Cuentan que en enero de 1991 el presidente francés François Miterrand le pidió un singular consejo a la astróloga Elisabeth Teissier: “Debo intervenir, ¿qué día a tu juicio sería el mejor?”. La pregunta en cuestión aludía al mejor día para intervenir en Irak, junto a Estados Unidos. Si hoy conocemos una anécdota como esa es porque la astróloga se encargó de registrar todas sus conversaciones con el presidente francés entre 1990 y 1995.
Pero tampoco debería extrañarnos algo así, porque si miramos atrás, la Historia de la Humanidad ha estado marcada por toda clase de magos, chamanes, nigromantes y brujos que ejercieron durante siglos su influencia sobre reyes y gobernantes, en virtud de unos poderes adivinatorios que determinaban el momento adecuado lo mismo para una batalla, una alianza o para engendrar un hijo.
Por tanto, que poder y esoterismo van tomados de la mano no es secreto para nadie ni privilegio de la ficción literaria o televisiva. Anécdotas como la de Miterrand abundan en los siglos XX y XXI en los que notables gobernantes y dirigentes políticos muchas veces han confiado y ―por raro que parezca― siguen confiando sus más delicadas decisiones a los poderes adivinatorios.
Tal vez por ello no sorprende la reciente publicación de “Los brujos de Chávez: la magia como prolongación de la política”, un libro en el cual el periodista venezolano David Placer (“Economía Digital”) desvela cómo las figuras de poder en Venezuela acabaron rendidas a todo tipo de prácticas religiosas que en opinión del autor perduran, y que el actual presidente Nicolás Maduro estaría tratando de mantener.
El libro ―que ha sido presentado la semana pasada en Madrid― describe el alcance de la santería en Venezuela y su utilización por los chavistas como elemento para “retener el poder”.
El volumen ha salido a la luz tras varias visitas del autor a su país de origen a lo largo de 3 años en los que realizó más de 60 entrevistas con personas del entorno íntimo de Hugo Chávez, especialmente con el grupo de personas que lo ayudaron a llegar a la Presidencia de Venezuela, en el año 2004.
Según Placer, la “brujería” en Venezuela se disparó enormemente durante los años del chavismo y en estrecha alianza con el gobierno cubano. Llegaron a circular todo tipo de rumores que aseguraban que en el Palacio presidencial de Miraflores se estaba “haciendo brujería”.
Placer explica que durante el encarcelamiento de Chávez ―tras el fallido intento golpista de 1992― el entonces coronel hacía sesiones de espiritismo en las que los “libertadores”, supuestamente, hablaban a través de él y le recomendaban “ser el líder” del movimiento.
En opinión de Placer:
Él era supersticioso, pero también utilizaba este tipo de cosas para manipular a su entorno.
En lo relativo a estas prácticas, el periodista venezolano destaca que ninguno de los entrevistados que formaban parte del entorno de Chávez:
lo ha negado, sino que han intentado justificarlo, diciendo que eran corrientes espirituales que tampoco tienen que ser condenadas, porque el catolicismo también cree en espíritus y hace exorcismos.
Sin embargo, uno de los hallazgos más importantes de Placer ha sido descubrir que tras esa “mística del poder” en Venezuela se encontraba la influencia del régimen cubano.
Así se explica en el libro a través de la confesión que ha hecho desde la cárcel Raúl Baduel, exministro de Defensa de Hugo Chávez. Según Baduel, los santeros llegaron a ser agentes de inteligencia cubanos; hipótesis que han corroborado dos santeros cubanos, quienes afirman que el proceso fue lento pero efectivo. Según uno de ellos:
la inteligencia cubana comienza la infiltración con la santería, al final cambia las estructuras de la sociedad y todos los que están metidos en la religión piensan y actúan como cubanos.
Habrá que leer los “Los brujos de Chávez”, un libro que se ha arriesgado a mover una losa tan o más pesada que la que algunos consideran causa de la maldición de Hugo Chávez: la apertura del sarcófago de Simón Bolívar.
Y mientras tanto, ojos abiertos, porque la Historia sigue dando pistas sobre las raíces ocultas del vínculo entre el Gobierno de Cuba y Venezuela.
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