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Los 450 microbuses rusos que llegaron recientemente a La Habana con el propósito de robustecer el transporte público capitalino no han mejorado mucho el ánimo de la población, que sigue sufriendo las nefastas consecuencias de la última cruzada contra los transportistas privados, desencadenada por el Gobierno cubano hace alrededor de tres meses.
El arribo de dichos vehículos, que serán destinados en lo fundamental al servicio de taxis ruteros, evidencia que le están haciendo una guerra fuerte a los almendrones y, en medio de la pulseada, se encuentran atrapadas las más de un millón 400 mil personas que se mueven como promedio diariamente en La Habana.
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En palabras del vendedor ambulante Carlos Alberto, de 46 años, si bien “se ha estado tratando de suplantar a los boteros por ruteros, está demostrado que los choferes particulares son los únicos capaces de mantener funcionando eficientemente sus vehículos.
“Nadie entiende cuál es el problema con los boteros, que le resuelven el problema a mucha gente. El que no tenga para pagarlos que tome una guagua, así como el que no puede cocinar con aceite de oliva lo hace con el de la bodega. Como tantos otros, los problemas del transporte han estado sin resolverse durante décadas y las insatisfacciones de la población son más que comprensibles.
Nadie entiende cuál es el problema con los boteros, que le resuelven el problema a mucha gente. El que no tenga para pagarlos que tome una guagua, así como el que no puede cocinar con aceite de oliva lo hace con el de la bodega
“Los boteros que no han querido acogerse a las más de 20 rutas establecidas por el Estado andan libremente y están cobrando lo que les viene en ganas y como en estos momentos no hay ómnibus para moverse, el pasajero de a pie tiene que pagarles o fajarse durante horas para dar con un rutero o una guagua”, explica el trabajador no estatal.
Según comenta un forista de Cubadebate, “ha faltado luz larga en la toma de decisiones; considero que, incluso en las últimas medidas adoptadas para el trabajo por cuenta propia en el sector del transporte hay que introducir rectificaciones oyendo a los implicados”.
Por otro lado, el usuario Carlos Gutiérrez resalta que "en el mejor momento de la historia del transporte público en la capital (1987-88), se hacían 30 mil viajes diarios con ómnibus grandes que transportaban cuatro millones de pasajeros al día, por vías no tan deterioradas como las que tenemos hoy, con suministro de piezas y combustible garantizado por el ex-campo socialista”, pero “se trabajaba de otra manera y había más disciplina social”.
De acuerdo con el estudiante de Arquitectura Raúl, el cubano tiene que acabar de renunciar al igualitarismo. “El Estado debe garantizar los servicios para el que gane menos, pero eso no significa que haya que impedirles a los que más ganan utilizar el transporte privado.
El Estado debe garantizar los servicios para el que gane menos, pero eso no significa que haya que impedirle a los que más ganan utilizar el transporte privado
“Las soluciones en la economía se basan en eliminar regulaciones, no en implantar más. Pudieran facilitarle más vehículos para uso particular a médicos, maestros, científicos, ingenieros y otros trabajadores, y a la vez darle la oportunidad a los particulares de comprar carros nuevos que reemplacen sus viejos almendrones.
"Los ruteros no son para todos. Estamos gastando el dinero que no tenemos en cacharros rusos y los problemas de la mayoría siguen sin resolverse. Continuamos teniendo más ruteros que guaguas y el más necesitado sigue jodido. Si quisiéramos progresar no acudiríamos siempre a remiendos, parches. No arreglamos nada de forma definitiva”, asegura el joven de 21 años.
Un informático holguinero, de visita por estos días en La Habana, destaca que “seguimos priorizando la capital, mientras las provincias continúan en la comunidad primitiva, y nos transportamos en coches de caballo, motos o camiones. Cada vez estamos más para atrás. Somos sencillamente áreas verdes que reciben los ruteros destartalados cuando ya no los quieren más en La Habana”.
Somos sencillamente áreas verdes que reciben los ruteros destartalados cuando ya no los quieren más en La Habana
Desde la óptica del ingeniero industrial Rainer, de 32 abriles, “precisamente porque los orientales vienen para La Habana es que debemos tener metro o trenes, como las grandes ciudades. Tanto los ruteros como los boteros son pan para hoy y hambre para mañana. No dejamos de apelar a soluciones a corto plazo que no van al fondo del asunto.
"Si cogiéramos ruteros de cinco pesos para ir y virar del trabajo tendríamos que destinar por lo menos 240 pesos del salario para movernos. ¿Con qué suplimos entonces otras necesidades? La Habana está prácticamente paralizada. Muchas personas no salen de sus residencias por lo malo que está el transporte. Este es un nuevo experimento que lejos de reordenar, desorganiza. Un nuevo esfuerzo por enriquecer a unos pocos y molestar a las masas.
“Apenas hace tres meses que empezaron el ensayo y solo hay indisciplina y descontrol: ruteros cobrando 3 CUC y circulando por donde les parece mejor; boteros cobrando 1 CUC por persona, aunque sea por tres cuadras y ómnibus picando el recorrido.
"Sencillamente que los taxis en ruta están cobrando como boteros porque de nada vale poner carros nuevos cuando los choferes son unos corruptos. Lo que debieran hacer sería rentarles los carros a los particulares y así los vehículos durarían muchísimo", aclara.
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