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En un intento desesperado por frenar la caída en los niveles de afiliación, la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) estableció este sábado el primer buró sindical del país, destinado a la atención directa de los nuevos actores económicos.
Esta nueva estructura se constituyó en el sector del comercio, la gastronomía y los servicios en La Habana, y fue presentada por el periódico oficialista Trabajadores como “un paso de singular importancia en el quehacer actual del movimiento obrero cubano”, a pesar de que parece más un intento de mantener la relevancia de la obsoleta organización frente a las nuevas dinámicas económicas del país.
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Isdalis Rodríguez, segunda secretaria de la CTC Nacional, ordenó la creación de “secciones sindicales en las diferentes áreas de comercialización y en las propias Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipyme)”, las cuales, según la funcionaria, tendrán la misión de representar y organizar a “todos sus trabajadores, que es la principal función del sindicato en Cuba”.
La dirigente admitió que actualmente, el sector del comercio, la gastronomía y los servicios, personales y técnicos, agrupa a la mayor parte de los llamados nuevos actores económicos en el país, “de ahí la necesidad de fortalecer con la mayor brevedad el trabajo sindical”.
Así lo confirmó Betsy Díaz Velásquez, ministra de Comercio Interior, quien indicó que en ese sector existen actualmente más de 250,000 trabajadores por cuenta propia, “más de 6,000 mipymes dedicadas al comercio y 166 Cooperativas No Agropecuarias (CNA) en similar función, lo que eleva a más de 340,000 el número de no estatales, mientras que los estatales son alrededor de 190 mil”.
Con la creación de este buró sindical, el régimen presumió haber dado respuesta a una de las principales demandas de los trabajadores acogidos a esta nueva forma de gestión: afiliarse a estructuras sindicales genuinas, donde sus planteamientos y preocupaciones fueran atendidos por sindicalistas que también pertenecen al sector no estatal.
Leovanis Avila Góngora, miembro del Secretariado Nacional de la Central de Trabajadores de Cuba, mencionó que esta nueva estructura sindical “deberá defender políticas del sector ante las direcciones empresariales, ministeriales, de gobierno”.
No es la primera vez que el régimen intenta imponer sus anticuadas y obsoletas organizaciones políticas y de masas en las formas de gestión económica no estatal, como una estrategia para alinear y “sumar” a los trabajadores que forman parte del sector privado.
Recientemente, el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel pidió a los comunistas de Sancti Spíritus agilidad en la captación de trabajadores de las Mipyme privadas para que integren las filas del único Partido reconocido en Cuba.
“Tenemos que ser capaces de crear en ellas también estructuras de base, tanto del Partido como de la UJC, con crecimientos adecuados y una mayor vinculación política de esos trabajadores”, dijo Díaz-Canel sobre esta forma de gestión no estatal, según informa el sitio oficialista Cubadebate.
Sin embargo, su verdadera intención se delata, pues antes el gobernante afirmó que la falta de regulación a las Mypimes provocó un caos en la economía cubana, disparando la inflación y acentuando la desigualdad en el país.
En marzo, el secretario general CTC, Ulises Guilarte de Nacimiento, reconoció la incapacidad de la organización sindical que dirige para solucionar "todos los problemas", pero entiende que si los trabajadores ven a sus representantes sindicales hablando de lo que les preocupa, les van a creer.
"Si la gente nos ve debatiendo los asuntos que constituyen sus preocupaciones, sus insatisfacciones, que estamos generando el efecto propositivo para mejorarle las condiciones salariales y laborales, la gente creerá en la labor y la utilidad de su sindicato", dijo sin ningún pudor.
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