Todo parece indicar que las autoridades panameñas han aplazado la deportación de la cubana Yaima Millares Cuesta, la mujer embarazada de seis meses, varada con sus tres hijos desde el viernes en la zona de tránsito del aeropuerto de Ciudad de Panamá.
Un agente de la Policía le había informado que iba a ser deportada ayer sábado a las 11:00 p.m., pero eso nunca ocurrió. Yaima Millares Cuesta sigue en Panamá aunque no sabe hasta cuándo.
Ayer sábado, la cienfueguera recibió una nueva llamada de Acnur, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, asegurándole que estaban trabajando en su caso.
Ella está esperanzada en que finalmente puedan tramitar su solicitud de asilo político y quedarse en Panamá.
Los niños y ella han comido gracias a la generosidad de personas anónimas. Un panameño se le acercó y le regaló 50 dólares para que comieran, otro le dio 40.
A Yaima Millares le ha emocionado ver cómo la gente se solidariza con su caso. Ella sabe que muchos no entienden por qué a pesar de las dificultades económicas ella ha tenido tres hijos y ahora espera un cuarto y cómo se ha atrevido a salir de Cuba con toda su familia a cuestas.
Los tres hijos mayores que la acompañan son de su primer matrimonio. El padre un día se marchó. Ella intentó rehacer su vida, pero sólo consiguió traer un cuarto hijo a la vida. Es religiosa y se niega a abortar.
En cualquier caso, rechaza separarse de sus hijos. Pase lo que pase, su idea es permanecer los cuatro juntos. No quiere pasar por el dolor de la separación que tiene hundidas a miles de madres cubanas en Estados Unidos.
Yaima Millares Cuesta ha tenido problemas políticos en Cuba. En 2015 protestó frente a la recién inaugurada embajada de Estados Unidos en La Habana, con una pancarta en la que se podía leer "Siete niños con hambre" y fue reducida violentamente por la Policía cubana.
El vídeo de su detención fue recogido por todas las televisiones de Miami.
Después de eso, su vida no volvió a ser la misma. Ahora no la perseguían sólo a ella sino también a su hijo mayor, de 17 años, que también, según ha explicado a CiberCuba, recibió una paliza por parte de policías de Cienfuegos.
Yaima Millares Cuesta llegó con sus tres hijos el pasado jueves a Puerto España, en Trinidad y Tobago, pero las autoridades de Inmigración no la dejaron entrar al país; le retiraron el pasaporte y la deportaron. No les valió la reserva de dos días de hotel que ella presentó.
En el camino de vuelta a Cuba, cuando el avión hizo escala en Panamá, ella se quedó en la zona de tránsito con sus hijos y no subió al vuelo a la Isla.
Desde el viernes permanece allí, a la espera de saber si finalmente le conceden protección internacional.
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