En el último año, hemos sido testigos de un fenómeno económico y social que ha sacudido los cimientos del modelo económico cubano: el auge de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES). Este reducido grupo de emprendedores ha logrado en tan solo unos meses lo que el gobierno cubano no ha podido conseguir en décadas con sus múltiples intentos de revitalizar la economía a través de diversas formas de comercio minorista en divisas controlado por el Estado.
Desde las "tiendas de divisas" hasta las "diplotiendas", pasando por las "tiendas del oro y la plata", las "tiendas recaudadoras de divisas" (TRD) y, más recientemente, las "tiendas en MLC" (Moneda Libremente Convertible), todas estas iniciativas han tenido un denominador común: la ineficacia y la incapacidad para satisfacer las necesidades de la población cubana. A pesar de los nombres rimbombantes y las promesas de modernización y progreso, estas tiendas no han hecho más que evidenciar las limitaciones de un sistema económico centralizado que no responde a la realidad ni a las demandas del pueblo.
Las MIPYMES, en cambio, han emergido como una prueba contundente de que los cubanos, cuando se les da la oportunidad, tienen la capacidad de innovar, crear y prosperar. Estos pequeños negocios han demostrado una agilidad y una eficiencia que las tiendas estatales jamás han podido alcanzar. Mientras que las estanterías de las tiendas en MLC permanecen a menudo vacías, las MIPYMES han sabido identificar nichos de mercado, ofrecer productos y servicios de calidad y, lo más importante, crear empleos y dinamizar la economía local.
Casi tan importante como la creación de estos negocios en sí mismos es el hecho de que estas tiendas operan en gran medida en moneda nacional. En las MiPymes se suele aceptar pagos en pesos cubanos. ¡Qué cosa más rara! El gobierno ha pasado más de 60 años despreciando esta moneda para crear sus tiendas con productos "de afuera", inventando monedas, certificados, cupones, tarjetas electrónicas y luego devaluando y eliminando las propias monedas (como el CUC) que ellos mismos inventaron para no cobrar en pesos.
¿Por qué han fracasado las tiendas estatales? La respuesta es sencilla: la burocracia, la corrupción y la falta de incentivos reales para mejorar. Los empleados de estas tiendas, a menudo mal pagados y desmotivados (desde el vendedor de la tienda, hasta el comprador y el importador), no tienen ninguna razón para esforzarse por ofrecer un buen servicio o para buscar maneras de optimizar los recursos. En contraste, los emprendedores de las MIPYMES están directamente implicados en el éxito de sus negocios. Cada cliente satisfecho, cada venta realizada, cada innovación implementada se traduce directamente en beneficios para ellos, sus familias y sus empleados.
A esto se suma que el gobierno termina utilizando los dólares recaudados en otras cosas y no los usa para reabastecer tiendas. Por el contrario, las MIPYMES dedican todos los dólares adquiridos a importar y adquirir más mercancía, asegurando así un flujo constante de productos y mejorando la satisfacción del cliente. Aquello que nos contaba Gil sobre relanzar la economía, y que nunca hicieron.
El gobierno cubano ha tratado de controlar y limitar el crecimiento de las MIPYMES, imponiendo impuestos, restricciones y regulaciones que buscan frenar su avance. Sin embargo, a pesar de estos obstáculos, los emprendedores han aprendido a navegar por el complejo entramado legal y a encontrar maneras de hacer que sus negocios prosperen, incluso en un entorno tan hostil.
El éxito de las MIPYMES es un espejo que refleja el fracaso del régimen. Durante décadas, el gobierno ha intentado imponer un modelo económico que no funciona, mientras que en pocos meses, un grupo de emprendedores ha demostrado que otra Cuba es posible, una Cuba donde la creatividad, la innovación y el esfuerzo personal son recompensados.
Es hora de que el gobierno cubano se retire, que reconozca que la empresa socialista no es el camino de la prosperidad en Cuba. Dejen a los cubanos tener fábricas, industrias, producir ropa, calzado, azúcar, ron, tabaco. Liberen las importaciones, eliminen impuestos (y subsidios a empresas socialistas), liberen de verdad el campo. Tienen que echarse a un lado y dejar a la nación prosperar. Hay un consenso creciente de que el gobierno cubano debería reconocer el fracaso de la empresa socialista, permitir a las MIPYMES operar con mayor libertad.
El gobierno cubano debería considerar varias medidas para liberalizar la economía:
Privatización de Empresas Estatales: Permitir la privatización de empresas estatales y fomentar la creación de nuevas empresas privadas en todos los sectores económicos. Esto aumentará la eficiencia y la productividad al introducir competencia en el mercado.
Reforma del Sistema Impositivo: Reducir y simplificar los impuestos para facilitar la creación y operación de nuevas empresas. Eliminar los impuestos excesivos que ahogan la iniciativa privada y mantener un sistema fiscal justo que incentive la inversión.
Eliminación de Subsidios a Empresas Estatales: Gradualmente eliminar los subsidios a las empresas estatales ineficientes para crear un campo de juego nivelado donde las empresas privadas puedan competir en igualdad de condiciones.
Liberalización del Comercio: Abolir las restricciones a las importaciones y exportaciones. Facilitar el acceso a bienes y servicios extranjeros mejorará la calidad de vida de los cubanos y permitirá a las empresas locales acceder a insumos y tecnología de vanguardia.
Fomento a la Inversión Extranjera: Crear un entorno legal y administrativo favorable para la inversión extranjera. Proporcionar garantías jurídicas y proteger la propiedad intelectual para atraer capital y conocimientos internacionales.
Descentralización del Control Agrícola: Permitir a los agricultores el control total de sus tierras y cultivos. Eliminar las restricciones sobre qué y cuánto pueden producir, y permitir la venta libre de sus productos en el mercado nacional e internacional.
Desregulación del Mercado Laboral: Flexibilizar las leyes laborales para permitir que las empresas contraten y gestionen su fuerza laboral de manera eficiente. Establecer un salario mínimo justo y asegurar los derechos laborales básicos, pero permitir negociaciones laborales más flexibles.
Desarrollo de Infraestructura: Invertir en infraestructuras críticas como carreteras, puertos, y redes de telecomunicaciones. Facilitar la colaboración público-privada para el desarrollo de proyectos de infraestructura que beneficien a la economía en su conjunto.
Apoyo al Emprendimiento: Crear programas de apoyo a emprendedores que incluyan acceso a financiamiento, capacitación empresarial y mentoría. Establecer incubadoras y aceleradoras de negocios para fomentar la innovación y el desarrollo de nuevas empresas.
¿Implementará algo de esto el gobierno cubano? Probablemente no, aún siguen con la cantaleta de la empresa socialista como centro de la economía. Dejar de aprovechar el entorno creado por las medidas de la administración Biden anunciadas hoy sería insensato. Solo deben recordar lo que ocurrió cuando despreciaron y atacaron la apertura de Obama. Ahí está Trump nuevamente, dispuesto a repetir la historia.
¿Qué opinas?
COMENTARArchivado en:
Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.