La odisea de alquilar un auto en Cuba

Cuba gana cada año millones de dólares en el alquiler de autos a los turistas, pero esta ganancia no se revierte en un buen servicio a los clientes.

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Este artículo es de hace 7 años

Un país para el que atraer turistas foráneos es una prioridad urgente, y donde además su transporte público es una verdadera calamidad, debería esforzarse un poco más para que aquellos que llegan soñando con unas vacaciones, no tengan que atravesar un largo camino de calamidades antes de disponer de algo tan elemental como un auto en el que moverse.

Pero este razonamiento no funciona en un lugar como Cuba, empeñado al parecer en alentar al turista a no volver. Así lo confirmó el periodista Fernando Ravsberg en su blog Cartas desde Cuba, quien sufrió en primera mano la desidia, el maltrato y la estafa, al pretender algo tan simple como rentar un auto.


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Según relató el periodista, la pesadilla comenzó cuando les informaron que no se podía alquilar en Cuba, era obligatorio hacerlo desde el extranjero. “Después nos enteramos de que no era cierto y vimos a cubanos rentar delante nuestro”, señaló.

Luego, al efectuar la operación, no les dejaron hacerlo por un mes, si no que les exigieron suscribir dos contratos de 15 días cada uno –aunque eran agencias que pertenecían a la misma empresa– con la dificultad añadida que estaban ubicadas en dos lugares diferentes de La Habana.

“En la primera agencia estuvimos esperando cuatro horas por nuestro vehículo –relató el periodista–, pero debíamos sentimos felices porque otros llevaban más de 10 horas de espera, a pesar de que lo habían reservado y pagado desde el extranjero, con varias semanas de antelación.

“Ante nuestras protestas los empleados culparon a las agencias de turismo extranjeras que, según ellos, alquilaban más vehículos de los que dispone el país. Me comuniqué con la agencia española y, milagrosamente, apareció nuestro vehículo de inmediato”.

Pero la odisea no terminó con la entrega de los carros. Rasverg califica el estado de los mismos como lamentable; tanto, que uno de ellos dejó de andar y ni siquiera el servicio técnico lo pudo arreglar. Para sorpresa de los clientes, el propio jefe de la agencia les informó que “lo establecido” era que el turista debía permanecer junto al auto hasta que llegara la grúa. “Cinco horas después seguía sin aparecer”, concluyó.

Por último, el ya rutinario tema del robo. Durante los días en que el grupo de personas alquiló cuatro automóviles diferentes en dos agencias distintas, a cada uno le faltaban cinco litros de gasolina. “Cuando nos quejamos trajeron un policía, quien nos dijo que la empresa de alquiler era ‘una institución del Estado y sus empleados funcionarios’”.

Pero la cuenta que sacaron los afectados no dejaba lugar a dudas: robando cinco litros de gasolina a los 100 automóviles que diariamente se alquilan, “desaparecen” en cada jornada unos 700 dólares en combustible, 21 mil dólares al mes y un cuarto de millón de dólares al año.

¿Cuánto gana Cuba con el negocio de renta de coches? Las cuentas son muy claras: las agencias de alquiler compran cada vehículo en 8000 dólares, durante dos años lo destinan al alquiler de turistas –actividad que le reporta unos 50 mil dólares de ganancia–, para después venderlos en el mercado nacional a 40 mil dólares. O sea, la renta de, por ejemplo, 1000 carros, deja cada año más de 80 millones de dólares.

En este negocio entran los otros “listos”, aquellos cubanos con recursos que compran los automóviles usados en 40 mil dólares y los emplean para alquilar ilegalmente a turistas.

El 90 por ciento de los turistas que visitan Cuba va en aerolíneas extranjeras. Eso significa que una gran parte de las ganancias de la Isla provienen de los gastos que realizan dentro, y de ellos, el transporte, es uno de los negocios más rentables.

Entonces, ¿no se podría esperar –se pregunta el periodista– que se hiciera un trabajo eficiente que dejara satisfecho al turista, en lugar de complicarle la vida con la descoordinación, el robo de gasolina, unos autos en pésimo estado técnico y el mal servicio ante roturas?

Pero en la isla caribeña no escarmienta. Se resiste a avanzar. Su mercado más rentable lo están saboteando los propios cubanos, con la burocracia, el robo, la desidia y el maltrato.

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