“El pollo y el aceite solo se ven en el noticiero de televisión”, dice una cubana

"Tenemos que reconocer que la fórmula que llevamos 60 años aplicando es un fracaso, que los renglones y sectores de la economía no mejorarán nunca si seguimos el mismo camino"

Colas en Cuba para comprar alimentos © CiberCuba
Colas en Cuba para comprar alimentos Foto © CiberCuba

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Este artículo es de hace 5 años

Son las nueve de la mañana de un sábado de marzo y hay unas cien personas amontonadas a las afueras de un pequeño quiosco de la periferia habanera.

“Eso es que sacaron algo de cárnico o aceite", me digo. “La cola es para comprar muslos de pollo", me informa una señora. “Pero son de los chiquiticos y solo están vendiendo dos paquetes. Eso vuela enseguida."


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Me uno entonces a los amontonados. Mientras espero, noto que más de un cliente llama por teléfono a un familiar o amigo para que venga a comprar también. Así, veo desfilar ante mí a tres y cuatro miembros de un núcleo familiar y a siete vecinos de una misma cuadra que se avisaron unos a otros de que “hay pollo".

“Llamé a una amiga mía que vive al lado de mi casa. Se había lavado la cabeza porque iba a teñirse, pero salió para acá corriendo, con pelo mojado y todo. Ella sabe que lo que sacan es un ‘buchito’ de pollo dos o tres veces al mes y que se acaba rápido", me explica Zuleika, una costurera de 53 años.

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Corren las diez de la mañana de un martes, también en La Habana, mientras en el Centro Comercial del Alta Habana la gente se golpea por tal de comprar pollo. "No hay que matarse, caballero", se le oye gritar a uno. "Debe haber bastante porque están dejando que cada persona compre hasta seis paquetes", resalta aliviado.

Sin embargo, según ratifica la ama de casa Idania, de 49 años, “ya estamos acostumbrados a que los productos de primera necesidad aparezcan esporádicamente en las tiendas, siempre acompañados de inmensas y violentas colas y de acaparadores que lo mismo buscan las mercancías para revenderlas en la calle que para abastecer a los restaurantes privados.

Hay lugares en los que el pollo y el aceite, por ejemplo, desaparecieron totalmente; solo salen en el noticiero de televisión. Tendremos que sacarnos la grasa de las tiras del pellejo para poder cocinar y conformarnos con freír salchichas hasta de chivo, si son lo que aparece, porque la mitad del tiempo no hay qué comer", acentúa.

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En tanto se ha reconocido la falta de productos “de alto impacto en la población”, siguen desaparecidos de las redes comerciales igualmente el huevo, la harina y la leche en polvo, debido a “una tensa situación financiera” y “las trabas en la importación de algunos alimentos”, a tenor con lo que refiere el gobierno cubano.

Las carencias que se observan en el mercado de la isla desde la segunda mitad de 2018 evidencian que los problemas de abastecimiento superan los “esfuerzos” estatales por agilizar la venta de productos, al acabar con intermediarios y dilaciones innecesarios y llevar los productos de las fábricas o el puerto directamente hacia las tiendas, “sin pasar por los almacenes”.

El informático Miguel, de 34 años, indica que “lo que ponemos en nuestro plato cada día sale de resultados, no del esfuerzo. ¿Hasta cuándo van a seguir pensando que el monopolio importador estatal resolverá el problema? ¿Por qué siguen sin permitir que otras formas de propiedad importen o incluso produzcan muchas de las cosas que hacen falta? La tensión la provoca el bloqueo interno que es peor que el externo porque soluciones hay.

“¿De qué futuro próspero podemos hablarles a nuestros hijos hoy si no tienen ni cómo alimentarse? Tensa situación financiera tenemos todos los cubanos con nuestro salario. Es realmente increíble que casi todo lo de mayor necesidad debe ser importado.

"Todavía nuestro sistema agropecuario tiene grandes vicios y mucha ineficiencia por la pésima organización. Nadie se ha puesto a pensar en cuánto de los que necesitamos podemos producir. Exportemos al menos carbón de marabú y mucho papel desechable como abono porque burocracia nos sobra", asegura el joven trabajador estatal.

Amén de que la mayoría de las mercancías son provistas por importadores (alrededor del 80 por ciento de lo que expende la red comercial cubana), solo se entrega hoy el 40 por ciento de la demanda de pollo. Datos oficiales plantean que, de unas 3 mil 200 toneladas de pollo que deberían venderse hoy, solo se comercializan unas mil 200.

Ante la disminución en los suministros de pollo, se ha anunciado un incremento en el surtido de otros productos como el picadillo de pavo y la hamburguesa, el cual sigue sin ser notable porque la poca comida con que cuenta el país va a parar a los grandes centros comerciales, que es donde se concentra mayor cantidad de población, y desaparece en pocas horas.

De acuerdo con el zapatero Julio, de 42 años, "estamos pasando hambre. No hay comida ni en los centros espirituales y luego quieren negar que estamos en un segundo Período Especial. Tenemos que reconocer que la fórmula que llevamos 60 años aplicando es un fracaso, que los renglones y sectores de la economía no mejorarán nunca si seguimos el mismo camino. ¿Cuántas décadas más de necesidades tenemos que soportar para hacer las cosas diferentes? Simplemente hay que mirar y hacer lo que hace el mundo desarrollado.

“Si a los cubanos de adentro y de afuera les dejaran importar y exportar bienes de consumo se vería la diferencia en el precio y la calidad de los productos. Mas no se puede romper con el monopolio del comercio minorista, aunque nos hundamos en los problemas financieros. Está demostrado que el Estado no puede con eso, ni la cadena Cimex, ni TRD, ni Caracol. Nadie, más que compañías extranjeras, puede preocuparse, ocuparse e invertir.

“Por otro lado, se habla de que se ha regulado la venta de algunos productos para evitar el acaparamiento, pero eso se cumple solo cuando a los tenderos les conviene. Parece que los jefes no van a las tiendas a ver cómo los empleados nos tratan a gritos y tienen un aspecto súper desagradable.

“Los funcionarios del Estado muchas veces se olvidan de que son parte del pueblo y que de ellos depende la supervivencia de más de 11 millones de cubanos. Lamentablemente hoy ni la balanza laboral favorece al sector productivo, sobre todo el agropecuario. Podríamos ser de los mejores productores de alimentos del mundo, pero llevamos más de medio siglo sin saber hacerlo bien", agrega.

De la misma manera, el déficit de aceite de los últimos meses se ha achacado a la falta de materia prima en las unidades productoras y la rotura en la línea de producción de la empresa de La Habana. Quienes dirigen el sector han aclarado que hay disponibilidad de aceite, pero se agota rápidamente porque "la demanda se ha disparado”.

Además, se ha hablado de las dificultades de la industria nacional (que es el principal suministrador) de producciones de harina y leche en polvo. Si bien se ha dicho que estos dos productos se deben recuperar a partir del presente mes, el déficit de otros “no se revertirá en el corto plazo”.

Desde la óptica del cuentapropista Wiliam, “todo pasa por la corrupción generalizada. ¿De verdad los dirigentes de este país no saben que hay desabastecimiento porque robo es descarado y constante? Que hay un enorme trapicheo de mercancías por "detrás del telón". Que llega la mercancía y algunos empleados guardan una parte de ella para sus amigos, socios y familiares y que otra parte se la entregan a los que revenden en la calle lo que usted no encuentra en las tiendas.

“Todo eso pasa delante de quienes deben velar por el orden interior, que se hacen los de la vista gorda porque también cogen su parte. Lo que si no han dicho es cuándo el pollo se estabilizará.

“Lo más triste es que los revendedores tienen de todo: aceite, leche en polvo, etc. y lo revenden a precios desorbitantes. A pesar de la escasez no hay control a la hora de vender los productos que están en falta y son de vital importancia, lo que provoca malestar en la población. ¿Quién puede ir a comprar un cartón de huevos en 5CUC?", concluye.

Uno de los usuarios del sitio web de Cubadebate afirma que "hay muchas formas de producción que se pueden dejar en manos de inversores nacionales que no tienen que abastecer al país completo.

“Yo podría invertir en una industria que abasteciera de queso, mantequilla y yogurt a unos municipios del país y eso sería una carga que se quita el Estado y si eso sucediera en varias provincias y con distintos productos la carga que tiene que enfrentar el estado cubano sería mucho menor, pero para lograr eso hay que permitir la inversión nacional y eliminar una enorme burocracia que existe ahora mismo a nivel institucional”, añade el agente de Telecomunicaciones.

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