Sheyla Yedid: "Las mujeres somos imprescindibles para Cuba"

"Doy la cara por Cuba y porque creo que todos debemos actuar en clave de libertad", declara esta artista.

Sheyla Yedid en una protestas contra la dictadura de Cuba (i) y en un retrato (d). © Cortesía de la entrevistada a CiberCuba
Sheyla Yedid en una protestas contra la dictadura de Cuba (i) y en un retrato (d). Foto © Cortesía de la entrevistada a CiberCuba

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Este artículo es de hace 5 años

Sheyla Yedid Pérez Zayas (La Habana, 1983) es una jiribilla que habla con todo el cuerpo y canta como solo saben hacerlo quienes han vivido en esa Habana intramuros donde la pobreza se ha hecho crónica y la rabia inunda cuarterías, pasillos escaleras y barbacoas.

Emigrada en Estados Unidos desde 2013, donde viven muchos familiares, incluido su padre y un hermano. Se mueve entre New Jersey y Nueva York, donde rompió su juramento de ser como el Che Guevara y hace vídeos para que el mundo y los cubanos indecisos perciban el horror cotidiano de los últimos 60 años en la isla.


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Antes había estado en México, como miembro de un grupo artístico, pero a los tres meses regresó a Cuba, donde las autoridades habían flexibilizado la emigración y aprovechó la ocasión para “dar otra vuelta por el mundo que no conocía” y quiso reencontrarse con parte de su familia, dejando en La Habana a su madre y abuela.

Cree que las mujeres son imprescindibles en el presente y futuro de Cuba, que vislumbra sin rencor ni desmemoria, pero insiste en la necesidad de superar el daño antropológico que padecen muchos cubanos de dentro y fuera de la Isla con empatía y simpatía, parte de su receta para el cambio de las “Cacas” (Canel, Castro, Camarilla) por seres plenos y llenos de luz.

Pese a que se proyecta como videasta, evita las redes sociales porque se angustia con el sufrimiento ajeno, pero participa en cuanto acto convocan para denunciar a la dictadura cubana, que ella asume desde la agilidad de sus vídeos cortos y amargos, sin la pretensión de que se hagan virales, solo que –cada vez- lleguen a más cubanos.

Doy la cara por Cuba y porque creo que todos debemos actuar en clave de libertad, declara, aunque admite que le resulta fácil porque sabe subirse a un escenario y actuar; pero ya no lo hace porque trabaja y estudia y, ha encontrado en sus cortos, una manera de expresión que la vacía y desborda, al mismo tiempo.

Esta entrevista comenzó en Madrid y terminó por teléfono, mientras ella aprovechaba un receso en su trabajo como fabricantes de joyas, donde la dueña la quiere bien y ha promovido su formación como orfebre. Antes de colgar, avisa: yo cambié aquí; en Cuba estudié poco y vivía pimpineando con mi música, mis amores y el alcohol; solo pensaba en irme cuando me sentía con la soga al cuello. Vine a Estados Unidos como quien ha estado en una fiesta y vuelve a casa después de años de extravíos, precisa.

¿Cuál es tu propuesta para que Cuba alcance la democracia?

Independientemente de todos los medidas y tecnicismos, como cambiar la Constitución, plebiscito, descentralizar la economía, hay que trabajar con los cubanos, especialmente con los que viven en la Isla. Hay que educarlos, porque han vivido muchos años bajo un sistema totalitario.

La propaganda del gobierno cubano es constante. El adoctrinamiento se produce desde que somos niños. Es terrible, pero muchos cubanos viven en libertad siguen cautivos del castrismo. Los cubanos debemos entender que la vida no es sólo tener comida y ropa; incluso para que tenga abundancia de ambas cosas, debe haber un cambio de sistema y la democratización de la sociedad.

Esta cubana pide democracia, libertad, esperanza (...) Foto cortesía de la entrevistada.

Los opositores, aparte de su valentía, se han preocupado por informarse cómo se vive en democracia y se inspiran en la vieja frase de que "La verdad, una vez despierta, no vuelve a dormirse"; y los religiosos usan esta otra: "y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres".

Pero, ¿qué información real llega al pueblo cubano? Principalmente, la que ordena el gobierno, a través de esa prensa anticubana.

El día que el pueblo sepa el verdadero motivo del embargo, pretexto perfecto para el régimen, la gente dirá ¡hasta aquí! Tú, gobierno, eres un usurpador.

Ahora con Internet hay una mella en ese muro de control de la información, pero aún el pueblo sigue estando en una isla en muchos temas importantes y su mente ha sido agredida por 60 años de embustes.

También hay cubanos que pretenden vivir en una burbuja, de espaldas a la dura realidad de sus hermanos y que prefieren estar bien con Dios y con el Diablo. Pero tendrán que definir en que lado quieren estar y picar su pastel, que es una frase mía. Está bueno ya, de lucrar y jugar con el dolor ajeno. Vamos a respetarnos todos.

El drama de Cuba ya no es una pugna entre Derechas e Izquierdas, como algunos pretenden presentar. Nuestro drama es humano. Y con la historia de que la mayoría de los emigrados somos democráticos, la dictadura y los descarados pretenden saquearnos a su antojo, pidiendo nuestro dinero y pretendiendo que estemos callados.

¿Crees de verdad que Cuba aún está tiempo de cambiar? ¿O ya es demasiado tarde?

Sí, lo creo. El relevo está listo. Gente joven, talentosa, pacífica y contraria a toda la barbarie de los guerrilleros de 1959. Muchos cubanos tenemos ganas de trabajar por nuestro país y vivimos esperanzados con el cambio, aunque en estos años hemos tenido momentos de bajón por la frustración que produce ver que el régimen hace y deshace a sus anchas con impunidad.

Ahora mismo, José Daniel Ferrer y otros tres activistas anticastristas llevan un mes secuestrados; mientras la comunidad internacional y muchos de sus líderes siguen apoyando ese circo sin pan ni libertades que es Cuba.

La dictadura tiene alguna capacidad de maniobra, cuando crees que lo has visto todo, vuelven a mutar. Puede parecer tarde porque ya van 60 años de tiranía, pero para la libertad de un pueblo nunca es tarde. Y nuestra obligación como exiliados es no permitir que el régimen mantenga cautivo a nuestros hermanos que sufre un daño antropológico considerable, pero la verdad triunfará.

Viendo un vídeo tuyo se aprecia tu dominio del lenguaje coloquial. ¿Cuánto de barrio hay en ti?

Aun cuando no tuviera dominio de ese lenguaje, es sumamente difícil no usarlo al hablar en público de las causas y los causantes del drama cubano.

Nací y me crié en Cayo Hueso, Centro Habana. En un solar, donde tengo familiares y vecinos que no hablan así, al contrario. Incluso muchas veces tengo que explicarles mis dicharachos.

El barrio vive en mí, es inherente a mi persona, más de lo que yo he vivido el barrio; sinceramente, proyecto más del barrio que lo vivido allí. A estas alturas de mi vida aunque viviera en un palacio, conservaría mi manera de hablar. Nunca he sido de grupos, soy de amigos selectos. Tampoco era de vociferar en la esquina, ni de broncas. Pero eso sí, si siento un bombo... es que me están llamando.

Un conocido me llamó la atención, me dijo –después de ver un vídeo que hice sobre el último engendro de Constitución cubana– eres chabacana. Otra amiga, viendo el video que dediqué a Laura Pollán, me dijo: Loca , bájale dos rayitas que no te van a entender.

No soy un personaje, soy lo que ves y lo que oyes y quisiera llegarle a ese sector que no está en nada, esa gente que por miedo, apatía o por tener que dedicar mucho tiempo a buscar comida, no tiene ganas de ver una directa; si se le puede llamar así mi forma de ofrecer un aperitivo político.

¿Por qué criticas a Che Guevara, y dejas fuera aparentemente a Fidel y a Raúl Castro?

Aparentemente... esos vídeos han nacido de la necesidad de desahogo, a veces llega primero el texto, a veces primero la imagen. Pero mi rechazo por esos seres es tal que no quiero verlos, quizás otros cubanos y extranjeros que conocen la Cuba real, sientan lo mismo. Pero la imagen y ¡que decirte de la voz! de todos ellos me enferma.

Los he tildado de sátrapas, rata mayor, tiranos. Y, simbólicamente, también he puesto a las “CaCas” (Canel, Castro, Camarilla) en situaciones ridículas y esperpénticas.

El duende maléfico de todo lo que pasa a Cuba es Fidel, que ya no está pero sus ideas se mantienen y, mientras la justicia, todavía en espera.

En el caso del Che públicamente rompí con una promesa que hice, que hicimos por años. Aun hoy se mantiene. Hay que ser cínico y diabólico para crear semejante juramento sabiendo todos los crímenes que cometió Ernesto Guevara. Encima jurar por una ideología y por si no bastara, siendo menores de edad.

Y mira si es grande la propaganda, que son considerados ídolos y héroes por millones en el mundo, de ahí que insista en lo importante de informar a sus víctimas y al mundo, desenmascarándolos.

Sabiendo ya que el hombre nuevo no será como el Che, ¿como te gustaría que fueran los cubanos de pasado mañana?

Me gustaría que fuéramos libres, sin retórica, libres en toda la extensión de la palabra. Que fuéramos diversos en pensamiento y actos, que primara el respeto y la honestidad. Con el alma alimentada de las más disímiles maneras. Seres de luz, apartados de todo lo negativo y cruel que hemos vivido. Que no sintamos rencor, pero con memoria y justicia. Sin miedos. Romper con eso de que aquí cualquiera te da un plato de comida. Enséñame a sembrar o a cocinar, que mi comida me la busco yo.

¿Qué papel consideras deben desempeñar las mujeres artistas, como tú, en el presente y futuro de Cuba?

¡Uy, gracias! La palabra artista me queda muy grande... Los artistas, en general, son seres sensibles e irreverentes.

Las mujeres son imprescindibles en este momento de transformación, se necesita de todo el amor posible para curar las heridas. Estamos ávidos de empatía y simpatía.

Por otra parte debido a la censura ha habido un estancamiento, la creación se ha visto truncada.

En una Cuba nueva las bellas artes, el cine, la escritura, la música florecerán y daremos (re)conocimiento a tantos artistas cubanos mundialmente (re)conocidos que en la isla no tienen ni idea de ellos.

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Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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