Vídeos relacionados:
De tan normal que se ha vuelto verlos llenos “hasta el cuello”, los basureros de La Habana se han ganado un puesto protagónico en cualquier postal que se haga de la capital cubana, próxima a cumplir 500 años de existencia.
Datos oficiales aseguran que los más de 2,1 millones de habitantes de la capital cubana generan diariamente unos 23.000 metros cúbicos de desechos sólidos y que es "insuficiente" el transporte para recogerlos.
Lo más leído hoy:
No obstante, la enfermera Dianelis, residente en el barrio de Cayo Hueso, en Centro Habana, asegura que "a nadie le sorprende ver que los desperdicios se acumulan en las esquinas porque quien tiene que recogerlos vende el petróleo que le dan para hacerlo. Puede no haber suficientes carros para la basura, pero este problema empieza, se desarrolla y termina en el factor humano".
Si bien las autoridades de Salud Pública de la Isla han llamado a mejorar las medidas higiénicas, puesto que las lluvias y las altas temperaturas propias del verano tropical ayudan a la proliferación de enfermedades como el dengue, a tenor con Pedro Omar, vecino del Cerro, "la ciudad está hecha un asco y parece no importarle a nadie. Ni siquiera en pleno Período Especial, que se recogía la basura con carretas de caballo y tractores, había tanta suciedad. La basura perjudica el suelo, el agua y la salud humana".
"Estamos recogiendo la sociedad que hemos logrado construir. Hay una falta de civismo generalizada, enraizada en los cubanos, y eso no se cambia de ahora para ahorita. ¿Dónde ha quedado la conciencia colectiva de este Socialismo?", se pregunta.
"Si las esquinas no fueran 'espacios de todos' alguien podría pagar por la 'cochiná' que hay. Si le costara una multa o sanción al que bota las cosas fuera de los cestos se acabarían las indisciplinas", sugiere el abogado que vive en un pequeño apartamento de la calle Ayestarán.
Por otro lado, considera Esteban, de 52 años, "el caos seguirá hasta que quienes mandan hagan algo concreto para arreglarlo. Habría que empezar por ponerle multas enormes a Comunales o botar junto con la basura a todos los corruptos que hay allí".
En mayo último el presidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular de La Habana, Reynaldo García, informó que el problema se debe a la falta de contenedores y camiones recolectores de basura y dijo que se importarían 5.000 nuevos contenedores y que otros 7.000 se fabricarían en el país.
Para esa misma fecha, del casi centenar de camiones necesarios para retirar de manera efectiva los residuos en la capital, solo funcionaba la mitad porque el resto estaba averiado.
Aunque no se han dado muchos detalles al respecto, se espera la llegada de una donación japonesa de 60 camiones.
"Uno de los problemas que tiene que ver con la basura es el constante robo de los contenedores. Los queman, les quitan las ruedas y los voltean en el piso llenos de basura. Hay que endurecer las sanciones. No solo habría que multar, también hay que poner a los indisciplinados a barrer la basura de otros.
"Esos tanques plásticos nunca se friegan y guardan todo tipo de microbios. Es una realidad que literalmente apesta. Es una fea imagen que afecta nuestra higiene y paz mental. Yo me la paso vigilando al camión cuando amanece, que es que pasa, y está días sin venir", comenta Yeny, quien vive justo frente a un basurero de La Lisa.
El propietario de una cafetería en Boyeros, Osmany, se pregunta: "¿Será imposible organizar este país? ¿Será que en Cuba no existen leyes y gente decente que las aplique? ¿Será que no podemos respetarnos los unos a los otros? La responsabilidad y el sentido común se nos quedaron en los años 80 y debemos esforzarnos más para recuperarlos. Tan cultos que nos hacemos los cubanos".
"Hace más de 15 días que a mí no me recogen la basura y los clientes se quejan muchísimo. No dudo que algunos hayan dejado de venir por eso. Para colmo, no hay dónde botarla: ni depósitos ni contenedores ni nada donde ponerla. ¿Eso es culpa del pueblo? ¿Qué hacemos? ¿Comernos los desechos?", agrega el cuentapropista.
"El problema de la basura y las indisciplinas sociales no están solo en La Habana y en otras ciudades cubanas. La gente del campo bota los desechos donde primero puede o se le ocurre. Eso por no hablar de toda la 'puercá' que se tira al mar".
"Para exigir hay que reorganizar los servicios de limpieza. No pueden faltar papeleras en cada calle ni los tanques para la recogida de basura, ni puntos donde se puedan echar escombros", destaca Arístides, de 64 años.
Desde la visión del cubanoamericano Raúl, residente en Miami, "eso un cubano no lo hace cuando emigra porque sabe que tiene que acogerse a leyes súper estrictas y mejores hábitos. En otro país se vuelve el más educado del mundo: no bota basura ni fuma dondequiera porque sabe que la multa le cuesta un ojo de la cara".
Archivado en: