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Más de 10 revendedores de materiales de construcción y ferretería fueron arrestados la semana pasada en Santiago de Cuba, después de una redada policial en el reparto Los Cangrejitos, informa un reporte de Cubanet.
Durante el operativo las autoridades pidieron identificaciones a todos los transeúntes, sin excepción, al tiempo que mantenían la calle cerrada con varios coches patrulleros.
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El propósito era la detención de estas personas, que radicaban en las inmediaciones de la tienda Mega Caribe.
Los revendedores son conocidos por adquirir cantidades de productos en los mercados al precio establecido por el Estado, a veces con la complicidad de trabajadores de estos centros, para luego venderlos en la calle por un monto superior.
En el caso de los detenidos en Santiago de Cuba, se confirmó que estos trabajaban en coordinación con personal del referido centro comercial, perteneciente a la red de tiendas TRD Caribe que, a su vez, se subordina al conglomerado empresarial de las Fuerzas Armadas GAESA.
Allí, los revendedores pagaban por materiales de construcción, artículos de ferretería y productos alimenticios que posteriormente proponían a costos más elevados que los ofrecidos por el sector estatal. Estos ya cuentan con un sobreprecio que el gobierno cubano atribuye a una medida tomada para reponerse de las sanciones estadounidenses contra el régimen.
“Con este operativo ya son tres que se hacen, incluso en el segundo hasta las tropas especiales vinieron, sin embargo, la cosa no mejora y es que el problema no es que haya personas que compren y luego vendan más caro, sino que el propio personal del centro busca lucrar con los productos que allí llegan. El primer gerente de la tienda dejó el trabajo de pronto, y no es difícil pensar por qué”, dijo al citado medio Eduardo Gonzáles, un residente de la zona.
El reporte hace alusión también a otros locales zambullidos en estas tretas, como la tienda Gramalla, adonde una santiaguera se dirigió en busca de un lavamanos por un valor de 30 dólares. Sin embargo, al llegar al lugar, la dependiente le informó que el producto se había agotado. Luego, la interesada se sorprendió cuando otra persona en la calle le propuso venderle la misma mercancía, pero al doble del precio con que se comercializa en el mercado estatal.
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