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La fábrica de perros calientes de Sancti Spíritus, única de su tipo en Cuba y subordinada al Ministerio de la Industria Alimentaria, se encuentra actualmente paralizada debido a un programa de mantenimiento y reparación.
Esta es la primera vez que se realiza una labor de tal envergadura desde su inauguración hace más de cinco años, explicó el periódico oficialista Escambray.
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Luis Ignacio Sariol Maceda, director de la Unidad Empresarial de Base a la cual pertenece la fábrica, explicó que la interrupción de la producción tiene como objetivo revisar minuciosamente la totalidad de la línea de proceso, ya que la elaboración del alimento es un proceso complejo que requiere un funcionamiento eficiente en cada etapa de la cadena productiva.
Una de las áreas prioritarias en el programa de mantenimiento es la generación de vapor. Sariol Maceda señaló que la tecnología instalada, de origen italiano, originalmente tenía una capacidad de producción de ocho toneladas, pero debido a problemas técnicos, antes de la parada productiva solo se obtenían dos.
El directivo mencionó que actualmente cuentan con la asesoría de especialistas italianos que trabajan en el país, para garantizar una garantía en la calidad de las reparaciones.
A través de una inversión de aproximadamente 500 mil euros, se logró obtener la mayoría de las piezas de repuesto necesarias para esta reparación.
Según Sariol Maceda, muchas de ellas ya se encuentran en la propia fábrica, mientras que las restantes llegarán próximamente, incluyendo componentes importantes como la ducha de enfriamiento y rodamientos especiales para la bomba al vacío.
De acuerdo con la información ofrecida, la fábrica deberá reanudar sus producciones a finales de julio o principios de agosto, si no hay interrupciones en el cronograma de inversión.
En septiembre del pasado año trascendió que la única fábrica de perros calientes de Cuba producía solo para instalaciones turísticas y tiendas en moneda libremente convertible (MLC).
Ahora, con la reparación tienen a sus trabajadores elaborando picadillo de res y extendido, que se vende de manera racionada en las bodegas estatales.
La fábrica se inauguró en 2019 y costó cerca de seis millones de dólares, según datos oficiales.
Los cubanos atraviesan por una crítica situación, donde adquirir alimentos es difícil y deben pagar altos precios por ellos, la mayoría importados a través de mipymes, que se convirtieron en la alternativa al desabastecimiento.
Sin embargo, no todos pueden acceder a ellos y dependen solo de la canasta básica racionada, que tampoco cubre las necesidades para todo el mes.
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