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No pocos son los escépticos que aseguran que el gobierno cubano se ha estado tomando demasiadas molestias para adoptar medidas restrictivas ante la debacle energética que supuestamente durará solo un par de semanas más. Por es en las calles se comenta que la crisis no pasará “tan pronto como ellos dicen”. Que “esto pica y se extiende”.
Si bien el propio Díaz-Canel afirmó que en octubre la situación del país debe volver a una relativa normalidad, más de un cubano no sabe cómo subsistirá en lo que queda del mes de septiembre. Además, el mandatario ha dicho que “la buena noticia es que todas las contrataciones para asegurar el mes de octubre están garantizadas”, pero no que después de esa fecha no pueda volverse al mal rato que se pasa hoy.
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La voz de Mary se siente alterada, mas no lo suficiente como para impedirle hablar para quejarse: “Las decisiones de los últimos días le han cambiado la vida a mucha gente. Probablemente ni en todo el 2020 veremos una mejoría.
“¿A dónde vamos a parar? Hay personas que están prácticamente sin trabajar, algunas que casi no pueden ir a la escuela y otras que no pueden transportarse ni para comprar comida. La mayoría de los ómnibus, los camiones y las locomotoras cubanos están parados”, comenta el ama de casa de 61 años.
Con grave gesto de preocupación, la auxiliar educativa Ildelisa destaca: “estoy segura de que el mes que viene el panorama será igual de oscuro. Además, es una exageración decir que todo estará garantizado para octubre, porque ni hace dos meses, ni hace dos años, ni hace dos décadas todo estaba garantizado aquí.
“Tanto hablar de resistencia y de que no se rinda nadie indica que la ‘coyuntura’ es para largo. ¿Es que después de 60 años ‘resistiendo’ no se han dado cuenta de que hay que cambiar el discurso? Lo que pasa es que hay muchos ignorantes haciéndoles el coro a los que mandan. ¿Por qué hay que vivir ‘luchando’? ¿Quién dijo que está mal querer más pollo o menos apagones?”, apunta la docente de 38 años.
“Podemos culpar a Estados Unidos todo lo que queramos, pero siempre sabremos en el fondo que las miserias que atravesamos nos las hemos buscado nosotros solitos. No nos sorprenden las medidas tomadas y, francamente, creo que estarán en vigor por varios años más.
“Si nos siguen restringiendo por aquí y por allá, no nos quedará más que sublevarnos porque la realidad nos ahoga. Dicen que la situación se normalizará pronto, pero creo que es una manera de mantener apaciguado al pueblo, de que la gente se quede tranquila y no se tire para la calle”, indica.
Al recalcar que hace más de un año que el panorama de Venezuela, que es la mano derecha de Cuba a nivel político y económico en la arena internacional, ha estado empeorando, Emilio acota que “no supimos ser previsores”.
Esa, según el ingeniero eléctrico, es la razón de que “ahora nos vemos halándonos los pelos porque apenas hay guaguas en la calle ya que se mueven con diésel, que es el combustible que está perdido. Los ómnibus están pasando esporádicamente y siempre en horarios picos”.
En vez de tres o cuatros salidas de La Habana hacia el resto de las cabeceras provinciales hay una sola y los ferrocarriles de larga distancia, que realizaban viajes cada tres días en 10 vagones, lo harán ahora cada cuatro, pero en 12 vagones.
En tanto, la venta de boletos tanto en tren como en ómnibus se suspendió hasta la primera quincena de octubre y se suspendieron o aplazaron numerosos eventos y se mantendrán apagados los aires acondicionados de tiendas y otros espacios públicos.
Otra de las medidas anunciadas por el gobierno cubano ha sido recortar las jornadas de trabajo de las oficinas, elevar el uso de la tracción animal en labores agrícolas y de traslado de mercancías, y paralizar algunas inversiones.
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