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En el corazón de Santiago de Cuba por primera vez no se siente el sonido de los vehículos. No porque se organiza el acto por algún aniversario cerrado de la ciudad o de la Revolución, ni porque una visita presidencial recorra las calles.
Ni los motores se sienten y eso que reinan en la urbe, tampoco perturba la tranquilidad el chirriar de los viejos camiones y camionetas, ni las sobrevivientes guaguas Girón yendo de un lado para el otro en este espacio.
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Se trata de la primera vez que el Parque Céspedes, el mismo corazón de la ciudad de Santiago de Cuba, se peatonaliza.
Unas enormes vallas amarillas impiden hoy el tránsito al que es considerado el principal espacio de la urbe, que a más de medio milenio de fundada, logra el viejo anhelo de ser exclusiva para los transeúntes… ¡por fin!
Dicen que la música suena mejor por estos días cuando el menguado transporte no pasa por la cercana Casa de La Trova, que los árboles del Parque Céspedes, los que no logran empinarse luego de octubre de 2012, ahora sí crecerán y en el futuro darán la refrescante sombra…, que las viejas edificaciones que custodian el lugar ya no necesitarán tanto los mantenimientos que casi nunca llegan a tiempo, pues no extrañarán las vibraciones que provocan los vehículos.
Pero son las personas las que más agradecen la noticia.
El corazón de la urbe será, por primera vez en su historia, más amigable con los conciudadanos, con los visitantes, con el que a diario lucha su peseta entreteniendo a los visitantes y también con la joven que estudia en la universidad de día y trabaja de noche, con la señora vendedora de maní, con los niños que juegan..., con todo el mundo.
Inicialmente por obras constructivas está negado el paso vehicular, pero los especialistas hablan de peatonalizar el anillo cero o fundacional de la urbe. También de proyectos que se valoran ahora mismo como el cambio de uso de locales, la creación de parqueos, regular el tránsito en zonas cercanas... Algo es algo.
Sin embargo, felicidad para unos, rabia para otros.
El tráfico en el Centro Histórico de la ciudad de Santiago de Cuba nunca había sido más caótico: calles embotelladas (increíble, pero cierto), rutas trastocadas, transeúntes desorientados, motoristas molestos por sus recorridos habituales cercenados, personas que de pronto han visto convertidas sus calles, sus barrios, en atestadas pasarelas vehiculares..., a todos ellos debió hablárseles no cuando comenzaron las obras, sino desde antes.
Este es solo una de las aristas de un proyecto más abarcador, y que hoy genera bastante polémica en la ciudad y también en las redes. Se trata de la creación del museo del Primer Frente Oriental y con ello la transformación del ayuntamiento en institución museológica, además de cambios más menos significativos a escala urbana.
De la misma manera que cuando estaba vivo, cuando Fidel Castro transformó la vida de millones de personas, para bien o mal, la edificación que hoy se rehabilita para ser dedicada como museo al frente guerrillero que comandó también ha afectado, para bien o para mal, la cotidianidad de Santiago de Cuba.
Ayuntamiento: ¿museo vivo y tecnológico, o edificación moribunda?
Ahí se resume, en gran medida, la justificación de convertir el ayuntamiento de la ciudad de Santiago de Cuba en uno de los museos más vanguardistas y modernos del país. La acera donde uno se pare distorsiona en gran medida los sentimientos que genera la noticia.
Por un lado, están quienes defienden que un edifico que se construyó para ser sede del gobierno municipal (alcaldía) de la ciudad de Santiago de Cuba, no debía, de ninguna manera, ser convertido en museo.
Del otro, se sitúan aquellos que opinan que hasta ahora el gobierno municipal de la ciudad de Santiago de Cuba no era más que una edificación fría, sin vida, que a duras penas permitía el paso del público al interior de un inmueble que de por sí es una joya por su belleza, valores y arquitectura.
Como decía el gran Augusto Monterroso, aquí el color del camaleón depende del cristal con que se mire.
Si bien es cierto que el hecho de que el gobierno municipal de la ciudad estuviera enclavado en el propio Parque Céspedes, un edifico creado con tal propósito, otorgaba cierto aire clásico o romántico, o hasta idílico, a esta parte de la ciudad, también lo es que casi era admirado solo por fuera.
Este propio hecho también dificultaba el avance de ideas que hicieran la ciudad más moderna, más cultural, más amigable, como la peatonalización del principal espacio público, iniciativa frustrada hasta ahora justamente por la presencia de esa institución en el lugar. En otras palabras, el ayuntamiento, enclavado en el Parque Céspedes, limitaba las reformas.
Pero quizás un proyecto de tal magnitud debió ponerse en consideración del criterio público, hacerse algún tipo de consulta, pues al fin y al cabo se supone que obras como estas son para las personas, y nunca se supo, a ciencia cierta, qué pensaba la gente.
Al tiempo y las futuras generaciones, supongo, les tocará juzgar las decisiones no colegiadas que hoy se toman, como la de limitar el tránsito vehicular en Aguilera y Heredia, desde Corona hasta San Félix, y también en San Pedro y Santo Tomás, desde Enramadas hasta San Basilio, y la de convertir el ayuntamiento en museo.
Esperemos que tales iniciativas apuesten por potenciar el Parque Céspedes como atractivo turístico –que ya lo era–, que su conversión más las inversiones que arrastra hagan del corazón de la urbe un lugar mucho más hermoso y amigable, y sobre todo, que tales iniciativas beneficien a las personas y que estas acepten la idea.
Museo del Primer Frente Oriental… y más
En realidad, el corazón de la ciudad de Santiago de Cuba no está completamente en silencio. De hecho, se está haciendo habitual el ir y venir de constructores, especialistas, de martillos neumáticos destrozando viejas losas de granito… pues es bastante amplio lo que se hace.
Ahora mismo pocas aceras han quedado vivas en este ímpetu constructivo, posiblemente uno de los más grandes y abarcadores que ha experimentado el Parque Céspedes en sus últimas décadas.
Un día se sorprende uno que han levantado y sustituido el piso del parque, otro que el hormigón y el granito de las aceras está siendo cambiado por adocretos, se trabaja en la jardinería, en el ayuntamiento y otras edificaciones se labora en fachadas, en el interior y en cubiertas, también en las conexiones hidráulicas y sanitarias, se ven a los operarios de la Empresa Eléctrica, de ETECSA y otras.
Aseguran los especialistas que el Primer Frente Oriental necesitaba un museo, un espacio de recordación, donde se recrearan los momentos significativos, su historia…, se escogió el antiguo ayuntamiento de la ciudad por razones obvias: se declaró ahí el triunfo de enero de 1959, y el propio Fidel Castro inmortalizó el balcón central con palabras, que más que política, tienen un significado para el ser santiaguero. Ese “!Gracias, Santiago!”, tiene un valor en el imaginario y en los sentimientos.
¿Era necesario?, ¿era el mejor lugar? ¡Quién sabe!, otra vez depende del cristal con que se mire, y argumentos sobran de un lado y otro, y al tiempo y las próximas generaciones les tocarán juzgar.
Lo cierto es que se escogió que el mismo fuera bien tecnológico. Al menos la misma esta vez será contada de forma más atractiva, en el propio lenguaje multimedia de los jóvenes. Ese es un detalle que se agradecerá.
En 12 salas permanentes y una transitoria, el futuro Museo del Primer Frente José Martí contará, en el primer nivel y de forma cronológica, la historia a partir de la preparación de la expedición del Granma, la travesía, el desembarco, el combate de Alegría de Pío y otros encuentros bélicos.
El guión museográfico, en el segundo nivel de la edificación, tendrá siete salas donde se apreciarán objetos como armas, uniformes y demás equipamiento de los guerrilleros, también objetos personales, pertenencias de las Marianas, fotos originales o pocos conocidas, documentos, entre otros.
El Museo del Primer Frente Oriental se considera de «nuevo tipo», al combinar lo tradicional con las nuevas tecnologías, como son pantallas y mesas inteligentes, a la vez que autoridades han asegurado que el edificio no dejará de cumplir algunas actividades tradicionales: la oficina del alcalde con su salón de las banderas seguirá atendiendo a personalidades, el cabildo para la entrega de órdenes y otros reconocimientos, y el Salón de la Ciudad acogerá actos solemnes, mientras que los 31 de diciembre continuará la realización de la Fiesta de la Bandera.
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