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El Museo de Arte de Matanzas (MAM) Lorenzo Padilla Díaz, una joya cultural que albergaba cerca de 2.000 piezas de arte, ha visto colapsar parte de su estructura luego de más de un año de advertencias sobre su estado crítico.
Entre las piezas que custodia este emblemático museo se encuentran una valiosa colección de arte africano —la más importante de Cuba— y grabados del maestro neerlandés Rembrandt.
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Sin embargo, la negligencia y la burocracia han llevado a esta institución, ubicada en un edificio decimonónico, a enfrentar una de las mayores crisis de su historia.
Un derrumbe anunciado en el museo
Hace aproximadamente un mes, parte del techo del museo cedió silenciosamente. El desplome ocurrió luego de que, desde finales de 2023, se advirtiera sobre la posibilidad de un colapso inminente debido al deterioro severo de la estructura.
Jenny Páez Morales, especialista en museología, explicó que se había trazado una estrategia de recuperación desde finales del año pasado, pero las demoras en la asignación del presupuesto y la falta de materiales críticos impidieron cualquier intervención efectiva.
El derrumbe ha obligado al museo a cerrar sus puertas, reubicando las oficinas del Registro de Bienes Culturales en las salas de exposición, limitando aún más el espacio disponible para las valiosas piezas que resguarda.
El Periódico Girón, señaló que las demoras burocráticas fueron uno de los principales factores que contribuyeron al colapso del techo. En las redes sociales los comentarios sobre este caso de abandono institucional no tardaron en llegar. "Todo se está destruyendo sin importarle a nadie", dijo una usuaria en Facebook.
Sin embargo, el artículo del Periódico Girón donde se denuncia el caso, amanece este lunes con un enlace roto, que no lleva a ninguna web, por lo que podría haber sido retirado de la plataforma oficialista.
Descontrol y derroche en el proceso de restauración del museo
Las maderas necesarias para apuntalar el edificio fueron adquiridas en San Miguel de los Baños, la falta de combustible y las dificultades logísticas retrasaron su traslado a Matanzas.
Cuando los pilares llegaron, resultaron ser demasiado cortos para la altura de la edificación, lo que generó nuevos retrasos. Tras meses de espera, la estructura no resistió más y parte del techo se desplomó.
Bielka Cantillo González, directora provincial de Patrimonio, también atribuyó el colapso a una plaga de termitas que debilitó la estructura del edificio, acelerando su deterioro.
El presupuesto asignado no alcanzó para demoler y reconstruir simultáneamente. Las esperanzas de una solución rápida desaparecieron por la falta de acero, cemento y otros materiales esenciales.
El museo ha sido reasignado a una nueva sede en la Calle Medio, un inmueble que también necesita reparaciones importantes antes de poder albergar la vasta colección de arte.
Las autoridades han comenzado a limpiar y retirar los escombros, pero se estima que la reparación demorará años debido a la escasez de recursos.
Este no es un caso aislado. A principios de 2024 las autoridades reconocieron que al menos 64 museos en Cuba permanecen cerrados y otros 61 monumentos están en peligro debido a la falta de equipamiento, materiales y fondos para su restauración.
La preservación del patrimonio cultural parece no ser una prioridad en el país, a pesar del incansable esfuerzo de quienes luchan por mantenerlo a flote.
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