Luego de crear “nuevos actores económicos” para abrir paso a un capitalismo de Estado que revitalice la economía del país y mantenga los llamados “logros de la revolución”, el régimen cubano busca ahora que estos se involucren en sus políticas sociales.
Los trabajadores por cuenta propia (TCP), los nuevos empresarios y los dueños de micros, medianas y pequeñas empresas (Mipymes) están llamados a ser ese nuevo grupo social de “emprendedores comprometidos” que, en Rusia (modelo que sigue el régimen cubano), conforman una casta de oligarcas y empresarios al servicio de un poder autocrático.
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Bajo condicionamiento político, los nuevos actores económicos del régimen totalitario cubano están asumiendo funciones más allá de su propósito de dinamizar la economía y crear riqueza, y ahora están siendo llamados por sus “creadores” a participar de la agenda política de Palacio, ya sea en el frente de batalla de bajar el dólar en el mercado informal de divisas, o en el de organizarse para hacer la labor social de un Estado que está siendo desmantelado.
Empieza a surgir en la Cuba “postcomunista” una nueva idea: la de la “corresponsabilidad” de los nuevos actores económicos junto al Estado en temas sociales como la pobreza, la atención a grupos vulnerables, el mantenimiento del sistema público de salud o los cuidados de las personas mayores y dependientes.
Así quedó patente tras celebrarse este lunes en la Universidad de La Habana el Encuentro Internacional “Cuidados, Desarrollo y Justicia Social: Políticas, enfoques, actores y buenas prácticas”, organizado por el ministerio de Trabajo y Seguridad Social del régimen.
Un reporte del Noticiero Nacional de Televisión (NTV) resaltó del encuentro “la necesidad de una mayor inserción e integración de los nuevos actores económicos y sociales en el sistema que se construye en Cuba”.
La idea queda expresada con meridiana claridad: En Cuba se está construyendo un nuevo sistema, y el constructor (el régimen) está llamando a esos partidarios que ahora se enriquecen a que arrimen el hombro y se hagan “corresponsables” en la tarea de atender las necesidades de quienes se van quedando atrás.
“Nadie quedará desamparado” viene diciendo el régimen cubano desde que asumió los “Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución” en 2011 como nuevo rumbo de una economía obligada a transformarse o colapsar del todo. “Nadie quedará desamparado”, repitió el régimen diez años más tarde, cuando inició el fracasado “ordenamiento económico y monetario” en 2021.
Sin embargo, en esos casi quince años, en Cuba no ha hecho más que crecer el número de desamparados, la desinversión en políticas e infraestructuras públicas (mientras crecen las del turismo, hoteles y sectores privados), la pobreza, la desigualdad, la exclusión social, los migrantes, la represión y la injusticia.
Pero la maquinaria propagandística del régimen no ha hecho más que repetir esa consigna falsa y vacía de contenido. Y esa falta de contenido del “nadie quedará desamparado” se pretende maquillar con el llamado a los nuevos actores económicos para que asuman el vacío dejado por el Estado en el terreno de las políticas sociales.
“El sistema lo que establece es un instrumento de gobierno con una visión estratégica que logre que el asunto de los cuidados tenga una mirada más integral, no solo desde los sectores y a partir de eso tiene un gran reto que tiene que ver con lograr una mayor corresponsabilidad en el tema de los actores que participamos. No todo puede ser del Estado, tiene que haber participación de la propia familia del Estado y los distintos actores económicos y también una corresponsabilidad”, dijo al NTV un funcionario del ministerio de Trabajo y Seguridad Social.
Tres días de sesiones, intercambios, análisis y recomendaciones para terminar presentando a la opinión pública cubana un remedo de “estrategia” del gobierno de la “continuidad” de Miguel Díaz-Canel, que pretende trasladar la responsabilidad de su fracaso a terceros actores.
La misma estrategia que ahora pregona el inquilino de Palacio por pueblos y ciudades, gritando a los cuatro vientos que hay que “guapear” la comida en el surco, y que los municipios y gobiernos locales son los responsables de que los cubanos tengan un plato de comida en la mesa.
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