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El Gobierno de La Habana ha anunciado que a partir del próximo 15 de agosto quedarán topados los precios de los productos agropecuarios que comercializan los trabajadores por cuenta propia, los concurrentes a los mercados de oferta y demanda y los carretilleros.
Un artículo del semanario oficialista Tribuna de La Habana reproduce las indicaciones dadas por la administración de la capital así como los precios de los productos que se comercializan.
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Según se anuncia, en el caso de los mercados estatales, del Ejercito Juvenil del Trabajo, las cooperativas no agropecuarias, los mercados arrendados y los puntos de ventas gestionados por las formas productivas “mantendrán los precios máximos” que se establecen en la Resolución No. 944/2018.
En el caso de los productos que no están contemplados, “se comercializan con los precios aprobados por el Consejo de la Administración Provincial”.
El CAP evaluará cada dos meses los precios, y en dependencia de las condiciones que se vayan generando en cada época del año, informará a la población de los posibles cambios.
Se aclara que aquellos establecimientos que son gestionados por trabajadores no estatales y que han incorporado un componente de servicios que le dan un valor agregado a su oferta, “se establece hasta un 30 % por encima del precio aprobado”.
Sin embargo la medida no ha tenido buena aceptación en parte de la población. Algunos comentarios publicados en la web de Tribuna de La Habana muestran el descontento de la población con las medidas que no vienen a solucionar el problema de los elevados precios.
“El bistec a 45 sigue estando caro, la cebolla a 30 pesos está cara”. Dice una usuaria identificada como Aniela.
“Me parece que la lista está incompleta. En el caso de las hortalizas, ¿dónde quedan los aguacates, el tomate, el pepino, la habichuela? ¿Y las frutas? ¿Solo hay limón y fruta bomba en Cuba? ¿Qué pasa con el mango, la piña, el mamey?”, opina otra de las entrevistadas.
En la capital se había anunciado que a partir del 1 de agosto comenzaría una política de precios topados con productos que “no requieren de gastos adicionales para su comercialización salvo su transportación y el impuesto correspondiente de la venta”. Por tanto la medida era solo para los refrescos, maltas, jugos, aguas y cervezas, tanto nacionales como de importación.
Este nuevo anuncio extiende aún más el control del Estado sobre el sector privado cubano. Un incipiente sector que aún no encuentra un mercado mayorista donde adquirir sus productos, por tanto debe imponer precios cada vez más altos a lo que ofrece, sobre todo en tiempos de escasez.
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