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Algunos de los diplomáticos canadienses que enfermaron misteriosamente en Cuba en 2017 no han podido trabajar otra vez. Un funcionario del Departamento de Asuntos Globales ha afirmado recientemente que aunque la mayor parte de los empleados que tuvieron padecimientos físicos ya están ubicados en nuevos trabajos, algunos todavía se encuentran “demasiado mal” como para reincorporarse a cualquier tipo de empleo.
Los funcionarios de Canadá continúan investigando las causas de lo sucedido, aunque han descartado factores ambientales como "toxinas en el aire, el suelo o el agua" como presuntas causas del fenómeno, y ya no creen tampoco que la culpa sea de algún tipo de ataque sónico.
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El funcionario, que ha hablado con medios canadienses bajo condición de anonimato “debido a la sensibilidad del archivo”, afirma que incluso cinco niños, familiares de los diplomáticos, han tenido problemas de salud.
"Las víctimas han experimentado impactos muy reales en la salud”, destacó el citado funcionario, quien además subrayó que a menudo se reúnen con ellos "para discutir inquietudes y tratar de resolverlas".
Recientemente se dio a conocer que un médico trabaja a tiempo completo para asesorar y asistir a aquellos afectados que todavía tienen síntomas continuos. A ello se suma que algunas de las víctimas participan en un estudio de la Universidad Dalhousie (Halifax) sobre lesiones cerebrales adquiridas,
La ministra de Relaciones Exteriores, Chrystia Freeland, afirmó esta semana que el departamento reconoce el sufrimiento de las familias y subrayó que están "trabajando con ellas para ayudarlas a sanar".
Una investigación de la Royal Canadian Mounted Police (RCMP) se encuentra operativa y un grupo de trabajo del Gobierno canadiense se reúne sistemáticamente para evaluar el progreso de las víctimas.
En agosto de 2017 se dio a conocer que varios diplomáticos canadienses y sus familias en Cuba habían sido afectados por extraños padecimientos, aunque el fenómeno se remontaba a algunos meses atrás. Según registros que se publicaron a principios de este año, la misión de Canadá en La Habana había comenzado a buscar ayuda en el mes de mayo del 2017 para tratar de identificar lo que sucedía.
El Gobierno canadiense envió a un médico de Health Canada a Cuba en junio de ese mismo año para examinar al personal, que sufrió desde hemorragias nasales hasta pérdida de memoria a corto plazo.
Finalmente, en enero de este 2018 se dio a conocer que un total de 27 personas de 10 familias diplomáticas habían sido sometidas a pruebas.
En abril de este año Canadá anunció que a partir de ese momento los diplomáticos enviados a Cuba no serían acompañados por sus familiares debido a la incertidumbre en términos de seguridad, algo que fue tildado de exageración por parte del Gobierno cubano.
Pese a los proclamados esfuerzos del Gobierno de Canadá de apoyo a las víctimas, hace poco menos de un semana varios de los diplomáticos canadienses afectados, afirmaron que su Ministerio de Relaciones Exteriores los ha abandonado, según informó el periódico Globe and Mail.
Los diplomáticos se quejaron de que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá, a diferencia del Departamento de Estado de los Estados Unidos, había hablado hasta ahora muy poco sobre el asunto en público, lo que indicaba que no parecía que su caso fuera una prioridad. Incluso añadieron que conseguir una atención médica especializada ha sido difícil.
"No esperábamos ser abandonados, o más precisamente, sacrificados, así es como nos sentimos ahora", dijo uno de ellos al citado medio de prensa.
Varios de los afectados creen que el Gobierno canadiense ha dicho poco en público porque quiere mantener relaciones amistosas con Cuba a toda costa.
Los raros episodios afectaron también a una veintena de diplomáticos estadounidenses. En el caso de Estados Unidos, la crisis diplomática supuso la retirada del 60% del personal de la Embajada norteamericana en La Habana, la expulsión de personal cubano de Washington y la cancelación de la concesión de visas a cubanos en la capital cubana.
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