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Estas entrevistas que CiberCuba me da la posibilidad de realizar, en muchísimas ocasiones me han dado lecciones de vida; de muchas he sacado experiencias muy positivas y en algunos casos, como en la que hoy les presento, he averiguado aspectos nuevos de una persona que tengo el placer de conocer hace casi 40 años.
Se trata del medallista de bronce olímpico, presidente de la Federación Cubana de Baloncesto y secretario general del Comité Olímpico Cubano, entre otros cargos, el siempre amable, caballeroso y correcto Ruperto Herrera.
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En su sencilla oficina del COC, ubicada en el Vedado capitalino, Ruperto y yo desempolvamos la memoria y he aquí parte de su vida.
“Yo soy capitalino de pura cepa, nací en Marianao en diciembre de 1949. Siempre me gustó el deporte, pero no empecé por el básquet. Entre los 12 y 14 años, estudiando en la Secundaria Básica Juan Manuel Márquez, alternaba el béisbol con el atletismo (corría y saltaba altura, triple y longitud).
“Yo soy subcampeón de los primeros Juegos Nacionales Escolares de 1963 nada menos que en triple salto. Pero mi estatura era inmensa. Imagínate que yo con 13 años medía un metro 93 centímetros, algo que me acomplejaba.
“Tanto fue así que yo le preguntaba a mi mamá Olga si yo tenía algo malo, hasta que la vieja me llevó al médico, quien después de hacerme pruebas de todo tipo le dijo: 'lo que tiene que hacer el niño es meterse a jugador de baloncesto'.
“Le hice caso al doctor Arias y comencé a practicar el básquet con mis compañeros de la Secundaria, entre ellos el hoy DT del equipo masculino cubano, Pepito Ramírez.
“Así las cosas, no habían transcurrido dos meses, mi equipo interviene en un torneo inter escuelas que por aquellos tiempos constituían un verdadero espectáculo, y perdimos, pero a mí me seleccionaron para integrar el que representaría a la región.
“Volvimos a perder, me volvieron a seleccionar e hice el provincial, pero ya, de ahí no pasé, apenas jugué. Me elegían por la estatura pero yo no sabía ni jugar. Fue cuando competí en los Juegos Escolares y gané la plata en triple.”
Yo no te conozco de ese tiempo pero Olga siempre me contaba que ella no quería que tú fueras deportista sino médico.
“Así mismo es. Yo tenía un solo par de zapatos y eran para asistir a la escuela (nosotros somos de extracción sumamente humilde, vaya, pobres), o sea, jugaba descalzo en aquellas canchas rasposas, de cemento sin pulir.
“Jugaba con el pantalón de la escuela (no tenía otro ni siquiera un short), se me empapaba de sudor y tenía que esperar que se secara para que mi mamá no peleara. Ella me educó muy bien, le agradezco todo cuanto soy, a ella y a mi padrastro Ramón, pues yo perdí a mi papá recién nacido.”
Yo tenía un solo par de zapatos y eran para asistir a la escuela, jugaba descalzo en aquellas canchas rasposas, de cemento sin pulir. Jugaba con el pantalón de la escuela, se me empapaba de sudor y tenía que esperar que se secara para que mi mamá no peleara
¿Cómo llegas a practicar oficialmente? En aquellos tiempos no había EIDE (Escuela de Iniciación Deportiva).
“Yo iba al tabloncillo Valdés Daussá del SEDER universitario a ver la primera categoría del básquet de La Habana. ¡Excelente nivel! Allí jugaban Pedro Chappé, Tamakún Martínez, Jimmy Davis que integraban la selección nacional.
“Uno de esos días tropiezo con el entonces comisionado nacional Jaime Ferrer que, sin previa presentación, me espeta: '¿cuánto tú mides, qué edad tienes, te gusta el básquet?'
“'Sí, claro que me gusta', le dije yo. 'Tengo 14 años y mido 6 pies 4 pulgadas'.”
Me imagino que ahí mismo te agarró y no te soltó más, ¿no?¿Y tu mamá qué dijo cuando vio que le trataban de arrebatar a su médico?
“Aquello fue de película. Jaime me explicó que estaban haciendo captaciones por todo el país de jóvenes y altos talentos. Yo le dije que mi mamá no quería que yo fuera deportista y él insistió en que quería verla.
“Tuvo que ir varias veces porque cada vez que anunciaba la visita la vieja se iba, hasta que un día la atrapó. Ferrer tenía mucha labia, convencía a cualquiera, y después de mucho hablar ella accedió con una sola condición: tenía que estudiar en mi escuela del barrio.
“En aquella época, año 1964, como bien dices ¿qué EIDE iba a haber?, ni había Cerro Pelado, y tuve que ir para la conocida Casa del Atleta en Miramar, donde se concentraba lo que más brillaba del deporte cubano.
“Allí conocí a los velocistas Miguelina Cobián y Enrique Figuerola, Chocolatico Pérez y la Pantera Betancourt, ambos de boxeo, la esgrimista Mireya Rodríguez, y al equipo nacional masculino de básquet, entre tantos otros.”
Pero, ¿con 14 añitos entraste en la preselección nacional?
“No. Allí estábamos los talentos que buscaron por todo el país (nos decían los experimentos). Éramos 15 muchachos altos, muy delgados, muchos desnutridos. Allí nos daban un refuerzo alimentario, vitaminas, en fin.
“Y desde Miramar, todos los días, Ferrer me llevaba y traía de la escuela de Marianao, y cuando él no podía iba Domingo Zabala, quien después fuera comisionado nacional de béisbol, padre del actual DT del equipo femenino cubano de básquet.”
¿Y cómo funcionaron los experimentos?
“Ferrer nos decía: 'ustedes sólo tienen que pensar en básquet. Nada de novias, la novia es el balón. Tienen que dormir con un balón y todas las noches', él pasaba revista a ver quién no dormía con el balón.”
Percibo que el Rupe se emociona con esos recuerdos y de pronto abandona la mesa, y se pone a hacer rápidos movimientos ejemplificando lo que decía.
“Mira, él nos decía: 'ven un tanque de basura, ustedes hagan un cambio de dirección o un giro, si ven una ramita de un árbol, salten y tóquenla: movimientos propios del básquet, dribling, donqueo¨.
“Entrenábamos en el extinto Parque Martí, y al pasar sólo dos meses ya yo me destacaba por sobre los demás. Eso me abrió las puertas de la preselección nacional que se alistaba para asistir al Preolímpico de Yokohama en 1964.
“Van haciendo eliminaciones y yo sorprendo cuando quedo entre los últimos 14, hasta que, por supuesto, me eliminan. Yo lloré pero, ¿ a quién se le ocurre llevar a un chico de 14 años a un evento de tal magnitud? Esto lo razoné mucho después, no vayas a creer que fue en ese momento.
“Pero eso fue un punto de partida. Me dije: 'Ruperto, nunca más te van a eliminar'. En ese 1964, vino un equipo chino a jugar en la Ciudad Deportiva e integré la selección, en el banco, pero hice el grado.”
Algo que siempre me he preguntado es con esa soberbia estatura que tienes, ¿por qué siempre fuiste alero, no pivot o siquiera alero pivot?
“A mí me encantaba mi posición de 3. Nuestros pivots eran inmejorables y muy fuertes: Pedro Chappé y Alejandro Urgellés. ¿Para qué me iba a meter en esa candela?”
¿Con qué equipo jugaste nacionalmente y cuándo empezaste?
“Cuando aquello no había Liga Superior, sólo Campeonatos Nacionales; jugaban doce conjuntos representativos de las seis provincias, el campeón provincial y una selección de cada una de ellas. Yo siempre lo hice por Industriales (desde 1964 a 1982). Nos proclamamos campeones nueve veces en ese lapsus.
“En mi debut en Nacionales, obtuvimos el cetro, el primero mío, y me celebraron mis 15 años. Mi mamá estaba orgullosa. ¡Poco a poco se le iba quitando de la cabeza eso de la Medicina para Rupertico! En ese evento integré el quinteto ideal y fui elegido el Novato del Año de Cuba (año 1965).”
A partir de ahí es que el niño Rupertico se convierte en hombre, pues al terminar ese primer torneo nacional en el que toma parte integró siempre la selección nacional, jugando regular hasta los Juegos Olímpicos de Moscú 80.
Su retiro fue en 1982, tras concluir los Juegos Centroamericanos y del Caribe de La Habana. Su palmarés competitivo internacional es bien extenso: cinco Juegos Centrocaribeños, con saldo de dos medallas de oro, otras tantas de plata y un bronce; cuatro Panamericanos, la mejor de las actuaciones en Cali 71, donde por primera y única vez Cuba derrotó a Estados Unidos, dejándolos fuera de la discusión de metales. En esa ocasión quedaron terceros. Dos Campeonatos del orbe, el cuarto lugar en San Juan-Puerto Rico 74, fue lo más sobresaliente, y cuatro Juegos Olímpicos, desde México 68 hasta Moscú 80.
A estos eventos múltiples calendariados en un cuatrienio olímpico se unen otros certámenes como Mundiales Universitarios y Centrobásquet.
Por supuesto, ese bronce olímpico pienso que es imborrable para ti y tu equipo. Ha sido la única vez que el básquet cubano, muchachas y varones, ha podido escalar el podio.
“Para mí ése ha sido la mejor selección cubana de baloncesto histórica, no sólo por haber quedado terceros, sino por la forma en que cada uno de nosotros se desempeñó sobre la cancha en Münich 72.
Para mí ése ha sido la mejor selección cubana de baloncesto histórica, no sólo por haber quedado terceros, sino por la forma en que cada uno de nosotros se desempeñó sobre la cancha en Münich 72
“Ese equipo lo dirigían el gran Carmelo Ortega y Ernesto Díaz de asistente. Los bases era Miguelito Calderón, el Jabao Herrera, Rafael Cañizares y Conrado Pérez; los aleros, Franklin Standard, Telemaco Varona y yo; los pivots, Pedro Chappé, Alejandro Urgellés, Juan Roca, Juan Domecq y José Miguel Álvarez Pozo.”
Me cuentas algo que no se haya divulgado mucho, pues la mayoría de los sucesos son bien conocidos.
“Mira, nosotros llegamos a Münich con muy pocas esperanzas de hacer un buen papel. Habíamos hecho una gira previa por antiguos estados soviéticos que hoy son naciones con tremenda estirpe basquebolística como por ejemplo, Letonia, Lituania y Ucrania y de 10 juegos que realizamos, 10 perdimos. ¡Un desastre! ¿Te puedes imaginar con qué ánimos llegamos a la sede olímpica?
“El que nunca perdió la fe fue Carmelo, para mí el más grande de los directores técnicos que ha tenido nuestro baloncesto. Empezamos a jugar (eran 16 conjuntos divididos en 2 grupos) y quién te dice que en el nuestro, el A, le ganamos a todos excepto a Estados Unidos (nos impusimos a potencias como Brasil y España).
“De esa forma quedamos segundos y fuimos al cruzado frente a la URSS, super favorito, y perdimos por sólo cinco puntos. Fue un juego 'sangreado' como decimos nosotros, muy disputado. Lo contrario hizo Italia, que por la otra llave se preservó ante los estadounidenses para llegar frescos a enfrentarnos por el bronce.”
Y les salió el tiro por la culata, claro está.
“Sí. Yo recuerdo ese partido como uno de los más peleados de mi vida. 66-65 fue el marcador final, valora tú. No he vivido otro momento más emocionante que ése: estar en el podio olímpico.”
¿Alguna anécdota que recuerdes entre tantas?
“Sí, ¿cómo para olvidarla? La diferencia era de un punto, faltaban sólo segundos para el pitazo final y un italiano intercepta el balón y se va solito a su aro. De anotar, Italia hubiese ganado. En ese momento, en medio de aquel bullicio, se escucha la voz de Carmelo gritando: 'ciégalo Santa Bárbara' ¡y falló! Solo debajo del aro y falló: el rebote lo cogí yo, manejamos el balón los pocos segundos que nos faltaban y ¡victoria para Cuba!”
Escucho a Ruperto Herrera Tabío y recuerdo tantos y tantos buenos momentos que ha vivido el deporte cubano, y ruego porque no abandone este mundo sin verlo regresar a la élite universal.
Cambiando el tema Rupe, además de mamá Olga y tu padrastro (padre), ya fallecidos, tienes una hermosa familia: tres hijos, cinco nietos y tu esposa, María Antonieta, mamá de Marisol quien ya tiene 37 años.
“Así es, soy un padre de familia feliz y orgulloso de ella.”
Sin embargo, 1999 fue muy difícil para ti. Ese año desertaron tus dos hijos varones, ambos basquebolistas integrantes de la selección nacional. Ruperto Herrera es un hombre de convicciones firmes, una persona que cree en lo que ha vivido y hecho. Mi respeto y admiración por él. Un hombre en toda la extensión de la palabra, que habla sin miedo de aquel 1999.
“En una base de entrenamiento en Argentina, aprovechando un convenio con el club Obras Sanitarias, donde habíamos contratado a Lázaro Borrell, se queda Rupertico (el Junior Herrera para los amantes del básquet en aquella época).
“Me chocó, me dolió, pero Rupertico siempre fue fuerte, con ideas propias; pero a los seis meses, cuando transcurría en San Juan, Puerto Rico, el Pre Olímpico, abandona la delegación Roberto Carlos (el Chispa), el menor de mis hijos, junto a Lázaro Borrell, Ángel Oscar 'el Ninja' Caballero y Héctor Pino.
“¡En plena competencia! y yo estaba allí como federativo miembro del Ejecutivo de COPABA (Confederación Panamericana de Básquet, hoy FIBAAMÉRICAS).
“Roberto Carlos me golpeó doblemente: primero, porque fue en un torneo que tuvimos que abandonar: ¿quién juega con ocho atletas además del desmoronamiento psicológico del equipo?
“Y segundo, porque aunque ames de igual forma a tus hijos, ése fue el más débil, el más enfermizo, al que tuve que cuidar y alimentar pues su mamá se fue cinco años para Angola de misión; además, siempre vivieron conmigo.
“Roberto Carlos y yo teníamos los mismos gustos por la pelota y el ajedrez; él le decía al hermano: 'el que tiene que llamarse Ruperto soy yo'. Pues ése, ése se fue, así sin más ni más”.
No quiero estar en tu lugar, porque además tuviste que permanecer hasta el final de la justa ¿no?
“Claro, y la prensa me atosigó de forma cruel. Con decirte que yo fui 'La figura de la semana' del periódico Nuevo Día. A la par, recibí mensajes de aliento de muchísimas partes del planeta. Nunca estuve solo.
“Al llegar a Cuba me fueron a recibir y me llevaron ante la presencia de Fidel, quien me alentó, me apoyó y me dijo que mis hijos seguían siendo mis hijos. Me comparó con Maceo y me dijo que prosiguiera con mi trabajo, algo que nunca olvidaré. Ya yo era en ese momento vicepresidente del Comité Olímpico.”
Ruperto es actualmente Secretario General del Comité Olímpico Cubano, o sea, la segunda figura de tan importante organismo, titular de la Federación Cubana de Básquet, vicepresidente de FIBAAMERICAS, y encabeza la CONCECABA (Confederación Centroamericana y del Caribe de baloncesto), entre otras funciones en instituciones internacionales deportivas.
Quisiera saber yo qué dice mi amiga María Antonieta, su esposa de tantos años, al respecto.
“No cambias, ¿qué va a decir? Está orgullosa como mamá Olga cuando anoté mis primeras canastas. Estuve 19 años activo en la selección nacional y ahora llevo 21 en el Comité Olímpico.
“Claro que nada cayó del cielo: estudié mucho, me gradué del primer curso del Fajardo ya como centro de estudios superiores en 1977 y fui el mejor expediente de la Facultad de Deportes, di clases como profesor siendo jugador, fui Jefe del Departamento de deportes con pelota por tres años, y luego comisionado de baloncesto, y soy presidente de la Federación Cubana.”
Precisamente, como Federativo, qué me dices de la salud actual de nuestro baloncesto. Para mí, los varones van en ascenso, todo lo contrario de las niñas que fueron lo mejor que teníamos por décadas.
“Tienes toda la razón, el femenino está estancado. La baja estatura no ayuda aunque tenemos un grupo de talentos que estamos trabajando en sus provincias.
“En el masculino ya contamos con jóvenes muy buenos: Javier Justiz, pivot, quien jugó en Argentina y ahora fue contratado por la fuerte liga española, el ala pivot Yaciel Rivero y el alero Karén Guzmán, estos dos últimos jugando en Argentina. Esperamos una mejoría en par de años, recobrar puestos perdidos en el área y en el continente.”
No puedo irme sin preguntarte para ti los mejores baloncentistas históricos.
“Michael Jordan, Kobe Bryant y Lebrón James, todos delanteros estadounidenses, y el mexicano Manuel Raga, también alero.”
Realmente tengo ante mí un hombre cortés, de esos que te retira la silla y te da el paso; te abre la puerta y baja a saludar a mi hijo que hizo las veces de transportista. Y mirando ese rostro sincero y al que no se le ve aún la cercanía a los 70 le hago mi última pregunta.
¿Cómo quiere ser recordado Ruperto Herrera, el número 5 del CUBA bronce olímpico, basquebolista exaltado al Hall de la Fama de la FIBA en el 2015, quien recibió la Orden al Mérito de la FIBA en 1999, y que se ha ganado por derecho propio el lugar de presidente del Comité Olímpico Cubano, cuando pase al retiro como proceso natural por su avanzada edad José Ramón Fernández?
“Como un atleta que se entregó, se preparó siempre al máximo para dar lo mejor por su deporte, por su país: un patriota que ama lo suyo y a su familia.”
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