Yanisley Estrada Guerrero es una inmigrante cubana que pasa sus días en el refugio mexicano El Buen Pastor, en la ciudad de Juárez. Situado solo tres millas del Puente Paso del Norte, que sirve de conexión con el estado norteamericano de Texas, el local da cobijo a 130 inmigrantes que aguardan el día en que puedan solicitar asilo en Estados Unidos.
Yanisley es una economista de 33 años. En Cuba era la gerente de un banco, y ahora trabaja ilegalmente como ama de llaves en un hotel. Gana 60 dólares al mes, menos de la mitad del salario mínimo de México.
Según relató a la agencia AP, en el silencio de las noches siempre se escucha a alguien llorar, aunque no se pueda distinguir quién es.
“Todos lloran aquí”, aseguró la mujer.
“Todavía lloro casi todos los días. Pero lo hago en la ducha, porque no quiero que nadie me vea”, precisó.
El Buen Pastor da cobijo a ciudadanos de 11 países, que incluyen latinoamericanos como Cuba y Guatemala, hasta tan lejanos como Camerún o Etiopía.
Las autoridades mexicanas cifran en 13.000 los que se encuentran en Juárez. A nivel nacional, se estima que hay unos 50.000.
El Buen Pastor es un lugar pequeño, con apenas cuatro dormitorios e igual número de duchas y baños, además de una capilla. Cada recién llegado tiene derecho a un colchón, dos comidas al día, conexión wi-fi irregular y lo más importante, protección contra miembros del crimen organizado.
En su interior, la vida pasa con lentitud, marcada por el calor y el aburrimiento de quienes esperan su turno para la entrevista de asilo. Solo unos pocos, como la cubana Yanisley, trabajan ilegalmente.
La llegada de cubanos a suelo mexicano para pedir asilo político en Estados Unidos no ha disminuido. Muchos de ellos recorren varios países y tienen que enfrentar situaciones de peligro, e incluso una vez dentro tampoco están a salvo. Son muchos los que han sufrido intentos de secuestro y extorsiones por delincuentes o por policías corruptos.
El escenario ha empeorado luego de que la administración de Donald Trump comenzó a devolver a México a inmigrantes que han pedido asilo, para esperar la resolución de sus procesos, según establecen los Protocolos de Protección al Migrante, firmados por los gobiernos de Donald Trump y Manuel López Obrador.
También se han hecho más frecuentes las quejas de cubanos recluidos en estaciones migratorias mexicanas.
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