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En los últimos meses la escasez de alimentos en Cuba ha obligado al pueblo a hacer largas colas para poder comprar productos básicos como pollo, aceite, huevos o picadillo. La desesperación es tal que se han vivido episodios de peleas, tumultos y hasta carreras a la hora en que se abren las tiendas.
Ahora el gobierno de La Habana dice que se están buscando alternativas para incrementar la producción, según un reportaje de la Agencia Cubana de Noticias, que mostró a Luis Antonio Torres Iríbar, secretario del Partido en la ciudad, en un recorrido por varios centros de elaboración de la provincia.
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En la planta de elaboración Nina Askarina, en el municipio La Lisa, se producen 11 variedades de dulces y panes, albóndigas y croquetas, esta última su principal producto. Según el administrador del local, Oscar Ramírez, en la actualidad se obtienen 12.000 diarias y el objetivo es llegar a 20.000.
En el Centro de Ahumados situado en 19 y B, en el municipio Plaza, se prioriza la jamonada de pollo. En abril se entregaron a la red minorista de Comercio unas 57 toneladas, y en mayo se prevé llegar a las 60 toneladas.
“Queremos hacer hamburguesas porque compramos un máquina nueva, la cual puede hacer entre 3.000 y 4.000 unidades en una jornada”, reveló Luis Rey Becerra, administrador del sitio.
Otra entidad visitada fue el centro de elaboración de alimentos Simbi, en Guanabacoa, donde se elaboran morcilla, chorizo y butifarra, que se destina a plazas y mercados, así como a centros de educación y salud.
Aunque el plan mensual es de 20 toneladas, actualmente solo llegan a las 14 toneladas.
Pese a que la prensa oficialista se esmera en divulgar noticias de estas ‘alternativas de producción’, la crisis alimentaria en la Isla se mantiene, y evidentemente no se resolverá con croquetas y jamonada de pollo.
El gobierno tomó la decisión de regular y controlar la venta de “determinadas mercancías” ante “determinadas escaseces”, pero ello tampoco resuelve las verdaderas causas del desabastecimiento.
En una intervención en la Mesa Redonda, la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, aseguró que la mayoría del pueblo está de acuerdo con la racionalización de productos comestibles y de aseo, y que limitar la venta evita el acaparamiento por parte de personas escrupulosas.
Las autoridades continúan culpando de la realidad al recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos. Sin embargo, la gran mayoría de los cubanos es consciente de la ineficiencia del modelo económico socialista.
Ya el pasado 1 de marzo, cuando la situación no era tan caótica como ahora, el gobernante Díaz-Canel tuvo que reconocer la insuficiencia de alimentos. En ese momento, pidió ideas para mejorar la economía e instó a “potenciar las exportaciones” y las “inversiones extranjeras directas”.
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