Vídeos relacionados:
Estas cosas, en Cuba, nunca nos las contaron.
Quizás, porque ese pueblo nuestro -indisciplinado siempre y heroico a conveniencia- no está preparado, el pobre, es bruto, no sabe.
Lo más leído hoy:
Lleva más de sesenta años de educación “gratuita” y no aprende.
Y “nunca es el momento” para -al menos- explicarle lo que no guarda, absolutamente, ninguna explicación.
¿Qué clarificación puede tener un sinsentido?
Un silencio recorre el mundo con el socialismo.
El socio-ocultismo.
De pura casualidad, encontré esta esclarecedora película, One Child Nation -literalmente, su título, puede traducirse como EL PAÍS DE UN NIÑO, o EL ESTADO DE UNA CRIATURA, e, incluso, aún peor, LA PATRIA DE UN NIÑO SOLO - al que, no logro borrar de mi mente y me urge recomendar, especialmente, pues creo que el orbe entero, lo debería conocer. *
* Dudo mucho que lo pasen por la televisión, algún día, en Cuba, aunque aspiro a que se pueda colar a través del paquete.
Y se refiere a la horripilante, e inhumana, política, implantada por el gobierno chino, durante más de treinta y cinco años, que exigía -en nombre de esa entelequia a la que llaman “patria”- que, cada matrimonio, solamente, podía tener un hijo.
Una extrema medida que hizo ilegal que las parejas tuviesen más de una criatura.
Y que, aunque finalizó en el 2015, aún se lidia con el indetenible trauma de su brutal aplicación, pues las consecuencias, hoy día, siguen siendo devastadoras. *¡Qué horror!
El fenómeno degeneró, además, en un enorme tráfico de bebes en el mundo. Y se habla de más de 150 mil casos. La inmensa mayoría de los que adoptaron niños chinos, sin saberlo, contribuyeron a una de las más cruentas segregaciones familiares de la historia de la (IN)humanidad y de la que muy poco se dice.
Sorprendente material, realizado desde el dolor mismo, pues sus creadoras -Nanfu Wang y Jialing Zhang. ¡Ojo, dos mujeres tras la cámara!- vivieron la experiencia en carne propia, e indagan en sus mismas historias y en la de sus familias.
Amparados en un pretendido “control de la natalidad” que “salvaría” al país, se cometió, durante años por los comunistas chinos, uno de los crímenes más atroces de la historia. Del que se ha contado bien poco, pero, cuyas proporciones, alcanzan a los escalofriantes datos de mayores desastres humanos, en las más atroces conflagraciones internacionales.
Enseñar a creer, ciegamente, que amar al país es amar a su gobierno y al partido, es promover la ignorancia, cuenta una de las directoras, explicando cómo, ella misma, llegó a creer, ciegamente, en ese absurdo dogma hecho ley.
Y que les insuflaron desde nacimiento.
No en balde, en Cuba, ahora despiden a profesores que piensan.
Y no agrego el adverbio-adjetivo “diferente” porque, tal y como están las cosas, en nuestro país, la diferencia la marca, precisamente, la ya casi extraña capacidad para pensar. Razonar es algo que la mayoría de la gente evita y al estado no le interesa, en lo más mínimo, fomentar.
---- APARTE ----
Hago una pausa en la redacción de esta crónica. Suena, insistente, el timbre de la casa. Desconecto la concentración. ¡Carajo! Iba bien. Son dos mujeres a la puerta cuando abro. Una señora de casi ochenta años y una embarazada, centroamericana con un paraguas tan enorme como la panza que carga. La anciana es la que más habla. Dice que tiene un mensaje de Dios para mí. La corto. Le digo que, a su mano izquierda, se encuentra el buzón de la casa y que deje el recado del Señor ahí. Me ataca la panzona en defensa. Ellos no están autorizados a dejar sus mensajes de esa manera. Largo silencio entre ambos. Quise responderle, pues, habla con tu jefe que yo soy el que mando aquí. Pero, me callé. Pasó uno de esos momentos, de los que se dice, que “atraviesa un ángel”. Yo, al no ver ninguno, les dije que lo sentía mucho. Que tenía una llamada telefónica esperando. De otro señor. Mi novio. Pero, con un asunto más mundano entre las manos. Se pusieron bravas, dios mío, se ofendieron. Mas, de todas maneras, depositaron su octavilla en el receptáculo apropiado para las cartas. Regreso a escribir. Vuelvo a la realidad. ¡Al carajo los albañiles!
---- FIN DEL APARTE ---- Esto es como un segmento comercial. ¡Me encanta! *
* Sobre todo, porque rompe con la convención dramatúrgica de introducción, nudo y desenlace.
¡Retomemos!
NO.
NO HAY QUE PENSAR COMO NACIÓN.
LA NACIÓN ENTERA PRECISA DE PENSAR.
Y no la Patria como quimera intangible que pertenece a todos, aunque no es de nadie, sino cada uno de nosotros como entes individuales.
Los que, en demasía, “defienden” a las masas, viven la dulce vida a costa de ellas y ni padecen sus necesidades.
Es bien cómodo propugnar el comunismo, con el refrigerador rebosante, bien surtido y el tanque de gasolina, tan lleno como el bolsillo. ¡No digo yo, así cualquiera!
Sobre separaciones familiares, vidas sesgadas y cero respetos al ser humano, tras decretos dictados por mentes enfermas, que promueven crímenes como doctrinas, va este imprescindible documental.
Infancias arrasadas. *
* ¡Greta Thunberg tienes razón en lo que luchas, pero eres un tronco de afortunada, mamita! ¡Igual que mi gata!
Las realizadoras muestran, también, el otro lado de sus calvarios personales, entrevistando verdugos.
Todos aquellos que se prestaron para hacer tamaña monstruosidad.
Que fueron todos.
Porque se le conminó a toda una sociedad, a través de una férrea y constante propaganda - que, incluía, desde cajetillas de fósforos, hasta canciones infantiles transmitidas por televisión - a aceptar como normal el procrear hijos únicos. Y perseguir y castigar a quién tuviese más de uno. * Incluso, en el no muy lejano 1982, se incluyó esa irracional norma, como parte de la Constitución de la República.
* Todavía quedan letreros pululando una política estatal que trataron de imponer, convencer e inculcar a todo un pueblo. ¡Qué suerte tuvo el mundo de que Hitler no tuviera acceso, ni a la televisión, ni a Internet! ¡Qué desgracia, en cambio, que Fidel Castro no se haya apeado del tubo catódico, ni un segundo y hasta se nos sigue apareciendo, en fuegos artificiales, pertenecientes a otras celebraciones! Como un espectro que pende sobre nuestras machacadas existencias. ¡Vade retro, Satanás!
Las galardonadas realizadoras exploran el efecto dominó de este catastrófico experimento social, revelando una impactante violación de los derechos humanos, con relatos de primera mano, tanto de víctimas, como de perpetradores por igual.
Miles de recién nacidos asesinados, millones de forzadas esterilizaciones, o abortos obligatorios y secuestros gubernamentales se develan ante el mundo.
De esta manera, asistimos al increíble testimonio de una señora que - aunque hoy se desvive por redimir, en algo, la gran culpa con la que subsiste, tratando de ayudar a mujeres infértiles, o parentelas con problemas para procrear descendientes - confiesa haber matado, como pollos, a miles y miles de bebés recién nacidos. Y estamos hablando de alguien que no recuerda bien, si fueron cincuenta o sesenta mil críos. ¡Todas hembras!
Así anda el mundo que “vivimos”.
La orden era muy estricta. Nada podíamos hacer en esa época - responderá todo chino al que se le pregunte. La misma contesta que daban los alemanes después de la segunda guerra mundial.
No había alternativa alguna. Lo cual generó en un sentimiento de impotencia y obediencia colectiva.
No importa lo que piensas. Hay alguien que se arroga el derecho de hacerlo por ti. Y si hablas, te mandan o te hacen, acallar.
El burdo escamoteo de la verdad y la manipulación execrable de la historia, * en pos de intereses mezquinos que intentan que se acepten como lógicas, medidas tan inhumanas y aberrantes, han dado como resultado una nación anciana, un país lleno de viejos que no tienen, ahora, jóvenes que los cuiden.
* ¿No les suena algunos pasajes conocidos en toda esta historia?
China cambió su política - en este momento recomiendan, de la misma manera y con el mismo discurso, tener solamente dos hijos -e intenta borrar toda huella de un magnicidio epidémico que persistirá por siglos en la memoria de quienes la sobreviven, o conocen.
Son esos “secretos muy bien guardados” de los que todos hablan, o murmuran; pero que no se dicen.
Tengo miedo, Virgilio.
Un escalofrío me recorre el cuerpo de los pies a la cabeza.
Hoy, el que está preso de pavor soy yo.
Terror, pánico, a que Alicia Alonso - otra vez, dueña de los movimientos, en el más allá - le enseñe a Fidel Castro, la variación de la salida de la tumba, en el segundo acto de Giselle y tengamos que dispararnos el regreso de la momia del seboruco, o el sobrevuelo, en torbellino, de esas cenizas refrigeradas del “mambí desconocido” que cuidadosamente “descansan” bajo la cúpula dorada del Capitolio habanero.
Me da horror, me causa espanto.
¿Te imaginas un tercer acto dirigido desde las tinieblas?
Conmovedor.
Estremecedor documental.
Memorable denuncia.
¡No dejen de verlo!
---- EPÍLOGO AL APARTE ----
Recogí lo que las proselitistas depositaron en el buzón.
Son las palabras de Dios.
Debí haberles preguntado, ¿hacia dónde está mirando el Señor - o Budha, o Alá, o, al menos una, de las once mil vírgenes canonizadas - cuando, en el universo de su creación, se asesina tanto a mansalva y se despliega tanto odio, con miseria y sin compasión?
-------- Es el fin. *
Archivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.