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Fort Lauderdale (FL), 19 ene (EFEUSA).- El infierno judicial que ha vivido el hispano-estadounidense Pablo Ibar desde hace casi 25 años ha tenido el más negro desenlace: "Culpable". Ese ha sido el veredicto unánime del jurado en el cuarto juicio contra el español por un triple asesinato cometido en 1994 en Florida.
Tras cuatro jornadas de deliberaciones en un tribunal de Fort Lauderdale, al norte de Miami, las ocho mujeres y cuatro hombres que componen el jurado entregaron su veredicto: "Guilty" ("Culpable"), en los seis cargos que pesaban contra Ibar, tres de ellos de asesinato en primer grado.
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El juez que preside el caso, Dennis Bailey, anunció el veredicto a la sala, momento en que se produjeron escenas de dolor y lágrimas contenidas entre los familiares de Ibar, de 46 años, quien lleva casi 25 preso, 16 de los cuales los pasó en el corredor de la muerte.
La agónica lucha de Ibar por demostrar su inocencia concluyó así con un veredicto de culpabilidad que le mantiene tras las rejas tras su detención en 1994 por el asesinato de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno de Miramar (en el condado de Broward) y de dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers.
Hoy, a las 10.30 hora local (15.30 GMT), el instante en que el magistrado leyó la decisión del jurado que tenía en sus manos su vida, Ibar, pálido, mantuvo su entereza y hasta llegó a pasar su brazo por el hombro de Benjamin Waxman, su abogado principal, cuyo semblante se descompuso y casi rompe a llorar.
En la banca, se escuchaban los sollozos apagados de la familia de Ibar -el juez había prohibido cualquier expresión de emociones que alterara el orden-, pero el rostro de Tanya, la esposa del español, era la máxima expresión de tristeza y dolor.
Tanya, siempre inquebrantable al lado de Ibar durante todos estos años de calvario judicial, ha sido, sin duda, su roca y fuerza.
"Yo no renuncié nunca a él; de manera que no puede abandonarse. Mantengo la esperanza porque conozco la verdad: Pablo es inocente", dijo hace unos días a Efe al hablar del camino de reveses y dolor, del rosario de vicisitudes afrontadas. De un combate inacabable.
Pero el mazazo de este sábado fue demasiado para ella. Arropada por familiares, Tanya Ibar se retiró de los tribunales nada más terminar la audiencia, mientras los medios, la mayor parte de España, rodeaban a los abogados y respetuosamente se mantenían a la espera de que algún miembro de la familia se dirigiera a ellos.
Cándido Ibar, el padre del español, quien en el momento de la lectura de la sentencia se cubrió el rostro con las manos, se dirigió a los medios para señalar que el veredicto de culpabilidad "no se puede explicar, ni entender".
"Esto no me lo esperaba. Juicio nulo sí, pero esto no. ¡Guilty! (¡Culpable!)...", exclamó.
Al final, la solidez de las pruebas y testimonios presentados por la defensa de Ibar, dirigida por el letrado Waxman, no fueron suficientes para convencer al jurado de la inocencia del español.
"El jurado no entendió las pruebas de ADN que mostraban numerosas dudas razonables de que no era Pablo" unos de los autores del triple crimen, dijo a Efe Joe Nascimento, otro abogado de la defensa.
Nascimento insistió en que las pruebas de ADN presentadas "muestran absolutamente que Pablo no es la persona" que aparece en un vídeo de seguridad grabado en el lugar del crimen, la vivienda de Sucharsky, ubicada en Miramar.
Han sido casi 25 años preso, 16 de los cuales los pasó Ibar en el corredor de la muerte, tras su condena en el juicio del año 2000, hasta que el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena en febrero de 2016 y ordenó la repetición del juicio, en el que la Fiscalía volvió a pedir la pena capital.
El próximo 4 de febrero habrá una audiencia donde la defensa pedirá una sentencia de cadena perpetua en lugar de la pena de muerte solicitada por la Fiscalía.
Se prevé que la audiencia para sentencia tenga lugar el próximo 25 de febrero.
Un cuarto de siglo después de este brutal triple asesinato, el "caso Casey's Nickelodeon" -nombre del club nocturno propiedad de Sucharsky- vuelve de nuevo a tener un culpable: Pablo Ibar.
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