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) en un hospital de campaña para observación epidemiológica de pacientes sospechosos de coronavirus, extremo que no pudo ser confirmado con el MINSAP.
Curiosamente, la epidemia mundial de coronavirus y su aparición en Cuba canceló la celebración del IV Simposio Internacional de Ventilación Mecánica, que sesionaría del 28 al 30 de abril de 2020, en el Palacio de Convenciones de La Habana, según el calendario oficial del evento, que no se celebra desde hace diez años.
El encuentro médico pretendía mostrar las mejores experiencias profesionales de Iberoamérica, en la atención a pacientes necesitados de esos métodos terapéuticos, del desarrollo científico, la innovación tecnológica, y la socialización de los resultados, según la convocatoria del doctor Pedro Luis Véliz Martínez, Presidente de su Comité Organizador.
En el evento, entre otras, se abordarían la Ventilación artificial referida a la Epidemiología, a pacientes ancianos, madres con embarazos de riesgo, Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), y enfermos de cáncer, según la agenda oficial.
Amnistía Internacional (AI), una entidad defensora de los Derechos Humanos vetada por el castrismo, realizó un informe sobre los efectos del embargo norteamericano en los derechos económicos y sociales de los cubanos, especialmente en los sectores de población más vulnerables.
Las licencias del gobierno norteamericano para exportaciones de alimentos a Cuba han contribuido a aliviar la escasez, pero no ha ocurrido de igual modo con las limitadas autorizaciones de venta de medicinas y equipos médicos, afirma AI en su informe sobre los efectos del embargo estadounidense sobre la población cubana.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en: