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Un total de 25 familias residentes en áreas del litoral costero del municipio de Gibara, en Holguín, han tenido que abandonar definitivamente su residencia habitual debido al riesgo que sufrían, ante la alta posibilidad de una subida del nivel del mar por el cambio climático.
Según explicó al diario Granma Andrés Ricardo Rivas, vicepresidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, los vecinos fueron trasladados hacia la comunidad 26 de Julio, situada encima de una colina hacia la que se extiende la urbanización de la llamada Villa Blanca de Los Cangrejos.
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Cuando concluya el proceso de instalación de esas familias en las nuevas viviendas, quedarán todavía otros 11 núcleos en áreas de posibles penetraciones del mar, los cuales también tendrán que ser reubicados tierra adentro.
El año pasado los habitantes de otras nueve casas de la costa debieron mudarse a zonas que están lejos del peligro de las penetraciones del mar.
Todas estas medidas forman parte de la Tarea Vida, plan aprobado en 2017 por el gobierno cubano para minimizar los efectos del cambio climático, el cual contempla cinco acciones estratégicas y 11 tareas dirigidas a neutralizar los daños en las zonas vulnerables.
Especialistas han alertado de los riesgos que enfrenta la provincia de Holguín con el cambio climático, especialmente aquellas zonas que por estar más bajas son más vulnerables. Además de la parte costera que abarca a Gibara, están en riesgo la playa Morales, en Banes; la playa Corinthya, en Mayarí y la región de Moa.
Estas zonas serán las primeras en sufrir el impacto del fenómeno, pues con que el nivel del mar se eleve solo en 85 centímetros, sus residentes tendrán que emigrar hacia otros lugares, una realidad que vendría a empeorar aún más la grave escasez de viviendas que padece el país.
Además, al ser más personas en el mismo espacio, comenzarán a invadir zonas aledañas a la ciudad, y eso conllevará a que haya menos áreas para producir alimentos. Incluso, desaparecerán o disminuirá el número de especies polinizadoras, lo cual obligatoriamente influirá en la disminución de cultivos.
Los expertos cubanos prevén para el 2050 que la elevación de las aguas alcance los 29.3 centímetros, sobre todo en zonas costeras bajas y humedales. Un pronóstico que agravaría también los efectos de las urgencias ocasionadas por el paso de los huracanes, al cubrir el mar mayores espacios en los asentamientos poblaciones y terrenos cultivables afectados.
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