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El grupo de empresas controladas por el hijo de Luiz Inácio Lula da Silva y sus socios planeaba la creación de un club de fútbol, que usaría los nombres del prócer independentista de Cuba, José Martí (1853-1895), y del guerrillero argentino Ernesto “Che” Guevara, según revelan documentos incautados recientemente por la policía brasileña.
Junto a un documental, una revista y una página de internet destinados a exaltar la vida de Lula, el extravagante proyecto del Martí Soccer Club, o MSC, formaba parte de iniciativas impulsadas para reconstruir la roída imagen del expresidente brasileño, al tiempo que abría nuevos frentes de negocios y oportunidades comerciales.
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Todo comenzó el pasado 10 de diciembre, cuando la fiscalía brasileña puso en marcha la fase número 69 de la operación anticorrupción Lava Jato para investigar pagos millonarios de compañías telefónicas a las empresas del grupo Gamecorp-Gol, que es controlado por Fábio Luiz Lula da Silva -Lulinha- y sus socios, Jonas Suassuna y los hermanos Fernando y Kalil Bittar.
Apenas despuntaba el día, cuando la policía allanó 47 locales relacionados a los investigados, apoderándose de centenas de documentos que engrosaron las pruebas de los presuntos delitos de corrupción.
Cibercuba obtuvo parte de esas evidencias, entre las cuales se encuentran los esbozos del proyecto futbolístico "martiano y guevarista", muy al gusto de la izquierda continental. Los documentos forman parte del material recogido por la policía en la sede de Bitt Business Intelligence, propiedad de Kalil Bittar, uno de los socios de Lulinha en los sospechosos negocios investigados por Lava Jato.
Los bosquejos fueron realizados en gigantescas hojas de papel -como las utilizadas para presentaciones en caballetes- y describen el proyecto de manera icónica, usando palabras y frases sueltas, encerradas en recuadros y círculos enlazados por flechas.
Delirio y devoción
Bajo el encabezamiento “Martí Soccer Club” se leen las instrucciones “crear uniformes”, “mascota” e “himno”, así como las palabras “Cuba”, “Profesional Cuba” y “Adidas”, la marca de ropa deportiva que vistió tradicionalmente a los deportistas de la isla. En la misma página, se observa un dibujo de una camiseta con una estrella solitaria que cubre parte de la lateral y del centro de la pieza.
En tres de los bocetos aparecen referencias no esclarecidas, que pudieran vincularse al fallecido gobernante cubano Fidel Castro: una caricatura pequeña de un barbudo con tabaco y gorra, y las letras F.C.
No se esclarece el papel que jugaría la firma Adidas en el proyecto, aunque todo indica que estará a cargo de los uniformes del equipo.
En otra hoja fotografiada por la policía, surge la inscripción “Che Sport Club”, en referencia al “Che” Guevara, junto a otro dibujo de un uniforme de jugador de fútbol con una estrella que abarca el hombro de la camiseta.
Según la versión de la revista Veja, autora del destape noticioso, Martí Soccer Club sería el nombre de la empresa propietaria, mientras que Che Sport Club, el nombre del equipo. Sin embargo, el material en poder de Cibercuba deja dudas sobre si la empresa investigada coordinaba la fundación de un equipo de futbol real o virtual.
En los documentos consultados, Bitt Business Intelligence se autodefine como una “Empresa enfocada en inteligencia de mercado”, con actividades típicas del universo digital: desarrollo de aplicaciones, redes sociales, datos, juegos y realidad aumentada. Cibercuba entró en contacto con la empresa de Kalil Bittar, pero no recibió respuesta a la solicitud de entrevista.
Mapa de la mina
La fase 69 de la operación Lava Jato, denominada Mapa de la Mina, se deriva de la fase 24, puesta en marcha en marzo de 2014 para investigar un esquema de corrupción que involucraba, entre otros, a las constructoras Odebrecht, OAS, al expresidente Lula y los negocios de Lulinha.
Mapa de la Mina pone la lupa ahora sobre contratos celebrados entre las mayores compañías de telefonía, internet y cable del país sudamericano y las empresas del vástago presidencial y sus tres socios.
La fiscalía ha detectado que las compañías de telecomunicaciones entregaron a esa sociedad al menos $55 millones de dólares por servicios ficticios o de poca monta. La gigante Oi, con concesiones de telefonía que abarcan gran parte del territorio de Brasil, llegó a entrar en sociedad con la empresa fundada por Lulinha, entonces un biólogo que se aventuraba en el mundo de la tecnología y cuyo historial laboral se reducía a cuidador de animales del zoológico de São Paulo.
Todo, según la tesis de la fiscalía brasileña, para favorecerse de medidas aprobadas durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores. Como parte de la operación, la fiscalía llegó a pedir prisión preventiva para Lulinha, la cual fue negada por la jueza que conduce la operación.
Blanqueo entre amigotes
Los fiscales sospechan que, además de enriquecer de la noche a la mañana al hijo del expresidente, parte de ese dinero financió la compra de la finca de Atibaia, en São Paulo, que le costó a Lula su segunda condena a 17 años de cárcel por corrupción y blanqueo de capitales.
Los socios de Lulinha -Fernando y Jonas- son precisamente los dueños formales de la finca, cedida en gesto de amistad con el exmandatario para el ocio familiar.
A 150 metros de la propiedad rural, la compañía Oi levantó una antena de celular para mejorar la recepción en la zona. La instalación de la infraestructura pública fue solicitada por Kalil Bittar y ejecutada por la concesionaria en plazo récord. La Oi era controlada por el grupo Andrade Gutierrez, la constructora que, junto a Odebrecht, es una de las mayores implicadas en el gigantesco esquema de corrupción destapado por Lava Jato.
Y no paran ahí las “coincidencias”. Los muebles de la cocina del triplex en la playa que puso a Lula tras las rejas durante más de año y medio fueron comprados por Fernando Bittar.
Así como su padre, el hijo del expresidente tampoco tiene propiedades lujosas a su nombre y usa las casas de los amigos.
El apartamento que ocupa Lulinha es una inversión de más de un millón de dólares de su socio Jonas. Se lo alquila por un valor muy por debajo del precio de mercado. Lava Jato descubrió que antes de comprar el inmueble, Jonas mandó un correo a Lulinha para que aprobara el plano del inmueble.
Asimismo, se han encontrado recibos que demuestran que los electrodomésticos importados que usa Lulinha fueron adquiridos por la empresa PDI, de Kalil Bittar.
Se sospecha que PDI sea una empresa de fachada, o quizás con habilidades milagrosas: logra reportar ingresos anuales millonarios sin tener empleados.
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