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Hace unos días, cuando el atletismo cubano realizó la Gala que resume un año de éxitos, tuve la oportunidad de reencontrarme con destacadas figuras del deporte cubano, una de las cuales les presento hoy: el basquebolista Tomás, 'el Jabao' Herrera, desde el año 2000, Presidente de la Comisión Nacional de Atención a Atletas.
Nacido en el reparto Sueño, en el corazón de Santiago de Cuba, a Tomás lo conocen por Jabao, prácticamente desde que nació el 21 de diciembre de 1950. Hijo de Cecilia y Lorenzo, este hombre de 68 años, sigue siendo la estampa de la alegría, el entusiasmo, el buen hacer que siempre lo han caracterizado.
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“Mira Julita, a mis padres les debo la educación, disciplina, conducta que me han acompañado en la vida. Fueron muy exigentes lo que me ha favorecido en la vida, en el deporte; puedo decirte que “Éramos cinco hermanos, de los cuales aún vivimos tres; estoy casado hace 33 años con Odalys Savón, de profesión abogada. Nuestro hijo, de 32, siguió sus pasos y en estos momentos hace una Maestría en la Universidad de Panamá”.
Sé que, no sólo el deporte de las cestas llamó tu atención.
“Así es. Yo estudiaba en la Escuela Abel Santamaría perteneciente al Centro Escolar 26 de Julio; ahí, en las clases de educación física yo fungía como portero en el fútbol, cátcher en la pelota, y defensa en el baloncesto.
“Pero no solamente cumplía con las clases. Tuve éxitos. Por ejemplo, en los Juegos Intramurales e Inter escuelas, jugando fútbol gané medalla de oro con el equipo del municipio Santiago de Cuba.
“Lo mismo pasó en la pelota. También ganamos. Claro, esto fue en edades tempranas, hasta que en la categoría 15-16 años, ya sí me decidí abiertamente por el básquet, mi pasión”.
¿Lo decidiste tú o tus entrenadores, pues tu estatura nunca ha sido elevada?
“A mí me gustaba más el básquet pero fueron mis entrenadores los que determinaron al final. Me vieron aptitudes para ser un buen jugador de baloncesto”.
Y créanme, los profesores del Jabao no se equivocaron. Verlo jugar sobre una cancha era recibir verdaderas clases de técnica, de buen hacer, de saber gardear a presión, de tirar oportunamente al aro, de organizar a sus compañeros. ¡En fin! Para mí de lo mejor entre los bases cubanos de todos los tiempos.
Hablando de entrenadores, ¿cuáles fueron los que más pesaron en ti?
“Juan Sánchez, profe de Educación Física, con el que tomé parte en competencias de fútbol y béisbol; José Orozco, que fue con el que me inicié en el básquet. Santiago Manzano me asume cuando yo estaba en la secundaria Dos Ríos”.
Paralelamente a su intensa actividad física, nuestro entrevistado estudiaba trompeta en el Conservatorio Esteban Salas, donde formaba parte de la banda municipal juvenil, pero finalmente se inclinó por el deporte ráfaga, por la imposibilidad de asumir las dos funciones al unísono.
“Sí, fue en secundaria que ya me inclino totalmente por el deporte, y aunque Manzano era especialista en atletismo, me enseñó mucho de básquet. Él siempre estaba muy dispuesto a ayudarnos, a hacer el equipo, nos aglutinó y compulsó a entrenar y jugar en horarios nocturnos.
“No había esa táctica de juego, ni esa técnica, pero nos inculcó el amor a la camiseta; adquirimos muchas habilidades en las guerrillas o como son conocidas en Santiago, palito que como sabes es jugar el 2 x 2 y el 3 x 3”.
¿Cuándo te captan para jugar organizadamente?
“A los 15 años entro en la EIDE Orestes Acosta y ahí curso 1965-66. Participo entonces en los cuartos Juegos Escolares junto a basquebolistas que luego serían íconos como el gran Alejandro Urgellés y Juan Carlos Domecq, bajo la égida todos de Chichito Martin y el Gato Carbonell.
“En esos juegos fuimos campeones y yo integré el Equipo Ideal como base organizador. Esa actuación me valió para ser seleccionado para la ESPA nacional, que radicaba por ese entonces en el municipio Playa, en la capital del país. Tenía 16 años”.
Ahí entra en tu vida uno de los mejores entrenadores cubanos, de mayores resultados: Manuel 'el Gallego' Pérez.
“Efectivamente, el Gallego comienza a entrenarme en el conjunto juvenil; nos preparó para competir en Minsk, Bielorrusia, en los Juegos Juveniles de la Amistad o Esperanzas Olímpicas, que aglutinaba a los entonces países socialistas.
“Quedamos terceros detrás de la URSS y Yugoslavia. Nos impusimos a Bulgaria por el bronce, lo que constituyó una relevante actuación: era la primera ocasión que un equipo juvenil obtenía medallas en un campeonato basquebolístico internacional”.
El paso a la selección nacional, ¿cuántos años en ella?
“Fue en 1968, tras concluir los Juegos Olímpicos de México, que se materializa una renovación de la escuadra nacional, y ocho de los integrantes del seleccionado juvenil hacemos el grado superior.
“Por primera vez, en 1969, intervengo en una gira con el equipo nacional por Bulgaria, Checoslovaquia, Unión Soviética, Yugoslavia y España. Fueron 40 partidos que nos dieron un bagaje para formar un buen equipo que nos representara en el Torneo Centrobasquet Habana 69”.
Ahí pudiéramos decir que comenzaron las discusiones con Panamá, ¿no?
“¿Te acuerdas de aquello? Sí, los que peinan canas y gustan del básquet recordarán que perdimos el oro ante un Panamá con el base David Peralta, quien constituyó la revelación del certamen, y Pedro '´el Mago' Rivas, alero, que fueron las bujías inspiradoras de los jugadores del Istmo.
“Mientras, por nuestro lado, estuvieron ausentes principales figuras como Pedro Chappé y Pablo García, sancionados por indisciplina en la gira europea.
“Recuerdo que Fidel estuvo en ese juego, premió a los jugadores de ambos equipos y felicitó a Peralta. “
A partir de ahí se inició la preparación para el ciclo olímpico correspondiente a Múnich 72, que por cierto ha sido el más fructífero en la historia del básquet masculino cubano.
“Sin lugar a dudas. Primero realizamos el periplo por el Viejo Continente: Copa Sofía en Bulgaria; Torneo de Praga (Checoslovaquia); juegos contra clubes soviéticos; y encuentros contra el Partizán de Yugoslavia.
“De ahí intervendríamos en los Centroamericanos y del Caribe de Panamá. Aquello fue apoteósico pues el partido de básquet (m), casi el deporte nacional para el Istmo, había sido reservado para cerrar el programa competitivo. Además de contar con la presencia del presidente de esa nación, general Omar Torrijos, quien también felicitó a los jugadores de ambos equipos”.
Sí, y ahí sobrevendría otra nueva bronca entre ustedes.
“¡Aquello fue histórico! Te cuento que hubo una suspensión de 20 minutos del juego por una jugada entre Domecq y Peralta. Al finalizar, nos ganaron por seis puntos. ¡Ná'! Y solamente dos meses después nos encontramos en el Mundial de Yugoslavia 70 y les sacamos 20. Ambos conjuntos con los mismos jugadores.
“Lo que pasó en los Centrocaribes, aparte de la innegable calidad de los panameños fue que, primero, eran locales; segundo, que su DT era estadounidense, y tercero, que los dos árbitros actuantes (en ese entonces eran dos) también eran norteños.
“Nos sacaron por cinco faltas a Chappé, Urgellés, Miguelito Calderón y a mí. ¿Puedes creerlo?”
Lo que sí creo porque los vi jugar era que aquellos muchachos se codeaban de tú por tú con los grandes, no sólo de América sino del planeta.
Pero, analicemos esto, había una sólida base en el país: se jugaban inter escuelas, inter barrios, Juegos Escolares y Juveniles de calidad. Existían implementos así como entrenadores, ya fueran profesionales o activistas, que se esmeraban en el cuidado de las canchas. A eso unan los topes del equipo nacional por la entonces Europa Socialista, cuyos equipos poseían tremenda fuerza internacionalmente.
Tomás, 1971 fue un año grande. Nos reportó la primera victoria sobre una escuadra cubana sobre una estadounidense.
“En los Panamericanos de Cali, Colombia. Era un seleccionado norteamericano potente, integrado por sus jugadores estrellas de la fortísima liga universitaria, y que, tras los Juegos Continentales, integraron todos la NBA”.
¿Qué recuerdos guardas de ese partidazo?
“Ah, imagínate que las niñas habían perdido ante las norteñas, y al reunirnos todos, ya sabes, el llanto, la rabia, porque a los cubanos no nos gusta perder ni a las bolas. Fue entonces que el presidente del INDER, José Llanuza le dijo a las chicas: 'No lloren más. Nos queda el desquite, mañana los varones van contra ellos y van a ganar'.
“Mira Julita, salimos a la cancha como leones enjaulados, fieras sueltas en el tabloncillo. Yo considero que fue nuestro mejor partido internacional, el mejor que hayamos desarrollado en la vida. Y es que sólo así podíamos vencerlos.
“No fallaron ni regulares ni suplentes. Jugamos al máximo todo el tiempo. Nadie en aquella instalación creía lo que estaba viendo, incluso nuestros aficionados en Cuba no daban fe de lo que estaban escuchando por la radio. Pero el hecho fue que ganamos.
“Al final, fuimos terceros y eliminamos a EE.UU. de estar en la lucha por las preseas. Por el bronce superamos a México mientras Brasil se imponía a Puerto Rico por el cetro. Ese juego contra los norteamericanos, nuestro desempeño en general en el torneo, dieron pie a nuevas y enormes expectativas”.
Expectativas que se materializaron en los Olímpicos de Múnich.
“Sí, se dice fácil, pero créeme, no lo fue. Mira, nos concentraron con tres de los más prestigiosos técnicos que ha tenido Cuba, quienes ya nos dirigían, Carmelo Ortega, Ernesto Díaz y José 'Pepito' Ramírez. Entrenábamos en la ESPA nacional, una casa en Playa para nosotros y aprovechamos una cancha que se había construido en la escuela.
“Siempre Carmelo decía que 'nosotros potencialmente podíamos ganar una medalla', mientras el alto rendimiento, en sus pronósticos, nos destinaba a un puesto entre los primeros ocho pero sin subir al podio.
“Por aquel entonces, Fidel jugaba con nosotros en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, aquellos partidos nocturnos que tanto le gustaban, y era habitual que nos dijera: 'ustedes tienen que aplicar la guerra de guerrillas en la cancha', refiriéndose al marcaje a presión a lo largo del tabloncillo, algo que Carmelo puso en práctica”.
Pero para ello, para hacer sólo defensa a presión y no por zona, la preparación física desempeñaba un papel primordial.
Eran 40 minutos sin, prácticamente, descansar. ¿Cómo se las arreglaron?
“Se hizo una preparación especial: estuvimos dos meses y medio haciendo entrenamiento en la arena, corriendo en las pistas, sin tocar un balón. Parecíamos deportistas de otra disciplina. Pero Carmelo, Ernesto y Pepito sabían lo que estaban haciendo. Adquirimos una fortaleza, una preparación física increíble.
“Superamos los parámetros históricos hasta ese momento alcanzados, individual y colectivamente”.
¿Cuándo comenzaron la preparación para jugar en sí?
“Después de esos dos meses y medio, al hacer pruebas específicas del deporte, se pudo observar un mayor rendimiento técnico- táctico en los atletas, según su posición en el terreno, ya sean pivots, aleros o defensas.
“Logramos que al alternar jugadores claves regulares con los de la banca el rendimiento ofensivo y a la defensa se mantuviera. Jugábamos con cuatro defensas, que se alternaban, y el rendimiento no descendía. Eso permitía que cuando uno se metía en faltas, inmediatamente otro lo sustituía y el marcaje no bajaba.
“Todo esto era muy importante como no menos lo fue la preparación psicológica, pues por vez primera contábamos con un especialista para nosotros solos, el psicólogo Luis Gustavo, quien enfocó todo su trabajo en convencernos que nosotros teníamos la medalla olímpica en las manos.
“Así, con tamaña preparación física y psicológica, nos lanzamos hacia el habitual periplo foráneo que esta vez comprendió unos 70 partidos internacionales, incluidos la Copa Cuba en La Habana.
“Llegamos a la URSS y el DT de la escuadra nacional no quiso enfrentarnos, por lo que jugamos con equipos de la liga, algo que a la postre nos benefició pues tuvimos más tiempo de juego. Siempre, sus técnicos 'escautiándonos' en las gradas. El resultado fue adverso, perdimos muchos partidos, algo que nos desanimó, creó en nosotros una cierta frustración. Y así llegamos a Múnich una semana antes del inicio de las Olimpíadas”.
Y, ¿qué pasó, qué los levantó?
“Nuevamente el ingenio de Carmelo: desarrollamos una actividad profiláctica, más bien física y psicológica, no jugamos. El profesor Álvarez Cambras le sugirió a Carmelo aplicar una estrategia de soltar los músculos, relajación, y entonces, un día antes de la inauguración de la magna cita cuatrienal, realizamos un partido de práctica ante el titular mundial Yugoslavia, y nos impusimos por nueve puntos.
“Así se recuperó la autoestima del colectivo y le entramos con todo a los Juegos. Dentro del grupo B, debutamos con victoria frente a Egipto 105-64; después derrotamos a España, 74-63; caímos ante EE.UU. 48-67; retomamos el camino del éxito sobre Checoslovaquia (77-65), Australia (84-70), Japón (108-73) y Brasil (64-63, remontando 17 puntos en el marcador)”.
Cuba avanza a semi finales y cae ante la Unión Soviética 61-67, en tanto Italia pierde ante los norteños. Por el bronce, los cubanos hacen la hazaña de subirse al podio olímpico por única ocasión hasta la fecha al superar a Italia 66-65.
Por el oro, aquel memorable encuentro, en el cual, con Estados Unidos festejando el triunfo, y tras protesta soviética, faltando sólo tres segundos, Edesko hace un pase de aro a aro, a lo largo de la cancha, y Aleksandr Belov incrusta el balón y deja tendidos en el campo a los asombrados estadounidenses, que aún no han recogido sus medallas de plata. (Éstas se guardan en el museo del COI en Lausana).
Bueno, esta es la historia del título, pero ¿qué nos dice el Jabao Herrera del histórico tercer lugar de Cuba?
“Yo tuve el honor de ser el base que abrió ese crucial encuentro, mi tarea era alimentar las acciones ofensivas de Chappé, Urgellés y Ruperto, que de los tres el más efectivo fue 'el Rupe', no sólo por sus anotaciones sino por su aporte defensivo contra los jugadores altos italianos, como por ejemplo Dino Meneghin, seleccionado el mejor pivot de Europa.
“A mí me correspondía, defensivamente hablando, marcar al base ítalo, un rayo sobre la cancha, Pierluigi Marzorati, quien no era el clásico atacador pero sí era la bujía inspiradora de los suyos pues era muy efectivo en la conducción del juego”.
¿Pudiste controlarlo?
“Fue una ardua labor, cuerpo a cuerpo todo el tiempo, un trabajo físico, que me hizo entrar en faltas hasta que restando cuatro minutos para concluir el choque, salí por las cinco penalidades; pero mis compañeros continuaron la faena y ganamos por un punto.
“Al sonar el silbato que concluía el juego, empezamos a saltar, ¡enloquecimos! Ahora, a la distancia del tiempo, de haber integrado 15 años el seleccionado nacional, haber sido el capitán del equipo por 6 de ellos, me siento orgulloso, feliz, afortunado por haber sido parte de aquella epopeya”.
Indiscutiblemente, el equipo masculino cubano de baloncesto de la década del 70, ha sido irrepetible.
“Sí, porque en 1973, Perú acogió el Festival Mundial (competencia que existía por esos tiempos), y allí asistieron los mismos elencos que fueron a Múnich, y mejoramos un escalón pues llegamos a la final. Perdimos por siete puntos con los soviéticos.
“Quiero decirte que a esos 'grandotes' el juego cubano les hacía daño; nos metíamos entre ellos y tirábamos desde el perímetro. Por eso la diferencia no fue tan grande, y alcanzamos la plata.
“Ese mismo año, en 1973, quedamos terceros en las Universiadas de Turín, Italia, y también bronce alcanzamos en el Centrobasquet de República Dominicana. “
El seleccionado, medallista olímpico, transitó por los años 70, generalmente ubicados en los podios, o bien cerquita. Así fueron cuartos en el Campeonato Mundial de Puerto Rico 74, se impusieron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Dominicana 74, quedaron quintos en los Panamericanos de México 75 y séptimos en los Juegos Olímpicos de Montreal 76 .
“Ese evento representó el retiro de un grande, Pedro Chappé, por lo que el equipo tuvo que adaptarse a su ausencia. En 1977 Cuba se ubicó tercera en las Universiadas de Sofía, Bulgaria; segunda en los Centroamericanos y del Caribe de Medellín, Colombia; quinta en San Juan, Puerto Rico, escenario de los Panamericanos de 1979, y cuarta en los Olímpicos de Moscú 80.
“Ganamos el oro en la cita regional de La Habana 82 y con el quinto lugar de los Panamericanos de Caracas 83 me despido yo de mi amada cancha que tantas alegrías y también tristezas, me reportó en mi vida activa”.
¿Cómo fue tu retiro?
“Guardo mis mejores recuerdos de ese día. Fue en el estadio Antonio Maceo de Santiago de Cuba. Me retiré junto a una grande de las cestas, Matilde Charro, quien fuera por muchos años la capitana del seleccionado femenino.
“Dije adiós con 33 años, en contra de la voluntad de la entonces comisionada nacional, Marcia Salas y mis entrenadores, pero ahí venía pidiendo pista Leonardo Pérez, y yo no era el mismo”.
¿Qué hiciste al jubilarte? No te recuerdo como entrenador ni como DT.
“No. Tienes razón. Es que yo estudié Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana, y me sitúan a trabajar en la UJC nacional, de donde paso al INDER y trabajo en los departamentos de Relaciones Internacionales y Alto Rendimiento, hasta que en 1991 me nombran comisionado nacional.
“Ahí permanezco hasta el 2000 cuando paso a desempeñar mi actual labor al frente de la Comisión Nacional de Atención a Atletas”.
Me imagino lo difícil y poco reconocido que sea este trabajo, por la mucha demanda y poca oferta.
“Esta Comisión se ha ido perfeccionando con el paso de los años. Se ha establecido un sistema de atención a atletas que se sustenta en un acuerdo del Consejo de Ministros que tiene diferentes aristas: viviendas, estimulación en CUC y CUP, según los resultados deportivos; entrega de autos a campeones olímpicos y mundiales, y la asignación en CUC a las provincias para sufragar materiales de construcción y piezas de autos y motos para aquellos deportistas que no reciben divisas.
“También existe la atención médica, ubicación laboral, proceso de desentrenamiento, superación educacional y los estímulos que son distribuidos en las Galas de los deportes, a todos los niveles”.
Indiscutiblemente que de aquellos inicios hace casi dos décadas a ahora, hay un gran avance, y es muy bueno que se sigan aumentando los estímulos a los que muy en alto han puesto el nombre de Cuba.
“De eso se trata. Hay mucho mérito, y se dan los pasos en beneficio de nuestros deportistas, tanto retirados como activo”.
Jabao, ¿tú equipo ideal?
“Centros: Pedro Chappé, Alejandro Urgellés, Félix Morales, Andrés Gibert y Juan Roca. Delanteros: Ruperto Herrera, Raúl Dubois y Lázaro Borrell; defensas: Rafael Cañizares, Leonardo Pérez, Miguel Calderón y Raúl García. DT: Carmelo Ortega y Ernesto Díaz. Médico: profesor Rodrigo Álvarez Cambras; fisio: Eladio Vives y psicólogo, Luis Gustavo”.
Por supuesto que el Jabao por modestia, no se integra en el listado, pero para mí su puesto en un all star del básquet (m) cubano está más que asegurado.
A propósito del base, defensa organizador o simplemente, 1, ¿qué características debe poseer ese útil jugador?
“Debe tener liderazgo, sentido de la interpretación del juego, habilidades para trasladar opiniones dentro y fuera del juego en beneficio del equipo, ser veloz, sensible y poseer la capacidad para interpretar las órdenes del director.
“Ahora se viene distorsionando un tanto este trabajo, pues el DT trata de imponerse a gritos, lo que es incorrecto. El base tiene que trasmitir las señas, las indicaciones, no los gritos.
“El DT puede gritar en los entrenamientos, pero en el juego trasmite mensajes sintetizados y es el base el que sabe decodificarlos”.
Resulta un placer conversar sobre básquet con Tomás Herrera. Sus ojos verdes se achinan; su semblante resplandece; sus manos hablan por sí solas: parece que hacen el dribling, o tiran al aro, o pasan al compañero más adelantado en la cancha. ¡Es una verdadera poesía escucharlo narrando sus grandes momentos, y los grandes momentos de ese básquet nuestro que ahora dista mucho del de esa época!
Jabao, ¿qué pasa que no acabamos de tomar un rumbo ganador? Incluso ahora las niñas andan de mal en peor, cuando después del equipo masculino de los 70, ellas nos dieron las mayores alegrías.
“La situación del básquet hay que verla integralmente. En el caso del femenino se han dado un grupo de situaciones que nos han limitado: jugadoras como Yaima Boulet que, aunque ahora juega en México, tuvo serios problemas con la vista y para nosotros primero es el ser humano, fue retirada sin haber alcanzado siquiera su madurez como jugadora (por suerte ha mejorado, cosa de la que nos alegramos).
“Otras como Oyanaisis Gelis e Ineidis Casanova se desempeñan en ligas foráneas por su cuenta, y todavía les restaba en la selección nacional. También Clenia Noblet se nos fue antes de tiempo. Yamara Amargo tuvo a su bebé, aunque ya está de vuelta. Arlenys Romero se desempeña en el exterior y ahora está embarazada. También se va para El Salvador Leydis Oquendo.
“A esto añádele el problema de la talla: no tenemos mujeres altas. Es cierto que ahora las chiquitas se cuelan y con las canastas de tres, suelen ser más útiles y efectivas que las gigantes. Pero siempre se necesitan jugadoras altas para jugar debajo del aro”.
¿Y los varones?
“Éstos presentan una discreta mejoría, el físico ha mejorado, pero no meten de tres. Tenemos a Justiz y Yasiel, que lo hacen muy bien en las ligas extranjeras en las que están contratados por Cubadeportes, pero que en la selección nacional no acaban de despegar”.
¿Es un problema de readaptación?
“Mira, la inserción de jugadores y jugadoras en ligas foráneas tiene que hacerse con una intencionalidad. No pueden incorporarse dos días antes de la competencia porque el básquet necesita un 'team work'.
“Además no tenemos esas grandes estrellas, a las que sólo hay que hacerles llegar balones y ellas anotan. Tampoco, como te dije, hay tiradores desde el perímetro y en lo que tú haces tres canastas de dos, los rivales te hacen tres de tres. Saca la cuenta. “
¿Qué hacemos entonces?
“Contratarlos en ligas que nos den, no que nos quiten. Aparte de eso que ya es el alto rendimiento, hay que rescatar la base: los inter escuelas, inter municipales, darle al Campeonato Nacional y la Liga Superior el nivel que se requiere”.
Me imagino que te duele ver en lo que se ha convertido el que llegó a ser el segundo espectáculo del deporte cubano: la Liga Superior de Básquet. Muchos años compartí contigo esos momentos inenarrables. Aquellas Salas Alejandro Urgellés de Santiago; la Amistad de Santa Clara; la Kid Chocolate y Polivalente de Plaza, en la capital; la Córdova Cardín de Ciego; la Caldera de San Justiz Rafael Castiello en el Guaso.
“Pues sí, me duele. Yo fui el creador de la LSB, y mira dónde estamos. En aquellos tiempos contábamos con el apoyo total de la prensa, sobre todo de la televisión y la radio. Ustedes hicieron posible convertir en espectáculo ese evento. Animábamos las gradas, llevamos grupos musicales, dábamos obsequios a los ganadores de los concursos que hacíamos”.
Yo a eso añadiría que a los primeros que hay que entusiasmar es a los aficionados y a los propios jugadores, porque sin el apoyo de la tele y jugando de día, ¿qué podemos esperar? ¿cómo recuperar el espectáculo en horario laboral? Pasa lo mismo que con muchos otros deportes: se hacen los Nacionales para cumplir un plan.
“Hay una buena noticia y es que pronto comenzaremos a realizar en la Ciudad Deportiva unas galas de los deportes que se alistan para los Panamericanos. Montarlas con concepto de espectáculo, aprovechar que ya tenemos un canal deportivo, Tele Rebelde, que trasmita lo mejor de nuestro deporte.
“Fuimos creando una mentalidad de que TR trasmite una gran cantidad de deportes foráneos, por ejemplo el fútbol. Ahora necesitamos crear nuestro espectáculo: competencias con nivel, los deportistas bien vestidos; los colchones, las canchas, los implementos acordes con la calidad requerida para eventos de la televisión”.
¿Crees que el convenio entre la Federación Cubana de Béisbol y la MLB abra un sendero para el resto de los deportes, aunque de hecho ya el básquet ha sido pionero en lo que a contrataciones se refiere?
“La política es clara. Está en función de que, sin negar las ganancias para el atleta, éste busque su superación en aras de representarnos mejor. Resulta provechoso, provee estabilidad”.
Me despido de Tomás Herrera, el Jabao, quien totalmente recuperado de un problema de salud, agradece al personal médico que lo atendió en el Hospital Hermanos Ameijeiras.
“Me cuido más, ya estoy en edad de no hacer locuras. Satisfecho de lo que he hecho en la vida, siempre aportándole al deporte cubano, al que he dedicado y dedicaré toda mi vida”.
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