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La Empresa Provincial de la Industria Alimentaria (EPIA) anunció que el pan en La Habana se producirá con sémola de trigo duro combinada con harina de trigo, ante el déficit crítico de este componente en Cuba.
"El pan tradicional producido hasta ahora con harina refinada de trigo al 100%, se comenzará a producir y comercializar a partir de una disponibilidad de sémola de trigo durum (duro)", informó la empresa en su perfil de Facebook este martes.
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Para ello emplearán un 40% de sémola y 60% de harina "tradicional", dijeron los directivos de la entidad, aduciendo, además, que la sémola de trigo duro es baja en contenido de sodios, rica en vitaminas B3, B4 y B9, y mejora la cocción y el aspecto del producto terminado.
En un contexto marcado por una grave escasez de harina de trigo en el país, el gobierno ha recurrido a numerosas fórmulas para la producción de panes, dulces, galletas y otros alimentos, aplicando opciones que buscan mitigar la carencia de ese componente primario.
La sémola de trigo duro, a la que ahora recurren, se obtiene moliendo su endospermo (los nutrientes que rodean las semillas de trigo).
De esa molienda resulta un producto granular de color amarillo oscuro y se logra una harina gruesa libre de tegumentos y germen.
Se emplea usualmente en la elaboración pastas alimenticias (raviolis, espaguetis, fideos y otras), y productos horneados como el pan, debido a la consistencia y elasticidad de la masa directamente ligada con la fuerza del gluten, según Wikipedia.
Su contenido de gluten es alto si procede de trigo, avena, centeno y cebada.
La receta del pan de sémola es originario del sur de Italia y se conoce como pane di semola o pane pugliese.
Es el ingrediente estrella de quienes están incursionando en el mundo de la panadería y quieren convertirse en expertos en hacer pan casero desde cero.
Mientras miles de cubanos han sufrido la falta del pan de la canasta básica por falta de harina de trigo, el régimen continúa sustituyendo este componente primario para buscar combinaciones que resulten.
Desde la experimentación con la harina de maíz hasta la inauguración de plantas procesadoras de harina de yuca, el principal extensor para fabricar panes, las alternativas abundan y el casabe se ha convertido en uno de los sustitutos principales en algunas provincias.
En fechas más recientes han llegado a establecer convenios de trabajo o cooperación con algunas micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) para que éstas pongan la harina, y las panaderías estatales puedan elaborar el pan.
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