“Debates” sobre borrador de nueva Constitución cubana: Bailando en casa del trompo

El cubano preferido por el tardocastrismo es aquel que sea capaz de asumir que debe vivir con obligaciones insoslayables y unos pocos derechos, siempre sujetos a que se porten bien y no introduzcan ruidos en el sistema que ha asumido las pacatas reformas como mal menor, como inconvenientes inevitables en su ruta a la nada.

Vecinos del Cerro © Cubadebate/ Leysi Rubio
Vecinos del Cerro Foto © Cubadebate/ Leysi Rubio

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Este artículo es de hace 6 años

En mi país, hace casi 60 años, se implantó un monólogo totalitario con la aquiescencia mayoritaria y entusiasta de una mayoría ilusionada con superar el pasado y construir un futuro mejor para nietos e hijos.

El Partido Comunista de Cuba (PCC) ha convocado a los ciudadanos, incluidos a los que vivimos fuera de la isla, a debatir un borrador de Constitución, y está ocurriendo lo previsible: apoyo ciego e interesado, críticas y sugerencias, y desinterés debido a la certeza de que estamos ante la enésima maniobra de distracción de la nomenklatura, que busca legitimarse ante la comunidad internacional, pues ante los cubanos lo tiene en japonés.


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Debates en los barrios sobre borrador de Constitución cubana / Cubadebate: Leysi Rubio

La propaganda pagada por el Estado cubano hace hincapié en la supresión de la palabra comunismo, en el unipartidismo eterno, en el reconocimiento de la propiedad privada, el matrimonio de homosexuales, y la nueva estructura gubernamental y estatal que vestirá al tardocastrismo, incluida la limitación de mandato a dos períodos consecutivos.

Algunas personas han rechazado la limitación temporal de mandatos, otros han criticado el matrimonio de gays y lesbianas, y otro grupo ha pedido que la ley de leyes garantice que las personas puedan vivir de sus salarios, que no se limite la propiedad y que haya pluripartidismo.

La gran masa permanece en silencio, asiste o no a las pantomimas de debates que comentan lo ya establecido por una grupo de notables, dirigidos por el General de Ejército, Raúl Castro Ruz, y vuelven a sus casas semioscuras y con sus estómagos vacíos.

Hasta el momento, las reuniones transcurren dentro del guión oficialista y los encargados de moderar dejan que el personal opine, pues ellos también saben que la Constitución, que será papel mojado en breve tiempo, está más que cocinada por los monologuistas que detentan el poder real en casi seis décadas.

De hecho, nadie se sorprenderá de que la nueva Constitución se apruebe con un altísimo porcentaje, que aportarán votantes sinceros, oportunistas, pasivos y miedosos que conforman “el poder de los sin poder”, que identificó Vaclav Havel en su diagnóstico checoslovaco.

Nadie se sorprenderá de que la nueva Constitución se apruebe con un altísimo porcentaje, que aportarán votantes sinceros, oportunistas, pasivos y miedosos que conforman “el poder de los sin poder”

Un cubano residente en USA aprovechó unas vacaciones en Placetas para participar en la reunión de su barrio y sugerir el pluripartidismo, la mesa y los asistentes lo escucharon con respeto, pero al día siguiente fue convocado por la policía que lo trató con absoluta sinceridad: no habrá multipartidismo porque no nos da la gana.

Y otra cubana residente en España, miembro de las Damas de Blanco, fue devuelta desde La Habana, en el mismo avión que la llevó desde Madrid, para ver a su madre anciana. Un oficial del Ministerio del Interior le pidió que apagara el móvil mientras estuviera aguardando la decisión sobre su entrada al país, o que le sería requisado hasta que emprendiera el regreso, es decir, aquel represor sabía que iba a ser rechazada en frontera.

Ambos casos ilustran los límites de los pretendidos cambios que perpetrará la cúpula gobernante, que actúa animada por el miedo y por su afán antropológico de favorecer un hombre nuevo apolítico, pacotillero, sinflictivo y consagrado a contribuir a la manutención del aparato que lo exilió o inxilió.

El cubano preferido por el tardocastrismo es aquel que sea capaz de asumir que debe vivir con obligaciones insoslayables y unos pocos derechos, siempre sujetos a que se porten bien y no introduzcan ruidos en el sistema que ha asumido las pacatas reformas como mal menor, como inconvenientes inevitables en su ruta a la nada.

Usted pague y cállese la boca, es la opción favorita del tardocastrismo, por mucho que se empeñen los bardos en anunciar a los cuatro vientos que ahora sí vendrán cambios, que es el truco más consistente y repetido de los últimos años de soliloquio gubernamental, asustado ante casi todo, aunque fanfarronea a diestra y siniestra.

Además del anacronismo que representa una sociedad unipartidista en el mundo contemporáneo, el daño mayor ocurre en dos niveles: indigencia moral y pobreza económica, dos aliados poderosos de la esquizofrenia política predominante.

¿Cómo es posible que el Estado cubano mantenga relaciones diplomáticas con casi 200 países, en su mayoría con sistemas multipartidistas, y sea incapaz de reconocer la pluralidad política en su propia tierra?

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Carlos Cabrera Pérez

Periodista de CiberCuba. Ha trabajado en Granma Internacional, Prensa Latina, Corresponsalías agencias IPS y EFE en La Habana. Director Tierras del Duero y Sierra Madrileña en España.


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