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PEKÍN, 24 ene (Reuters) - China intensificó las medidas para contener el virus que ha matado a 26 personas e infectado a más de 800, con la suspensión del transporte público en 10 ciudades, el cierre de templos en medio de la celebración del Año Nuevo Lunar e, incluso, de la Ciudad Prohibida y parte de la Gran Muralla.
La festividad, que dura una semana y comenzó el viernes, da la bienvenida al Año de la Rata, pero las autoridades sanitarias temen que la tasa de infección se acelere, ya que cientos de millones de personas viajarán a sus casas y al extranjero. El parque temático Shanghai Disneyland anunció el cierre de sus puertas a partir del sábado hasta nuevo aviso.
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el jueves el nuevo coronavirus como una emergencia para China, pero no llegó a declarar una epidemia de interés internacional.
Aunque la mayoría de los casos y todas las muertes han sido en China, el virus ha sido detectado en Tailandia, Vietnam, Singapur, Japón, Corea del Sur, Taiwán y Estados Unidos. Es muy probable que también haya casos en Reino Unido, señaló un funcionario de salud.
En Wuhan, la ciudad del centro de China en la que se originó el virus el mes pasado, las farmacias se estaban quedando sin suministros y los hospitales estaban inundados de residentes nerviosos que querían someterse a revisiones médicas.
"Hay muchas noticias y datos. Hay una actualización cada 10 minutos, es aterrador, sobre todo para gente como nosotros en una zona tan afectada", dijo Lily Jin, una residente de 30 años. "Aunque no estés enfermo, uno tiene miedo de ponerse malo".
Hasta el jueves había 830 casos confirmados y 26 personas habían muerto, según la Comisión Nacional de Salud.
La mayoría de los casos se encuentran en Wuhan, donde se cree que se originó el virus en un mercado que comercializaba animales salvajes de manera ilegal. Las investigaciones preliminares sugieren que se transmitió a los humanos a través de serpientes.
La ciudad de 11 millones de habitantes, y la vecina Huanggang, con unos 7 millones, estaban prácticamente aisladas. Las estaciones de ferrocarril estaban casi clausuradas, se detenían pocos trenes, los vuelos estaban suspendidos y había puestos de control en las principales carreteras de entrada y salida de la población.
Una decena de personas se bajó de un tren de alta velocidad que llegó a Wuhan en la tarde del viernes, pero nadie se subió antes de reanudar su viaje.
"Tengo que estar con mi familia", dijo un pasajero que salía de la estación con dos grandes maletas y declinó dar su nombre.
HOSPITAL A CONTRARRELOJ
Wuhan está construyendo de forma acelerada un hospital de 1.000 camas para tratar a los infectados, con el objetivo de tenerlo listo para el lunes, informó el Changjiang Daily.
Los edificios prefabricados estaban siendo levantados en torno a un complejo vacacional destinado originalmente para trabajadores, situado en unos jardines junto a un lago a las afueras de la ciudad.
Imágenes televisivas mostraron a una treintena de excavadoras mecánicas removiendo la tierra en el lugar.
Los hospitales de Wuhan pidieron donaciones de equipos de protección como máscaras y trajes especiales, ya que los suministros empezaban a escasear.
Varias aerolíneas suspendieron sus vuelos a Wuhan, mientras que aeropuertos de todo el mundo intensificaron la revisión de los pasajeros procedentes de China.
Las autoridades chinas aconsejaron a la gente que evite las multitudes y 10 ciudades en la provincia central de Hubei, donde se encuentra Wuhan, suspendieron parte de su transporte, reportó el Hubei Daily.
Algunas secciones de la Gran Muralla cerca de Pekín cerrarán desde el sábado, según medios estatales. Célebres templos cerraron también, incluido el Templo Lama de Pekín, donde la gente hacía ofrendas para el año nuevo, al igual que la Ciudad Prohibida, la atracción turística más famosa de la capital.
Shanghai Disneyland cerrará desde el sábado. El parque temático tiene una capacidad diaria para 100.000 personas y lo vendió todo en el Año Nuevo Lunar del año pasado.
(Reporte de Roxanne Liu, David Stanway, Martin Pollard, Tony Munroe y Ben Blanchard; escrito por Michael Perry y Robert Birsel; editado en español por Carlos Serrano)
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