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La escasez de alimentos en Cuba vuelve a la palestra pública. Pero esta vez la discusión no va sobre si falta éste o aquel producto, o si los precios están por las nubes.
El asunto es posiblemente un poco más delicado: la desigualdad a la hora de repartir lo poco que hay.
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El dedo en la llaga lo ha puesto la periodista cubana Glenda C. Boza Ibarra, quien en su cuenta de Twitter cuestiona las desigual distribución de un alimento tan vital como la papa, de la que en La Habana se venden 6 libras, en Villa Clara, dos y en el Oriente del país, ninguna.
“En Mayabeque Díaz-Canel supervisa la cosecha de papa que va destinada a La Habana y esa provincia. ¿Por qué seis libras por persona en la capital, que no produce, y solo dos en Villa Clara que sí lo hace? ¿Por qué el Oriente de Cuba, tan leal, tan trabajador no come papa?”, denunció.
Aunque este tubérculo es uno de los elementos más apreciados por el pueblo cubano, desde hace varios años comprar papa se ha convertido en una odisea. Todo aquel que tenga la intención de comerse un simple puré o unas sabrosas papas fritas, sabe que primero tendrá que esperar a que “lleguen” a la bodega, y tras una larga cola comprar “lo que le toque”.
La escasez persiste en el tiempo. En diciembre pasado se informó que la venta subsidiada sería de solo una libra por persona, debido a la baja recolección en la última campaña.
Pero el tuit de la periodista Glenda va más allá de resultados productivos e ineficiencia agrícola. Su crítica ha generado multitud de respuestas.
“Porque tienen claro que La Habana por la densidad de personas es un polvorín que es mejor que no explote o no lo van a poder controlar. De hecho, ya pasaron un buen susto en el período especial. Y lo de Oriente es precisamente por eso, por ser tan leal, tan trabajador, tan....”, tuiteó un usuario llamado Skullflag.
Con él coincidió el joven ingeniero Dariel De la Rosa Pérez, quien escribió que los habaneros a la mínima empiezan a hablar “y posiblemente se tiran pa’ la calle, pero los que no somos de La Habana parece que somos más dóciles (pa’ no decir otra palabra)”.
Para Yoel Hernández la respuesta es sencilla: “El presidente y todos los altos dirigentes residen en La Habana…”.
Y Norges Rodríguez fue un poco más allá en su cuestionamiento: “¿Qué hace un presidente (de un país) supervisando la cosecha de papa? Esa pregunta creo que responde todo lo demás...”.
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