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Un estudio del economista Emilio Morales reveló que en los últimos 30 años Cuba ha recibido más de 50 mil millones de dólares en efectivo en remesas y otros 50,000 millones en bienes de consumo.
"En 30 años el exilio ha enviado a Cuba un total de 52,251.99 millones de dólares en efectivo, y otros 50,000 millones en bienes de consumo", señala la investigación, publicada en el portal Cuba Siglo XXI.
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En la primera etapa (1991-2006), durante la crisis conocida como el "Período Especial", los emigrados cubanos enviaron a la isla alrededor de 11,751 millones de dólares en efectivo. El 85% procedía de Estados Unidos y jugaron un papel clave en el desarrollo del movimiento de emprendedores cubanos, destaca el experto.
La segunda etapa (2007-2018) fue aún más impactante, con remesas que alcanzaron un volumen de 31,311.47 millones de dólares en efectivo. En este período, los envíos continuaron apoyando a los emprendedores cubanos.
La tercera etapa (2019-2023), sin embargo, ha sido testigo de un declive significativo en los envíos de dinero, con una caída del 70.83% en 2021 en comparación con 2019. Esto indica un proceso de desmantelamiento de la dependencia de las remesas, impulsado en parte por la diáspora cubana y los residentes de la isla.
Un ejemplo de ello es el año 2022, cuando las remesas fueron de 2,040.25 millones de dólares, un declive de 45.1% en comparación con 2019.
Según Morales, a pesar de que la maquinaria perfecta de control ciudadano y enriquecimiento de GAESA ha estado funcionando por 30 años, la propia diáspora y los residentes en la isla han impulsado el citado desmantelamiento de esta dependencia.
A pesar del potencial transformador de las inyecciones de capital en estos 30 años, el régimen cubano optó por consolidarse como un "estado mafioso poscomunista" con una élite que gobierna el país como una organización privada que se apropia de recursos públicos, incluyendo el turismo, las comunicaciones, las remesas y la exportación de profesionales; y los exiliados se han negado a continuar contribuyendo a tal empoderamiento.
Para el experto, las remesas "han sido la línea de crédito más jugosa y sin intereses que logró acomodar la autocracia que controla el poder en Cuba a su conveniencia e intereses".
Asimismo, aclara que el monto de esas remesas "es un indicio del potencial inversionista de la diáspora en la futura reconstrucción y desarrollo de la isla una vez que existan las libertades políticas y económicas necesarias para ello y que hoy siguen siendo inexistentes".
En su artículo, titulado "Remesas, GAESA socava la prosperidad de los cubanos", explica que las remesas en Cuba son el soporte financiero de la subsistencia de millones de cubanos; pero que la metodología consolidada por el Grupo de Administración Empresarial S.A. (conocida como GAESA) para su apropiación ha apuntalado a un régimen que, pese a esa inyección constante de capital, se derrumba por su propia incompetencia".
En su momento, autorizar el envío de remesas familiares a Cuba implicó un riesgo muy grande para la dictadura cubana desde el punto de vista político. Sin embargo, permitir las remesas, así como la inversión extranjera y el turismo internacional, fueron riesgos calculados que el gobierno decidió asumir en función de la sobrevivencia del régimen, subraya.
Sobre el potencial financiero real de la diáspora cubana para transformar rápidamente el país si existieran libertades políticas y económicas, dice que se estima que en un período de 24 a 36 meses, la diáspora podría inyectar más de 20,000 millones de dólares en la economía cubana si se establece un entorno democrático y de libre mercado.
Para lograr esto, es esencial liberar al mercado y a los empresarios de las regulaciones económicas actuales que asfixian el potencial de las fuerzas productivas en la isla.
Morales afirma que reconocer legalmente la propiedad privada y permitir a las empresas invertir en cualquier sector, seleccionar socios y exportar e importar directamente son pasos clave hacia un futuro próspero para Cuba.
En última instancia, son los cubanos residentes en la isla, en colaboración con sus familiares en el exterior, quienes pueden ser los impulsores de un nuevo tejido empresarial libre que no solo mejoraría la calidad de vida de la población, sino que también contribuiría a la reconstrucción y el desarrollo nacional, destaca.
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