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El mandatario Miguel Díaz-Canel afirmó que su gobierno no participa en la guerra de Ucrania, pero reconoció que "una red ilegal estaba contratando a cubanos que vivían en Rusia y a algunos que vivían en Cuba para luchar en el bando ruso".
"No participamos en la guerra de Ucrania, pero descubrimos a través de nuestras investigaciones que una red ilegal estaba contratando a cubanos que vivían en Rusia y a algunos que vivían en Cuba para luchar en el bando ruso", dijo en una entrevista exclusiva a finales de septiembre, durante su estancia en New York, a la directora del diario The Nation, Katrina vanden Heuvel.
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El representante del régimen de La Habana comentó que su gobierno informó "a las partes implicadas y denunciamos públicamente lo ocurrido", a pesar de que el caso realmente fue destapado por los familiares de varios jóvenes reclutados a finales de agosto.
"Nuestro Código Penal prohíbe los mercenarios, y consideramos que se trata de un caso de mercenarismo, así como de tráfico de seres humanos", comentó.
Señaló que gracias a las estrechas relaciones con Rusia, han podido trabajar para eliminar el tráfico ilegal de personas que las convierte en mercenarios.
"Puedo certificar que Cuba no forma parte de la guerra y que si volviéramos a descubrir una red de tráfico ilegal como la que vimos, la denunciaríamos y actuaríamos para detenerla", subrayó.
El gobierno cubano insiste en "utilizar todos los mecanismos y espacios internacionales para el diálogo", aseguró Díaz-Canel, que sin embargo omitió que se ha opuesto a todas las sanciones y presiones que la Unión Europea y la Organización de Naciones Unidas han intentado establecer sobre Rusia tras la invasión a Ucrania.
Señaló que "se intenta distorsionar la realidad e imponer un marco torcido", y consideró que "el gobierno de Estados Unidos motivó la guerra al no escuchar las quejas y advertencias de Rusia sobre el peligro que suponía la ampliación de las fronteras de la OTAN hacia Rusia".
El caso de los mercenarios cubanos se destapó luego de que dos familias de la isla denunciaran que sus hijos habían sido engañados por una mujer que los contactó por Facebook y al llegar a Rusia los enroló en la guerra.
Bajo presión por esas revelaciones, la Cancillería cubana emitió un comunicado donde rechazaba cualquier forma de participación en la invasión de Ucrania y enfatizó que el mercenarismo es un delito en el país. Tras el escándalo el régimen cubano dijo que sus organismos de seguridad habían desarticulado una red ilegal que involucraba a 17 personas y que presuntamente reclutaba a cubanos para participar en la operación militar en Ucrania del lado de las tropas rusas.
Después el medio digital Inform Napalm expuso la identidad de otros 200 mercenarios cubanos reclutados en las filas de las Fuerzas Armadas rusas por Anton Perevozchikov, comisario militar de Tula; y a pesar del discurso del régimen cubano, el pasado 24 de octubre trascendió que Rusia continuaba reclutando jóvenes de la isla.
Al menos 59 mercenarios cubanos más arribaron en las últimas semanas a territorio ruso para firmar un contrato y tres de ellos ya están en servicio activo como parte del ejército, según reveló ese día el medio digital, citando como fuente a hackers ucranianos del grupo Cyber Resistance.
En un pormenorizado artículo, el citado medio mostró evidencias que prueban la contratación de más mercenarios cubanos por parte de las Fuerzas Armadas rusas en la guerra contra Ucrania, lo que refutaría las declaraciones de las autoridades cubanas sobre el "bloqueo" del canal de suministro de mercenarios a Rusia.
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